Rita Kratsman responde
“En cuestión: un cuestionario”
de Rolando Revagliatti
Rita Kratsman
nació el 16 de junio de
1940 en Buenos Aires, ciudad en la que reside, capital de la
República Argentina. Integró el taller de pintura de Demetrio
Urruchúa (1956-1962), el taller de teatro-danza (método Susana
Milderman) en el Instituto CREIG (1985-1989), el taller de
poesía coordinado por Arturo Carrera y Daniel García Helder
(1992-1996) y cursó Historia General del Arte en el Museo
Nacional de Bellas Artes (2016-2017). Es corresponsable con
Susana Anfossi y Andrea Calabró de la selección, introducción y
traducción de la antología poética
“Una hora existe” de
Franco Fortini, editada en 2007. Publicó entre 1991 y 2019 los
poemarios “El hoyo de
este grito”, Aria con
variaciones”, “Color
y sepia”, “El
cuaderno de Amanda – Señora mariposa”,
“El lugar”,
“Giverny”,
“Tornasol” y
“Cuerpos con música de
fondo”. Textos suyos se difundieron, por ejemplo, en las
revistas “El Perseguidor” y “Diario de Poesía”. Participó
presentando ponencias en Congresos realizados en las provincias
de Chubut, La Pampa y Entre Ríos. Obtuvo, entre otras
distinciones, el Primer Premio del Tercer Concurso Nacional de
Poesía Organizado por la AMIA Asociación de Mutuales Israelitas
Argentinas, en 1989.
1:
¿Cuál fue tu primer acto de “creación”, a qué edad, de qué se
trataba?
RK:
Mi primer acto creativo
consistió en una participación en un concurso de dibujo y
pintura callejero, con un trabajo en acuarela cuando tenía doce
años. No podía imaginar entonces que muchos años más tarde, y
después de algunas vicisitudes, terminaría yendo al taller de
pintura dirigido por el maestro Demetrio Urruchúa. Ahí me quedé
durante un tiempo y después de esa experiencia concurrí a otros
talleres llevada por el deseo de conocer nuevas técnicas. De
cualquier manera, no fue precisamente la pintura donde me quedé,
sino que retomé los estudios musicales que había interrumpido en
mi infancia hasta llegar a un profesorado de piano. La poesía,
por cierto, fue un secreto que me iba a ser develado más
adelante.
Rita Kratsman a los ocho años con uno de sus hermanos
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2:
¿Cómo te llevás con la lluvia y cómo con las tormentas? ¿Cómo
con la sangre, con la velocidad, con las contrariedades?
RK:
En mi vida la lluvia y las
tormentas están asociadas a las contrariedades.
Cada vez que un dolor o una pesadez me comprimen el pecho es
porque algo se anuncia. Tenía apenas ocho años cuando
experimenté la orfandad en un día de lluvia, de modo que cuando
la noche terminó de arrojar sus últimas gotas llegó el miedo,
que a veces se va, pero vuelve cada tanto y suena como un bajo
continuo.
A
menudo, ese oscurecimiento que le da al aire un tinte negro,
acelera el flujo de la sangre mediante brumas acuosas que se
desflecan provocando un sobresalto. Inmediatamente, todo evoca
de pronto eso que por momentos se olvida para seguir en el
mundo. El olor de la lluvia me hace creer que la vida es un
aroma que emana de una ausencia. Y para sobrevivir debo
continuar en una superficie irisada para comprender el precio de
la profundidad.
Rita Kratsman - Tumba de Gramsci - Foto tomada por ella
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3:
“En este rincón” el romántico concepto de la “inspiración”; y
“en este otro rincón”, por ejemplo, William Faulkner y su
“He oído hablar de ella,
pero nunca la he visto.” ¿Tus consideraciones?...
RK:
Por lo general no hablo de
inspiración sino de revelación. Aparece y se inserta en un mundo
de imágenes que saltan en el tiempo creando espacios asombrosos.
Descubrimos de pronto un rincón que teníamos olvidado, o el
instante en el que algo sucedió y estaba escondido quién sabe
por qué. La poesía no busca esas razones, simplemente las extrae
de su galera para sorprender a quien escribe y en el momento más
inesperado. Entonces el tiempo sólo se observa por esos
instantes. Un instante fecundo le brinda a la conciencia otra
mirada, un conocimiento objetivo que se logra a partir de la
distancia. Con respecto a ese otro rincón literario donde anida
una frase de William Faulkner —autor que me tomó por completo en
mi adolescencia—, me remite en parte a Dante en cuanto a la
construcción de la figura de Beatrice, a la que concibió como
una donna angelo
—concepto del dolce still
nuovo—, claro ejemplo de revelación. Aunque una versión dice
que la conoció cuando era una niña de nueve años y no volvió a
verla hasta nueve años después. Otra versión dice que el poeta
la habría visto una vez y ni siquiera habría hablado con ella,
mientras que otras fuentes de la historia refieren que la
inventó por completo, lo cual pareciera ser la más probable.
Oír
hablar de alguien, pero nunca haberlo visto induce a un estado
de ensoñación de tal fuerza que recupera las imágenes dormidas
en algún regazo provocando hasta una alegría orgánica.
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Rita Kratsman - El David de Miguel Ángel - Foto tomada por ella
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4:
¿De qué artistas te atraen más sus avatares que la obra?
RK:
Casi siempre voy primero a
la obra. Después sí aparecen ciertas curiosidades acerca de los
avatares de su autor, considerándolos como una razón que diera
origen a la misma. Podría dar muchos ejemplos, pero me voy a
detener en uno, ya que relacioné su obra a la vida que él mismo
eligió para desarrollar su maestría y me refiero a Claude Monet.
Fue tan grande mi interés que me propuse escribir un libro
titulado “Giverny”,
donde el yo lírico se instala de un modo ficcional en ese jardín
creado por el artista y donde entre nenúfares y tulipanes y
puentes japoneses crea conversaciones imaginarias con Monet y
los amigos artistas que lo visitan. Prácticamente es la
internalización en un mundo de época, sólo para revivir la
experiencia de alguien que se propuso romper con las
convenciones existentes para crear lienzos de una espontaneidad
distintiva, algunos, de proporciones monumentales.
Quién sabe por qué razón nos apegamos de pronto a un artista y
profundizamos en su vida como una suerte de identificación con
estados anímicos personales.
Rita Kratsman con Cristina García Oliver
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5:
¿Lemas, chascarrillos, refranes, proverbios que más veces te
hayas escuchado divulgar?
RK:
No uso generalmente
refranes ni proverbios; me parecen lugares comunes incorporados
en un diálogo para no desarrollar un argumento. La
interlocución, por el contrario, bien se puede enriquecer no
sólo por los temas en común sino por el uso tan rico del
lenguaje o bien del ingenio mismo. Lo cual se aplica incluso al
intercambio con personas que hablan otra lengua en el caso de
presentarse esa coyuntura. De cualquier manera y a pesar de mi
prejuicio con respecto a ellos, caigo en el uso de algunos, como
ser “una de cal y otra de
arena”, aunque siempre me pregunté por cuál sería la mala y
cuál la buena, hasta que llegué a la conclusión de que ambas son
imprescindibles a pesar de las diferencias, o tal vez me atraiga
precisamente por esa duda que presenta. Para el caso no puedo
dejar de citar como ejemplo, una frase de Don Quijote
dirigiéndose a Sancho Panza:
“Paréceme, Sancho, que no
hay refrán que no sea verdadero, porque todas son sentencias
sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas.”
Rita Kratsman con Alberto Boco y Romina Funes
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Rita Kratsman con sus familiares en 2019
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6:
¿Qué obras artísticas te han —cabal, inequívocamente—
estremecido? ¿Y ante cuáles has quedado, seguís quedando, en
estado de perplejidad?
RK:
Ya me referí a Claude
Monet, aunque debo decir que tengo otras preferencias. Más que
nada quiero describir lo que sentí cuando me encontré por
primera vez con sus magníficas creaciones.
Tanto el David como el Moisés de Miguel Ángel me estremecieron
al punto de quedar inmovilizada porque no podía creer que haya
tenido el privilegio de conocer esas obras personalmente. ¿Cómo
era posible que tuviera acceso a eso que había mirado cientos de
veces en libros de arte? Solamente llegar al Moisés en
San Pietro in Vincoli
constituyó una experiencia marcada por una gran ansiedad.
Y
así me sucedió con el “Guernica” de Pablo Picasso, ante el que
también me quedé detenida en estado de completa perplejidad.
Quería comprender el instante en que el autor, más allá de una
ruptura formal, eligió esa monocromía. La muerte no admitía el
color y la mente voló hacia el momento histórico de la masacre,
como si cayeran frases que fueran arrastradas al pasado.
Confieso que en ese momento apareció un deseo de fuga del lugar
con el único objetivo de que el aire me envolviera con
movimiento afable. Creo además que ese lienzo pudo anticipar, de
alguna manera, las catástrofes que vendrían: la Segunda Guerra
Mundial y al finalizar la misma, Dresde, Hiroshima y Nagasaki.
Pero a lo largo de mi vida también me estremecí ante obras que
incluso influyeron en mi propia creación; decía Joseph Brodsky:
“uno es lo que mira.”
Y me refiero a esos grandes cineastas que ejercieron un impacto
hasta en generaciones sucesivas. Nombro a Charles Chaplin,
Ingmar Bergman, Akira Kurosawa, Francois Truffaut, Alain
Resnais, Federico Fellini, Pier Paolo Pasolini.
Y
con respecto a la música, todo Bach, casi toda la obra de Mozart
incluidas sus óperas, los cuartetos de Beethoven, de Schumann el
Concierto en La menor
para piano, el
Concierto para violín en Mi menor de Mendelssohn, así como
las grandes obras de la lírica italiana. Y, además, toda vez que
vuelvo a escuchar “Va, pensiero”, coro del tercer acto de la
ópera “Nabucco” de Giuseppe Verdi, cuyo tema, el exilio, expresa
la nostalgia por la tierra natal, representada en la frase
“¡Oh mia patria sì bella
e perduta!”, que traducida es
“¡Oh patria mía, tan
bella y perdida!” Quién sabe si el primer estremecimiento no
anticiparía lo que hoy estamos a punto de perder.
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Rita Kratsman con Selva Dipasquale, Flora Herz, Susana
Anfossi y Andrea Calabró
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7:
¿Tendrás por allí alguna situación irrisoria de la que hayas
sido más o menos protagonista y que nos quieras contar?
RK:
Frecuentemente me encuentro
en alguna situación que provoca risa. Y me doy cuenta cuando me
lo señalan, pero no me molesta porque yo misma encuentro
gracioso ese momento. Poseo un gran sentido del humor y me hago
cargo de mi propia ridiculez y a veces me río de eso hasta la
carcajada. El humor me enriquece, me ayuda a reconocer los
errores y efectos del impulso, la distracción y el desacierto.
Es
una manera de ver las situaciones con distanciamiento ingenioso,
próximo a la comicidad y que aparece en mí espontáneamente. El
humor es compatible con una variedad de argumentos y actitudes y
eso depende de las culturas, de las etapas históricas y tal vez
hasta del nivel social. Mi humor propio está alimentado por la
pertenencia a una tradición cultural judía y mis referentes al
respecto fueron Scholem Aleijem y Bashevis Singer, en distintas
épocas. El primero de ellos optó por el uso del humor ante la
ruina, los sinsabores, la enfermedad o la tristeza, adoptando la
postura de quien observa los hechos desde afuera, creando un
vínculo irónico entre la lógica y el lenguaje.
Respecto al segundo, gran escritor también en lengua
idish, concentra en
su literatura las facciones más marcadas de su pueblo,
intrincándose con él. La tristeza del
ghetto, la amargura
del exilio milenario, el terror de las persecuciones y la
conciencia de la marginación, tejen una trama en la que el humor
constituye esa incongruencia que permite ver la dimensión exacta
de lo real.
No
obstante, la importancia que tiene para mí el uso del humor,
sobre todo en lo cotidiano, debo decir que paradójicamente mi
obra no está atravesada ni mínimamente por ese rasgo. En otras
palabras, dejo ver ahí un profundo dramatismo.
Rita Kratsman junto al Duomo de Firenze, Italia
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Rita Kratsman con Selva Dipasquale y María Meleck Vivanco
en 2007
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8:
¿Qué te promueve la noción de “posteridad”?
RK:
No pienso nunca en el
significado de la posteridad. Es más, me molesta porque siento
que está de por medio una finitud que no quiero asumir y
respecto a esto me atraviesan miedos. Quisiera, infantilmente
hablando, que nada se termine. Que algunos instantes sigan
siendo. Que nada nos haga abandonar la Tierra. La Tierra posee
secretos aún por descubrir y el deseo de mirar en el interior de
las cosas nos convierte de pronto en esa niña o niño que
destruye su juguete para ver lo que contiene. Apelamos entonces
al tiempo que necesitamos como una tarea donde la creatividad
puede llegar a transformar el instante más oscuro. Y para ello,
me gusta pensar en un ritmo leve que se añada al corazón y lo
apacigüe.
No
me agrada el uso solemne que se le da al término. La alegría
terrestre nos invita todavía a estremecernos desde las copas de
algún bosque.
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9:
“¿La rutina te aplasta?”
¿Qué rutinas te aplastan?
RK:
¿Si la rutina me aplasta?
Muchísimo. No tolero hacer las mismas cosas todos los días a la
misma hora. Lo que se repite me aburre y lo siento como un
atentado a la libertad. Momento en que me dan ganas de salir al
aire y gritar:
BAAASSTAAAA!!!
Rita Kratsman con Alberto Boco y Marta Braier
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10:
¿Para vos, “Un estilo
perfecto es una limitación perfecta”, como sostuvo el
escritor y periodista español Corpus Barga? Y siguió:
“…un estilo es una manera
y un amaneramiento”.
RK:
Convengamos que el término
“estilo” hace referencia a características identitarias de una
obra, por lo cual no pasa por la perfección. Tampoco es un
amaneramiento sino tan sólo un rasgo únicamente distintivo, es
decir, todo el comportamiento específico influenciado por un
quehacer social e intelectual, incluidas las predilecciones y
experiencias, hacen que alguien tenga un estilo determinado, y
por más que se proponga cambiarlo, sea el autor de cualquier
forma de expresión, siempre permanecerá por debajo la voz
auténtica, esos atributos personales que lo caracterizan.
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11:
¿Qué sucesos te producen mayor indignación? ¿Cuáles te
despiertan algún grado de violencia? ¿Y cuáles te hartan
instantáneamente?
RK:
La deshumanización es el
rasgo del momento histórico que nos atraviesa y donde el factor
solidario perdió su verdadero significado. La propagación global
de este fenómeno de la modernidad dio lugar a un número cada vez
más elevado de seres humanos que se encuentran privados de los
medios básicos de subsistencia. Y esto nos concierne porque
formamos parte de esta realidad acuciante. No vivimos de
espaldas a eso que se ve. La violencia forma parte del paisaje
cotidiano con cuerpos tirados en la calle sin otro cobijo que un
papel de diario o una frazada rota. Observar nuestra ciudad es
observar también la violencia del mundo.
Y
como protagonistas de la etapa que nos toca vivir tenemos que
saber lo que acontece. Saber que cada generación deja sus
náufragos librados a un vacío social y es la infancia la que
paga seriamente los estragos del abandono. De modo que ver un
cuerpo extendido a la intemperie es el signo evidente de
políticas dedicadas únicamente a la producción de
“residuos humanos”,
en palabras de Zygmunt Bauman.
Este paisaje es intolerante pero no debe cansarnos, el solo
enojo inhibe todo tipo de intervención. Debemos continuar con
nuestra propia obra, para estar activos ante esa violencia que
aparece inscrita en las imágenes.
Al
respecto, mi último libro recientemente publicado por la
editorial El Jardín de las Delicias,
“Cuerpos con música de
fondo”, da cuenta de este panorama.
Rita Kratsman - Foto de Fernando Lipina
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12:
¿Qué postal (o postales) de tu niñez o de tu adolescencia
compartirías con nosotros?
RK:
La ensoñación adopta lo que
le ofrece la realidad. Pero quién de nosotros no imaginó alguna
vez visitar esa casa que divisamos desde la ventanilla de un
tren, recorrer esos senderos escoltados por álamos o perderse en
un campo de girasoles. Aun si la morada fuera misteriosa,
exaltaría ese miedo infantil por lo oculto. Es propio de la
infancia que uno de los factores de agitación íntima se ponga en
juego con la sola imaginación de las tinieblas.
Siempre me gustó mirar a través de aquellas ventanillas otras
vidas posibles, al punto de armar en mi mente escenarios que
describieran un mundo de relación distinto. Por lo tanto, aquel
encantamiento por lo ilusorio marcó mi infancia y quedó en mí
como una postal que siempre se repite.
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13:
¿En los universos de qué artistas te agradaría perderte (o
encontrarte)? O bien, ¿a qué artistas hubieras elegido o
elegirías para que te incluyeran en cuáles de sus obras como
personaje o de algún otro modo?
RK:
Antes expliqué acerca de
cómo me introduje en el mundo de Monet a través de Giverny.
Aunque no puedo definir exactamente si me hubiera agradado que
me incluyeran en alguna de sus obras o en la de cualquier otro
autor de la época. Nunca me gustó jugar con esa posibilidad,
siempre preferí representar el rol de espectadora como quien
experimenta el éxtasis de un vuelo.
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14:
El silencio, la gravitación de los gestos, la oscuridad, las
sorpresas, la desolación, el fervor, la intemperancia: ¿cómo te
resultan? ¿Cómo recompondrías lo antes mencionado con algún
criterio, orientación o sentido?
RK:
Si bien el silencio es la
ausencia total de sonido, diría que hay muchos tipos de silencio
y la abstención de hablar es uno de ellos, lo cual me ocurre
cada tanto, pagando el precio de parecer intemperante.
El
silencio me ayuda cuando necesito un espacio de reflexión y esto
ocurre sólo porque existe el ruido o bien el sonido. Al igual
que la luz que existe por gentileza de la oscuridad o en la
música donde el silencio es un tiempo de respiración necesario.
Y
relacionado a esto, deseo nombrar el
conticinio, término
muy poco usado que proviene del latín
conticinium y define
precisamente esa hora de la noche en que reina un silencio
absoluto. De modo que por un insomnio frecuente y aún en la
oscuridad a la cual no temo, traté de comprobarlo con el fervor
de bucear en lo desconocido, para llegar a la conclusión con
gran sorpresa, de que lo único que escuché fue mi propia
desolación.
Rita Kratsman - Lectura en la entrega de
premios en Reggio Calabria, Italia
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15:
¿A qué artistas en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad,
el ingenio, la acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías?
RK:
Nombraría a Alfred Jarry,
quien usa la sátira política y el sarcasmo en
“Ubú Roi” para
denunciar las megalomanías de los dirigentes políticos del
momento, considerando el naciente nacionalismo como una farsa.
No
puedo soslayar la figura de James Joyce que con su arsenal de
recursos narrativos —parodia, sorna y acritud— construye un
universo provocador e irreverente y al mismo tiempo, una
verdadera sinfonía de sintaxis y fonemas.
La
mordacidad la encontré en el Conde de Lautréamont y también el
ingenio junto a la ironía en quién más que en Miguel de
Cervantes Saavedra.
En
el campo del arte pictórico nombraría a Francisco de Goya como
un artista de la impostura. Dice Ernst Gombrich:
“¿Pensaba el artista en
la suerte de su país oprimido por las garras y la sensatez
humanas?” La parte de su obra que refleja la codicia y la
vanidad son consideradas como una acusación contra los poderes
de la estupidez y la reacción, contra la opresión y la crueldad
humana que observó.
Rita Kratsman - Foto de Fernando Lipina
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16:
¿Qué apreciaciones no apreciás? ¿Qué imprecisiones preferís?...
RK:
Las imprecisiones me
molestan, prefiero los argumentos que están perfectamente
fundamentados.
Rita Kratsman - en 2015
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17:
¿Viste que uno en ciertos casos quiere a personas que no valora
o valora poco, y que en otros casos valora a personas que no
quiere? ¿Esto te perturba, te entristece? ¿Cómo “lo resolvés”?
RK:
No me perturba porque
generalmente me rodean personas que valoro justamente por sus
diferentes particularidades, o quizá se deba a una gravitación
de pensamientos.
Rita Kratsman en 2013, en el Jardín de Giverny
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18:
¿El mundo fue, es y será una porquería, como aproximadamente así
lo afirmara Enrique Santos Discépolo en su tango “Cambalache”?
RK:
Rechazo las sentencias,
prefiero pensar en algo más esperanzador.
Rita Kratsman con Néstor Groppa
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19:
Por la fidelidad y entrega a una causa o proyecto, ¿qué personas
(de todos los tiempos y de todos los ámbitos) te asombran?
RK:
Podría nombrar a muchos,
pero ahora me vienen a la mente Martin Luther King, sin duda el
Che Guevara, Antonio Gramsci, Rosa Luxemburgo y tantos otros.
Rita Kratsman con Mirta M. Krivoruchco, etc., en 2018 -
Foto de Nina Kaelin
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20:
¿Qué te hace “reír a
mandíbula batiente”?
RK:
De algún modo contesté esta
pregunta cuando hablé del humor.
Hace mucho que no me río a mandíbula batiente, pero tengo el
recuerdo infantil de un film de la época muda del cine de
Chaplin, “Luces de la ciudad” (“City Lights”), protagonizada y
dirigida por él mismo. Aún ahora lo hago cada vez que vuelvo a
ver, recordarás, esa genial, divertidísima escena de boxeo, con
la diferencia de que puedo entender de otra forma el dramatismo
social que esconde la secuencia. Es decir, todo lo que tenía que
hacer un vagabundo para obtener un poco de dinero.
Rita Kratsman con Marta Braier en Ushuaia, provincia de Tierra
del Fuego, Argentina
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21:
¿Cómo afrontás lo que sea que te produzca suponerte o
advertirte, en algunos aspectos o metas, lejos de lo que para
vos constituya un ideal?
RK:
Precisamente, un ideal está
asociado a la perfección y eso es improbable. Decía un verso de
Franco Fortini: “lo
perfecto junto a lo imperfecto”. De modo que debemos aceptar
esa posibilidad.
Pero creo que de lo que sí se podría hablar es de metas, y en
ese plano considero que en el universo social las personas
poseen diferentes objetivos, lo cual es absolutamente legítimo.
Rita Kratsman con Marina Gasquet, Susana Anfossi y Gabriela
Gasquet
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22: El amor, la
contemplación, el dinero, la religión, la política… ¿Cómo te has
ido relacionando con esos tópicos?
RK:
El amor es un estado
maravilloso, pero más allá de la afinidad entre dos personas,
tiene un alcance mayor que toca lo familiar, lo social, los
animales y hasta los bienes culturales, por lo que quiero decir
que hay muchas formas de sentir y expresar el amor.
En
cuanto a la religión, no practico ninguna. Pero sí me interesa
la política, somos esencialmente seres políticos, por lo que
tenemos responsabilidades al respecto. Al contemplar un
determinado panorama al que no adherimos bajo ningún aspecto,
considero la obligación de interiorizarnos para saber cuál es el
rol que debemos jugar para defender nuestra idea. No podemos
permanecer indiferentes ante esa circunstancia aun si no
tuviéramos un cargo específico en alguna función.
Y
con respecto al dinero, digo siempre: lo necesario para tener
una vida digna.
Rita Kratsman con Mariel Monente y Silvia Tocco en 2015
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23:
¿A qué obras artísticas —espectáculos coreográficos, films,
esculturas, música, pinturas, literatura, propuestas teatrales o
arquitectónicas, etc.— calificarías de “insufribles”?
RK:
A toda forma de expresión
que resultara mediocre, o de otra manera, escasa de valores, y
aunque el criterio pueda parecer subjetivo, hay una medida
social que marca esa apreciación.
Rita Kratsman con Luis Bacigalupo y Marta Braier
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24:
¿Qué calle, qué recorrido de calles, qué pequeña zona transitada
en tu infancia o en tu adolescencia recordás con mayor nostalgia
o cariño, y por qué?
RK:
Esta pregunta la voy a
responder con un poema sin título escrito hace años.
“hubiera podido cortar por esa otra calle
y
no lo hice
preferí el camino más largo
para sentir de nuevo
los
olores de un tiempo antiguo, no sé
algo, que hiciera la exultación del instante
me
dije, caminaría hasta la
casa de Isolina, la profesora de piano
y escuchar de refilón
algunos ejercicios de Clementi:
desafío de saltos y
compases
vería si las dalias
tiempo, entre un tiempo y el aire
que
lleva todo a expandirse
por
el desborde de una imagen
la
lluvia con ritmo uniforme
sí
que acompañaba
transformaba el atardecer en un capricho personal
la
justificación, para unas líneas de escritura”
Rita Kratsman con Edith Galarza, Marta Virone, Pasquale
Amato, Ana María González, Manuel Ruano, Silvia Tocco, etc., en
2015
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25:
¿Cómo reordenarías esta serie?:
“La visión, el bosque, la
ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el sacrificio,
el sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la autenticidad, la
muerte, el azar, el desajuste”. Digamos que un
reordenamiento, o dos. Y hasta podrías intentar, por ejemplo,
una microficción.
RK:
Obviando estrictamente ese
ordenamiento prefiero responder la pregunta con una microficción
basada en el cine que incluye algunos temas de la serie.
Recreación de “Muerte en
Venecia” de Luchino Visconti
“Venecia o Venezia que en veneciano es Venesia (con “s”) y en
veneciano antiguo Venexia: un lugar para morir.
Todo me mira a través de la espuma feroz del agua y me muevo
para comprobar mi propia ferocidad como una torpe imitación de
esa furia. Sobre los esqueletos de los pájaros se irá la
historia de estos días.
¡Ay
Venecia, si pudiera evitar estas gotas plateadas de sudor! Sopla
el Siroco mientras leo a Keats y descubro a Tadzio y nos miramos
y me colma de felicidad que ocurra así, calladamente. Me demoro
entonces entre las lonas infladas por el viento, miro los dulces
quehaceres de la naturaleza para encontrar de repente lo
excelso: cuerpos aceitados por el yodo de la orilla y él ahí. La
pasión pareció estar diseñada para dar a luz a un dios. Qué
rubor entusiasta al verme jugueteando con la avidez, un brote de
verano vespertino que la mente no puede sopesar sin omitir la
nube negra que no pasa. Corta el aire la voz de una contralto y
el día se resiste, llegan sin embargo noticias de estertores,
velas, como en le
Fondamenta degli incurabili junto al enorme espejo líquido
pisoteando las fachadas.”
Rita Kratsman con Guillermo Saavedra, Carmen Iriondo, Luis
Bacigalupo y Marta Braier
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Rita Kratsman con Gerardo D. Curiá
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26:
“Donde mueren las palabras” es el título de un filme de 1946,
dirigido por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño.
¿Dónde mueren las palabras?...
RK:
Aunque no recuerdo el film,
desde ya digo que las palabras no mueren, porque no sólo
permanecen en su forma escrita sino en la memoria almacenada a
través del tiempo aun si rescatáramos sólo la parte de algún
episodio. Como si el tiempo tuviera una sola realidad, la de
aquellas miniaturas semánticas que habitan el instante.
Rita Kratsman con la actriz Sole Medina
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27:
¿Podés disfrutar de obras de artistas con los que te adviertas
en las antípodas ideológicas? ¿Pudiste en alguna época y ya no?
RK:
Sí, puedo hacerlo y de
hecho lo hice con Richard Wagner, con el director Wilhelm
Furtwängler, con Ezra Pound, con Yukio Mishima y podría nombrar
a muchos más. En suma, no tengo ese prejuicio en el momento de
valorar un trabajo, aunque me costó superarlo. Aprendí con
esfuerzo a separar la obra de la persona.
Rita Kratsman con Luis Bacigalupo y Marta Braier
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28:
¿Cómo te cae, cómo
procesás la decepción (o lo que corresponda) que te infiere la
persona que te promete algo que a vos te interesa —y hasta
podría ser que no lo hubieras solicitado—, y luego no sólo no
cumple, sino que jamás alude a la promesa?
RK:
Al principio me molesta,
pero después lo proceso y pienso que el problema lo tiene la
otra persona. No me detengo, de modo que sigo adelante y el
hecho queda como una anécdota intrascendente, no sin un registro
de la misma.
Con Guillermo
Saavedra,Carmen Iriondo,Luis Bacigalupo,Marta Braier yLaura
Dubrovsky
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29:
No concerniendo al área de lo artístico, ¿a quiénes admirás?
RK:
Admiro a la gente común que
sale todos los días a luchar por su supervivencia. Son los
verdaderos héroes que hacen al mundo, sin ellos nada sería
posible; hablo de los trabajadores y trabajadoras en general,
sea en el campo de la educación y la salud, de la ciencia y la
tecnología. Me maravillan además las mujeres en defensa de sus
derechos y el conjunto de personas que se ocupan de trabajos que
hacen a la necesidad de todos, todas y
todes cada día del
año y que sólo nos damos cuenta de su importancia cuando esa
rutina se interrumpe debido a políticas deficientes.
Rita Kratsman con sus familiares en 2019
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30:
¿Tus pasiones te pertenecen o sos de tus pasiones? Pasiones y
entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo, en general,
distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación?
RK:
Los entusiasmos desde ya me
parecen efímeros. Por el contrario, las pasiones perduran y me
pertenecen, es más, determinan mi posición frente al mundo.
Rita Kratsman con Silvia Tocco, etc., en 2015
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31:
¿Qué artistas estimás que han sido alabados desmesuradamente?
RK:
No me involucro en ese
tema.
Rita Kratsman con Pablo Queralt,
Tati Solari Bosch, etc.
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32:
¿Acordarías, o algo así, con que es, efectivamente,
“El amor, asimétrico por
naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito lindo” de
Luisa Futoransky?
RK:
Si se considerara una
poética de los espejos, a este poema, “Cielito lindo”, lo veo
como uno de esos en el que de a ratos se refleja mi propia
escritura.
Rotundamente Luisa Futoransky es una autora comprometida que
expresa lo que la realidad le brinda. Y con respecto al amor
simétrico lo dice el poema:
descifra lo indescifrable.
Rita Kratsman con Rubén Reches y Silvana
Franzetti en 2018
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33:
¿El amanecer, la franca mañana, el mediodía, la hora de la
siesta, el crepúsculo vespertino, la noche plena o la madrugada?
RK:
El amanecer, sin lugar a
dudas, es el momento donde todo conspira para que se ponga en
juego una danza de promesas y el aire nos eleve con certidumbre
de dicha en el acto de escritura, aunque sin olvidar que son
necesarias también nuestras alas.
Sí,
el universo abre sus compuertas al amanecer para obsequiarnos la
expansión.
Rita Kratsman con Selva Dipasquale
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34:
¿Qué dos o tres o cuatro “reuniones cumbres” integradas por
artistas de todos los tiempos y de todas las artes nos
propondrías?
RK:
Una reunión cumbre de
poetas, músicos, bailarines y artistas visuales que fuera
rotativa en los puntos más conflictivos del planeta.
Rita Kratsman con Selva Dipasquale, Sandra Chapiro y
Marcela Meroni
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35:
Seas o no ajedrecista:
¿qué partida estás jugando ahora?...
RK:
Todas mis partidas fueron
un verdadero desafío, incluida la actual.
Rita Kratsman con Luis Bacigalupo y Marta Braier
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Rita Kratsman - Puentecito en Giverny - Foto tomada por
ella
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Rita Kratsman - Puente Rialto, Gran Canal, Venecia, Italia
- Foto tomada por ella
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Rita Kratsman - Nenúfares en Giverny - Foto tomada por ella
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Rita Kratsman - Glaciar - Foto tomada por ella
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Rita Kratsman - Canal de Venecia - Foto tomada por ella
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Cuestionario respondido a través del correo electrónico: en la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Rita Kratsman y Rolando
Revagliatti, julio 2019.
http://www.revagliatti.com/011010.html
http://www.revagliatti.com/991209.html
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