OTROS OJOS LOS PERVERSOS          

 

 

Incorruptible como los prodigios de la razón es la paciencia

que se opondrá a los depredadores de variada

       naturaleza que con frecuencia avisoran peligros

donde no es dable ver sino posturas, voces en un orden u otro;

no van y  no pretenden ir más allá de la conquista

                  de ciertas potencias de la tarde

al candor, la peripecia y el éxito posible frente al salón desierto;

gente cuya presencia esta ligada en grado considerable

a los progresos de la farmacología y cuyo discurso

fluye a contrapelo de la experiencia de los cuerpos, al ardor

con que nos es dado recordarlos. Y tal vez su violencia

consista en primer término en el uso reiterativo

del suspiro renuente, en el abuso

de las cópulas adversativas, habla

a la que es tan proclive su barbarie.

La hoguera los anuncia siempre al filo del proyecto inocente,

cuando sólo resta la ejecución. El vítor vale para ellos

lo que para nosotros la blasfemia. Esta horda

dispone de un tema favorito cuya demostración la

haría ferozmente dichosa: se trata de probar

que no hay empresa que no esté de antemano

condenada al agravio, el vituperio.

El sol los refuta cada día. No obstante

insisten en perpetuar sus fechorías y avanzar para ello

sobre tímidos bares y vestíbulos,

atrevidos, soberbios

Contra tal tipo de saqueo

es necesario armarse de argumentos más ásperos aún

que la memoria del fracaso.

De ese modo hemos de perseverar la hierba

que seguirá brotando contra sus duros zapatones

 

 

                                                              ANGEL ZAPATA

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                                                              DESMEMORIA

 

 

 

 

Bajo qué túneles

yo había sorprendido

sus flores de pudor.

En que ciudad –pregunto-

me vencieron sus dientes.

A qué hora su cuerpo blanco

como el caballo de la nieve.

 

 

                                                                                                                                        ANGEL ZAPATA

 

 

 

 

 

ANGEL ZAPATA  nació en Salta en 1946 y estudió Literaturas Modernas en la Universidad Nacional de Córdoba. Integró los grupos literarios “El Taller del Escritor” y “El Sapo de Arena”. Murió en un accidente de tránsito – en una mueca agria del azar- en la madrugada del 30 de junio de 1974

Sus obra poética fue salvada del olvido por su amigo JULIO CASTELLANOS  quién seleccionó y publicó veinte años después “SU NOMBRE EN LOS LABIOS” en Ediciones Argos, con el auspicio de la Municipalidad de Córdoba- ordenanza 8808.