ADOLFO GONZÁLEZ
POESÍA
Cabra (2007)
Matasellos (2008)
Un surtido (2012)
El gorrión pasa página con el pico (2012)
Música, religión y gimnasia (2012)
EL HACEDOR
Es un poeta. ¿Un poeta original, inimitable, irrepetible? ¿Adolfo,
Adolfo González? ¿Un poeta de estatura menor? Mide en torno al metro
setenta.
Si el viento sopla un verso como una orden, el pequeño miserable lo
atrapa si coge raudo el bolígrafo y la libreta. Y luego se cree que es
el mismo viento si sigue escribiendo. Todos los días, esperanzado como
los que han tenido felizmente un retoño y angustiado como las
parturientas que están sufriendo bárbaras en este momento, escribe un
poco. Escribe. ¿Es, por tanto, un escritor?
Es que también lee. Se sumerge en los libros, desaparece un rato de sí
mismo, goza, aprende y desaprende en la penumbra de su cuarto mojándose
el labio tembloroso. Es un lector habitual, acostumbrado en especial a
subirse al caballo alado de la poesía. La novela le cuesta, le aflige,
le aburre a menos que sea verdaderamente buena; puede con tres, cuatro
páginas a lo sumo cada noche. Este es algo disperso; lento, limitado, no
le hagan mucho caso.
Ilusionado Ulises, empeñado en beber de otras fuentes tercamente. Pero
sólo con fuentes de palabras no podría nutrirse su sangre y fuego verso
a verso. Por eso, cuando le da la espalda al sueño y la cara a la aurora
-otra cara del sueño-, el muchacho se toma un café con leche bien
caliente. Al mediodía, a veces, bebe una cerveza bien fría. Antes de
irse a acostar, gusta de tomarse la leche. Y bebe agua, poseso de la
vida, a cualquier hora del día. Todo esto hace pensar de él que es un
bebedor.
Pero es que, además, no sólo escribe y bebe y lee como si bebiera, sino
que también come. Si no lo hace cada ocho horas, su estómago es un grito
de terror en un sótano vacío y su cerebro un estado golpeado, un estado
patas arriba. Es un comedor, un buen comedor, un comedor agradecido.
Y, por si todo lo dicho fuera poca cosa, esta criatura sufrida que anda
por tierra devorando platos de lentejas con chorizo y aplastando los
cigarrillos en el suelo, también duerme. Y sueña cuando duerme. Y abre
los ojos pero del ensueño no despierta. Es un dormilón, es un soñador. Y
piensa: es pensador.
Mas, por encima de todo, vive. En el mejor sentido del término, es
vividor. Y mientras viva amando la vida, amando sus cosas,
profundamente, aceptándolas tal como son, sufriendo, hermanándose con el
dolor o echándose encima de alguna mujer, seguirá siendo un amante, un
amador.
Qué de cosas hago, qué de cosas hace un hombre corriente...,
piensa hablando. ¡Justo!,
declama Adolfo. ¡Aquí no existe
el fallo! ¡Qué bien, yo no soy un escritor! ¡No soy sólo un escritor!
¡Yo soy un hacedor nato!
Y ya le pueden decir misa aquellos con ínfulas de eminentes, que ahora
mismo se pasma y se premia con un cigarro, satisfechísimo de su evidente
descubrimiento, sacando tórtolas con amapolas en la boca del único
corazón que tiene.
(De Cabra)
LA PALABRA CABRA
La palabra cabra calza una “c”
de curvas correctas,
una c muy capaz que se casa
con el caballero corriente que cose el cántico,
en el corcel que cabalga
consumado
por los campos
de claror que codician las cáscaras.
A la c la azuza una “a”,
anunciadora de algo antiguo,
de un ayer acabado
al ahora de las ánimas,
o de ángeles atolondrados,
o de aves alicortadas,
afanosas, ávidas.
Y a la a la burrea una “b”,
con balumbas de barcas
burdas, con bártulos.
Son brasas
con bofetones de beldades,
de bosques, de barro.
A la b le ha robado las bondades
una ramera: la “r”. Son sus rasgos.
-¡Relámpagos!,
grita la b muy rabiada.
Retahíla, runrún, ráfagas.
¿Qué alegar entonces la atónita, la última “a”?
Agua anexa, agua anulada
por asuntos abismáticos
en aceras árticas.
Pero lo que he mencionado
cierto significa nada.
Sí, no es ésta mi experiencia humana.
La palabra cabra es la que me sale
-cuando sí tengo, cuando no la niego-
del alma,
testimonio e imaginario de un hombre cantando
la locura del suelo quimérico en el que anda.
(De Cabra)
FABULACIÓN
Calla, Cabra, tú calla
si nos dicen que estamos como cabras.
Que no te importe,
porque ayer vimos
a uno de esos mamíferos
rumiantes en el monte.
Y recitaba
un breve, revelador,
simbólico estribillo
que alegre decía a sus semejantes:
Cabras, cabrones, estáis
de locos como el homo sapiens.
(De Cabra)
FUNCIONARIO DEL POEMA
Me hicieron fijo,
en esta ruinosa oficina de la lírica,
mis azarosos pasos:
mi destino.
Oposité leyendo días ilegibles:
oposité viviendo libros muertos.
Funcionario tan sólo del poema
vivo sobre esta piedra
mortal fragmento de aire
oro en la nieve de mi lengua.
(De Matasellos)
EN EL PODIUM DE OPRIMIDOS
El oprimido número uno
se muere de hambre
delgado, escuálido.
El dos
se muere entre tanto disgusto
gordo que le va adelgazando
despacio (o rápido).
Y es el número tres
otro oprimido, rebosando
monedas de grasa su estómago
por el ombligo.
Es él.
Otro oprimido.
Y tiene
-no tiene otro remedio-,
tiene que ir aflojando
el cinto.
(De Matasellos)
UN NAUFRAGIO HEROICO
Un naufragio heroico en el océano de mi lengua.
El ruiseñor,
atravesado en la garganta,
ya no puede cantar.
Y yo, apoyado
en mi madera de antihéroe, veo
las nubes alejadas de las nieblas, islas tan cercanas.
(De Matasellos)
MUJERES
la hoja es la mujer del ojo
la trama es la mujer del tramo
la sal es la mujer del sol
la caza es la mujer del cazo
la piña es la mujer del piño
la rueda es la mujer del ruedo
la caña es la mujer del caño
la broma es la mujer del bromo
la falla es la mujer del fallo
la plata es la mujer del plato
la tromba es la mujer del trombo
la fauna es la mujer del fauno
la ceba es la mujer del cebo
la rata es la mujer del rato
la cuenta es la mujer del cuento
la casa es la mujer del caso
la hora es la mujer del oro
y yo que soy hombre y ojo y tramo y sol y cazo y piño y ruedo y caño y
bromo y fallo y plato y trombo y fauno y cebo y rato y cuento y caso y
oro
no sé
dónde se habrá metido mi mujer
(De Un surtido)
AHORA MISMO (UNO DE ESOS POEMAS)
Ahora mismo
tiene que escribir
uno de esos poemas efusivos e impúdicos
en los que un yo
muy personal y básico lleva la voz cantante
confesando hobbies o estados de ánimo
como si a todo el mundo le importase.
Ahora mismo.
Ya.
Uno de esos poemas:
Yo sigo caminando
detrás de mi nariz.
Extranjero en el mundo,
mi nariz es mi guía turística. Me gusta
que mi nariz me lleve a ver las cosas.
Me gusta pasear sin rumbo fijo
y sentarme en un banco de una plaza cualquiera.
Me gusta resultarme indiferente.
No estoy triste ni alegre pues no encuentro motivo
-ni para la tristeza ni para la alegría-
y por fortuna no me duele nada.
Soy muy feliz así.
(De Un surtido)
COMO TE VEO YO
Si fueras tan bonita como te veo yo,
ese gato callejero no sería esquivo contigo,
esa nube se quedaría quieta a contemplarte
y ese pájaro cantaría tan sólo para ti.
Esto era lo que iba a decirte,
pero resulta que ese gato, esa nube y ese pájaro,
igual que todo lo que vemos,
son pedazos de mí
-también de ti-
como lo son mis orejas, mis pies o mis costillas.
Y por eso
-y porque eres tan bonita como te veo yo-
ese gato ahora se está acercando,
esa nube se ha parado un momento a contemplarte
y ese pájaro está cantando tan sólo para ti.
(De Un surtido)
SÓLO SERÁ UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS
Mira el vario paisaje
reflejado en tus ojos:
el paisaje te mira
mirándose a sí mismo.
El paisaje eres tú.
Que te pinte un retrato.
No te muevas.
Sólo será un abrir y cerrar de ojos.
(De Un surtido)
COMPARACIÓN
Tú y yo:
como dos coches
con el mismo motor
y diferente chapa.
(De Un surtido)
QUIERO SER OTRA VEZ AQUEL JOVEN POETA
Quiero ser otra vez aquel joven poeta que retaba al papel en blanco con
miradas desafiantes, porque el
papel en blanco al que retaba se quedó con mi cara y me dejó con cara de
papel amarillento.
(De Un surtido)
NOCHE
Por más que lo intentamos, no logramos ponerle cara a la voz que dijo:
"Primero se asomó al abismo uno gritando
tierra. Entonces me asomé yo
gritando mar. Y luego se
asomó otro gritando cielo. Pero la voz -a la par que del eco
escuchábamos tierra, mar, cielo-
respondió, las tres veces,
silencio.
Entremos más adentro en la espesura.
I
Que tan sólo la voz
como una linterna
del silencio
nos alumbre el camino,
el corazón.
II
Circundada de niebla
una puerta muy baja
se nos abre en el bosque.
Agachar la cabeza
-si queremos cruzarla-
tiene premio.
Es la iluminación.
III
Estos pasos que damos
tras la puerta
nos conducen al alba
del pasado.
El futuro es ahora:
toda la noche
es día.
IV
En la completa oscuridad la imagen
como una pizarra de niebla disipándose
al escribirse en ella la palabra luz.
V
Tumbados en la hierba,
mirando las estrellas,
vemos esto:
estrellas
tumbadas en la hierba
de nuestros propios ojos.
(De El gorrión pasa página con el
pico)
EL PUZZLE ENTERO
Cada pieza de este puzzle
(de este mundo)
acepta las cosas todas
como son:
la piedra acepta,
la rosa acepta,
la luz acepta...
Sólo una pieza no acepta
y por eso sufre en vano:
eres tú.
Y es que tú, si te imaginas
separada de la piedra,
separada de la rosa,
separada de la luz,
no eres tú.
Tú solamente eres tú
siendo tú completamente:
siendo piedra,
siendo rosa,
siendo luz...,
el puzzle entero
en la pieza que eres tú.
(De El gorrión pasa página con el
pico)
RESPIREMOS
Respiremos lo escrito
como algo sagrado
en sabio movimiento:
inspirar la verdad con el amor (lo bello)
y espirar la mentira con el odio (lo feo).
¿Qué son nuestras narices sino plumas?
Espirar es borrar y llenar papeleras
hasta que al fin tan sólo respiramos
la verdad con lo bello,
el aire de pureza que en musical silencio nos respira.
(De El gorrión pasa página con el
pico)
PIES DE ARENA
Mojándome los pies
en la orilla del mar,
las olas
-son palabras-
me dicen que es el mar
quien se moja los pies.
(De Música, religión y gimnasia)
UNAS MONEDAS
Cuando veas a un músico callejero
tocando su instrumento medianamente bien,
échale unas monedas
si me aprecias un poco todavía,
que el músico es el verso que estás leyendo ahora
y yo soy el instrumento que le da de comer.
(De Música, religión y gimnasia)
CUARTO DAN
Si el odio entra en nuestra casa,
usemos las artes marciales del amor.
Démonos por vencidos
y el odio se dará por vencido.
Esto mismo
funciona ante la muerte:
aceptarla es vencerla
más allá de la derrota.
(De Música, religión y gimnasia)
POESÍA ESPAÑOLA, PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI
Un mugido de vacas
sagradas
y otras voces
de pito quieren solapar la voz
intempestiva del valor poético,
esa voz que derriba los muros de los siglos
con el alegre canto eterno del ahora.
(De El gorrión pasa página con el
pico)
DESDE LA MONTAÑA
I
Me vine a la montaña
para escribir unos poemas.
Y la montaña los escribe conmigo.
II
Contemplando el paisaje de montañas y nubes,
veo una borrosa fotografía
del paisaje interior.
Hay movimiento en esa imagen:
mi cuerpo me saluda con la mano,
mientras que las nubes se van.
Y la fotografía desaparece
y queda, afuera,
el paisaje interior de montañas y cielo despejado.
III
Dentro de aquella cabra
mi alegría, como ella, salta.
Dentro de aquella cabra
está escondida la montaña.
IV
Qué grato que me invada
invisible la esencia que me ve
haciéndome sentirme respirado
en estos aires puros que respiro.
V
Las montañas, el cielo despejado, aquella cabra y yo.
Todos a una
diciendo amor
sin decir nada.
VI
Al llegar a la cumbre
qué sorpresa
encontrarme a mí mismo
esperando sentado mi llegada.
(De El gorrión pasa página con el
pico)
EN UNA RAMA DEL EUCALIPTO
Hoy presenció una discusión tristísima de dos hojas
en una rama del eucalipto.
Una de ellas, católica, un poco intolerante.
La otra, algo orgullosa,
empezaba en la senda por una vía zen.
Una tercera, atea,
tiraba de ironía cizañera.
Por momentos,
el cómico espectáculo resultó violento
para el resto de las hojas.
Ya habían conocido tiempo atrás
que el eucalipto es Dios.
(De Música, religión y gimnasia)
VENTANA ADENTRO
En el campo del silencio
con la luz encendida
la palabra:
esa casa que eres tú.
Dentro
estás leyendo el fuego
de la chimenea
ardiendo.
La ceniza
sólo es uno de tus nombres.
(De Música, religión y gimnasia)
TODO EL MISTERIO
Igual que el río nace de la fuente,
todo el misterio nace de la voz:
es el río el misterio
y es la fuente la voz.
Siéntate sosegada en esta piedra
para escuchar del chorro su silencio:
No sólo es esa flor
la que flota en el agua;
también el agua flota,
flor del sueño profundo
de este sueño sin sueños,
flor del sueño profundo
más despierto que la vigilia de los guardabosques,
flor
del sueño profundo
del Amor.
(De El gorrión pasa página con el
pico)
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ADOLFO GONZALEZ |
Adolfo González nació en la localidad
asturiana de Avilés en 1982. Incluido en la antología bilingüe El camino de la poesía/I´ll camino de la poesía y en Mecánica Celeste (décima edición de poesía en Valdediós), es autor de los libros Cabra , Matasellos, Un surtido, El gorrión pasa página con el pico y Música, religión y gimnasia |