María Amelia Díaz responde
‘En cuestión: un cuestionario’
de Rolando Revagliatti
María Amelia Díaz
nació el 24 de marzo de 1947 en la ciudad de Ituzaingó,
provincia de Buenos Aires, la Argentina, y reside en la ciudad
de Castelar, en la misma provincia. Es maestra normal y
Bibliotecaria profesional. Cursó, además, estudios en el
Instituto Nacional del Profesorado. Coordina talleres literarios
y ciclos de poesía, y también dicta conferencias sobre temas de
la escritura. Formó parte de programas radiales y colaboró con
diarios y revistas en soporte papel, así como en plataformas de
la web. Ha organizado certámenes literarios y se ha desempeñado
como Jurado en diversos espacios. Ejerció como Presidenta de la
Sociedad Argentina de Escritores en la sede Oeste Bonaerense.
Obtuvo premios —algunos, por su trayectoria— y menciones, entre
1977 y 2019, y entre 2008 y 2017 participó en ocho encuentros,
provinciales y nacionales, de escritores. Poemas suyos fueron
traducidos al inglés, bengalí, italiano, árabe, mandarín y
catalán. Fue incluida, entre otras, en las antologías
“Convivencias” (I,
II, III), “De gritos y
silencios” (IV, V, VI, VII),
“Poetas sobre poetas”
(I, II, III, IV), “Sin
fronteras” (Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo,
México), “Antología de
poetas de Morón”,
“Poesía argentina contemporánea” (Tomo XXIV),
“Palabra y misterio”,
“Anthology of Argentine
Poetry” (en China). Publicó el volumen de cuentos
“Historias de mujeres
desaforadas” (1ª Mención Faja de Honor de la SADE, 2015), y
los poemarios “Cien
metros más allá del asfalto”,
“Para abrir el paraíso”,
“Las formas secretas”,
“La dama de noche y otras
sombras” (Mención Honorífica Poesía, bienio 2008-2009,
Ministerio de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
2016), “Para justificar a
Caín”, “Pequeña
antología”,
“Extranjeras a la intemperie” (volumen compartido con Susana
Cattaneo) y “No lugares y
otros territorios”. Su libro inédito
“Patio de atrás”
recibió el 2° Premio de la Fundación Argentina para la Poesía.
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1:
¿Cuál fue tu primer acto de “creación”, a qué edad, de qué se
trataba?
MAD:
Soy una creativa
nata, mi cabeza está siempre funcionando a mil sobre cosas que
puedo hacer, lástima que el tiempo no alcanza. Como me crié en
un barrio del Gran Buenos Aires, había mucho espacio, muchos
terrenos baldíos donde inventarse una selva, muchas montañas de
arena donde crear casitas, muchos árboles donde treparse y
creerse una protagonista de los cuentos de Hans Christian
Andersen o Charles Perrault que consumía a diario. La lectura me
fascinaba aun antes de saber leer, ahí mi imaginación volaba. En
cuanto a escribir, se fue dando naturalmente y de a poco, desde
la primaria, poemitas con rima, que escondía.
María Amelia Díaz a los cuatro años
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María Amelia Díaz con I. Legarreta, J. Paolantonio, N.
Cánepa, E. Barrenechea, S. Cattaneo, H. Mans, etc.
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2:
¿Cómo te llevás con la
lluvia y cómo con las tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la
velocidad, con las contrariedades?
MAD: Me
encanta la lluvia, me lleva a un espacio íntimo y recogido del
alma, y a la época en que con mi hermana hacíamos barquitos de
papel para que navegaran en los charcos, en las zanjas; todavía
me gusta mirar por la ventana cuando llueve y ver cómo se forman
globitos sobre el patio.
Y las lluvias
tienen que ver con las tormentas, claro.
Las tormentas, con sus
rayos y truenos, me resultan un espectáculo grandioso donde
se advierte a
la naturaleza
desplegando
todos sus poderes,
quizá para
recordarnos que los humanos no somos tan importantes como
nos creemos. A
veces, a costa de los sufrimientos que acarrean.
La sangre puede ser el
símbolo de la vida o de la muerte —igual que las tormentas—, por
eso es roja y pasional.
La velocidad me
agrada, y moderada, sólo arriba de un vehículo; aplicada a la
vida, me desconcentra,
igual que las contrariedades, pero a estas hay que aceptarlas
porque no nos queda otra, y tratar de enfrentarlas, y lo mejor:
vencerlas.
María Amelia Díaz en su primer cargo docente en una
escuelita de Hurlingham, provincia de Buenos Aires
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María Amelia Díaz en Sorrento, Italia
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3:
“En este rincón” el
romántico concepto de la “inspiración”; y “en este otro rincón”,
por ejemplo, William Faulkner y su
“He oído hablar de ella,
pero nunca la he visto.” ¿Tus consideraciones?...
MAD: No veo
estas dos posiciones subidas en el cuadrilátero. Eso que
llamamos “inspiración”, creo que viene del subconsciente, todo
lo que ahí fuimos apilando a lo largo de la vida y que nos
aparece como
una vocecita que, a veces, te dicta cosas, pero después
adviene el trabajo, el trabajo consciente y profundo que define
al verdadero escritor, y que es, además, una forma de respetar
al lector. “Cuando llegue
la inspiración, que me encuentre trabajando”, dijo Pablo
Picasso.
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María Amelia Díaz en San Andrés, Colombia
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4:
¿De qué artistas te atraen más sus avatares que la obra?
MAD:
Yo diría “tanto como su obra”. Principalmente, Vincent Van Gogh,
quien vivió incomprendido y habiendo vendido sólo algunos
dibujos y un par de cuadros:
“El viñedo rojo cerca de Arlés” y “El café de noche”. Giordano
Bruno, sentenciado a la hoguera
por atreverse a pensar distinto.
Charles Baudelaire, al que le quemaron las ediciones de
“Las flores del mal”.
Camille Claudel, la increíble escultora que a la sombra de
Auguste Rodin, pagó con la locura. Sor Juana Inés de la Cruz,
impedida de escribir e investigar y, sería interminable
nombrarlas,
a todas, las mujeres artistas que fueron señaladas y demonizadas
por las sociedades hasta entrado el siglo XX. Las primeras
escritoras argentinas, y también de otros países,
escribían
escondidas bajo seudónimos masculinos.
María Amelia Díaz en 4° grado, ubicada abajo, quinta desde la
izquierda
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María Amelia Díaz en el Colegio Secundario (es la segunda a la
izquierda de la columna)
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5:
¿Lemas, chascarrillos,
refranes, proverbios que más veces te hayas escuchado divulgar?
MAD:
“Al
mal tiempo, buena cara”,
“No hay mal que cien años
dure”, “El que se fue
a Sevilla, perdió su silla”,
“No hagas a otros aquello
que no te gustaría que te hicieran a ti, ni te hagas a ti lo que
no le harías a los demás” (Confucio).
“Dejar el mundo mejor de
como lo encontramos”
(Robert
Baden Powell). “Siempre
que llovió, paró”.
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María Amelia Díaz en la provincia de San Juan, Argentina
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6:
¿Qué obras artísticas
te han —cabal, inequívocamente— estremecido? ¿Y ante cuáles has
quedado, seguís quedando, en estado de perplejidad?
MAD:
Me estremece la poesía de Stéphane Mallarmé, Giuseppe Ungaretti,
Giacomo Leopardi, Saint-John Perse, Olga Orozco, la narrativa de
Faulkner y Alejo Carpentier, los grabados de Piranesi, los
cuadros de Remedios Varo y Oswaldo Guayasamín, “La persistencia
de la memoria” de Salvador Dalí, y, en general, toda su obra,
que permite diferentes miradas sobre un mismo cuadro,
la música de
Wolfgang Amadeus Mozart y Johann Sebastian Bach.
Perpleja me dejan las creaciones de Leonardo da Vinci y los
ensayos y cuentos de Jorge Luis Borges.
María Amelia Díaz en Machu Pichu, Perú
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María Amelia Díaz con Rolando Revagliatti
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7:
¿Tendrás por allí alguna
situación irrisoria de la que hayas sido más o menos
protagonista y que nos quieras contar?
MAD: Bueno,
irrisoria vista desde el ahora. Una de las tantas veces que fui
jurado literario, estaba entregando premios sobre el escenario
de un teatro colmado de gente junto a los otros dos jurados, en
primera fila las autoridades locales. Cuando tocó el turno del
primer premio de poesía, se le pidió al autor que leyera el
poema y se le acercó la hoja de la obra. Entonces, esa persona,
muy confundida y mirando hacia todos lados, dijo que ese no era
el trabajo suyo. Gran desconcierto, cuchicheos, las voces de
todos los que acompañaban al supuesto primer premio, las voces,
digo, comenzaron a elevarse hasta convertirse en gritos airados
hacia los jurados que estábamos sorprendidos, rojos de vergüenza
y paralizados, sin saber qué hacer. Lo último que recuerdo fue a
una señora mayor que se subió al escenario, y mientras nos decía
improperios, sacudía por el mástil una bandera argentina que
estaba presidiendo el acto. Resultó que los organizadores, al
momento de abrir los sobres o plicas (las obras que los jurados
elegimos estaban bajo seudónimo), no habían notado que había dos
con el mismo seudónimo, y habían tomado justo el equivocado, y
con ese resultado elaboraron las actas. El jurado, nosotros, nos
llevamos la peor parte, y aquí va otro refrán:
“Sin comerla ni beberla”.
María Amelia Díaz con Irene Zava y Susana Cattaneo
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María Amelia Díaz con Jorge Paolantonio y Antonio Requeni
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8:
¿Qué te promueve la noción de “posteridad”?
MAD:
Es donde me complacería estar para demostrar que no pasé por la
vida sin
un intento de
dejar huella. La literatura es una forma de vencer a la muerte.
María Amelia Díaz con Luis Raúl Calvo, Cristina Pizarro,
Osvaldo Fernández y David Antonio Sorbille
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María Amelia Díaz con Cinthia Raskovsky, Alba Estrella
Gutierrez, Silvia Crespo, Carlos Norberto Carbone y Mariel
Monente
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9:
“¿La rutina te aplasta?”
¿Qué rutinas te aplastan?
MAD:
Totalmente: me aplastan y me deprimen. Me aplastan todas las
rutinas innecesarias, una misma cosa puede hacerse de mil formas
diferentes. Después de la literatura, mi otra pasión es cocinar;
cocinar puede ser aburridísimo si hacés siempre lo mismo, pero
un churrasco o una milanesa se pueden preparar, acompañar y
presentar de mil formas distintas,
teniendo en cuenta no solo el gusto sino también la vista, el
olfato, las texturas... ¡Hay tantas cosas lindas que
podemos emprender!
María Amelia Díaz en Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina
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María Amelia Díaz con Susana Cattaneo
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10:
Para vos, ¿“Un estilo
perfecto es una limitación perfecta”, como sostuvo el
escritor y periodista español Corpus Barga? Y siguió:
“…un estilo es una manera
y un amaneramiento”.
MAD:
Para mí, un estilo no es un límite: es el sello de cada
escritor; claro que, con el tiempo, los estilos se van
perfeccionando, pero sólo cuando lo logramos nos convertimos en
verdaderos escritores. Es un trabajo arduo y constante.
Si
hay algo que nos preocupa a los escritores, es encontrar nuestra
voz, alcanzar un estilo tan propio como nos sea posible. La
concreción del estilo propio es nuestro sello de autenticidad.
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11:
¿Qué
sucesos te producen mayor indignación? ¿Cuáles te despiertan
algún grado de violencia? ¿Y cuáles te hartan instantáneamente?
MAD:
Deploro la violencia
en todas sus formas,
no justifico nada que se quiera conseguir a través de su uso;
justamente, mi libro
“Para justificar a Caín”, que como se observa tiene un
título irónico, trata de sacudir al lector mostrando los
horrores que, desde la Biblia y siguiendo con la historia
humana, trajo la violencia. Así que ponerme violenta jamás,
enojarme sí, con la hipocresía, el maltrato. Me harta la
vanidad.
María Amelia Díaz con Norberto Barleand, Jorge Ariel Madrazo y
Graciela Maturo
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12:
¿Qué postal (o postales) de tu niñez o de tu adolescencia
compartirías con nosotros?
MAD: Mi
libertad de chica de barrio corriendo detrás de las mariposas
a la hora de
la siesta; o los bichitos de luz,
pequeñísimos faroles de la noche que encendían las calles
de tierra donde crecían margaritas silvestres.
La llegada de
las revistas “El Tony”, “Patoruzú”, “Patoruzito”, “O
Cruzeiro”, “Life”, “Selecciones del Reader’s Digest” y todas las
que me mandaba la abuela,
pulcramente
atadas con un piolincito. Esa tremenda pasión por la
lectura de todo libro que cayera en mis manos: leía todo el
tiempo que podía, a veces a escondidas, hasta altas horas de la
noche, alumbrándome con una vela, para que mis padres no
advirtieran luces encendidas.
Y lo más
hermoso: la mesa de Navidad o Año Nuevo, con toda la familia
reunida, en mi memoria es una postal inolvidable.
María Amelia Díaz con sus padres y su hermana delante de la
Iglesia de Luján
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13:
¿En
los universos de qué artistas te agradaría perderte (o
encontrarte)? O bien, ¿a
qué artistas hubieras elegido o elegirías para que te incluyeran
en cuáles de sus obras como personaje o de algún otro modo?
MAD:
En los laberintos de Borges. Me encantaría ser algún personaje
perdido y encontrado en cualquiera de sus laberintos.
María Amelia Díaz con Héctor Vigna, Jorge Leonidas Escudero,
Ricardo Trombino, etc.
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María Amelia Díaz en 1977, recibiendo su primer premio literario
de manos de Adolfo L. Pérez Zelaschi
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14:
El silencio, la gravitación de los gestos, la oscuridad, las
sorpresas, la desolación, el fervor, la intemperancia: ¿cómo te
resultan? ¿Cómo recompondrías lo antes mencionado con algún
criterio, orientación o sentido?
MAD: El
silencio me fascina, porque siempre está poblado por mi
imaginación.
La oscuridad nunca me
asustó, más bien me atrae porque comulga bien con el silencio.
El fervor, considero que es necesario para ser escritor o para
emprender cualquier asunto.
Y las sorpresas, si
son lindas, bienvenidas.
Los gestos gravitan
muchísimo en las relaciones interpersonales: no es lo mismo una
mano extendida que una mano que se esconde.
La desolación, la
intemperancia me producen dolor, ya sean mías o del prójimo.
María Amelia Díaz con María Paula Mones Ruiz, Ada Elena Ferraro,
Susana Cattaneo, etc.
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María Amelia Díaz en Madrid, España
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María Amelia Díaz con Gloria Arcuschin y Diana Bellesi
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15:
¿A qué artistas en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad,
el ingenio, la acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías?
MAD:
Voy a nombrar libros:
“Las aves” de Aristófanes,
“El Quijote de la Mancha”
de Miguel de Cervantes,
“Gracias y desgracias del ojo del culo” de Francisco de
Quevedo, “Cuentos
completos” de Saki (Héctor Hugh Munro),
“La abadía de Northanger”
de Jane Austen, “Bajo
el volcán” de Malcolm Lowry,
“Mafalda” de Quino.
El listado, obviamente, podría proseguir.
María Amelia Díaz con Manuel Azorey, Bernabé Sosa, Ricardo
Rubio, Lía Miersch, Susana Álvarez, Ada Lerner, Gabriela Antó y
Juan A. Núñez
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María Amelia Díaz con su novio, luego su esposo
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16:
¿Qué apreciaciones no apreciás? ¿Qué imprecisiones preferís?...
MAD:
Voy a contestar con dos dichos:
“Si el sabio no aprueba,
malo; si el necio aplaude, peor.” (Tomás de Iriarte);
“Las cosas hay
que hacerlas; hacerlas
mal, pero hacerlas”
(Domingo Faustino Sarmiento).
María Amelia Díaz con su esposo
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María Amelia Díaz con su familia
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17:
¿Viste que uno en ciertos casos quiere a personas que no valora
o valora poco, y que en otros casos valora a personas que no
quiere? ¿Esto te perturba, te entristece? ¿Cómo “lo resolvés”?
MAD: Mirá,
creo que hay que separar la parte afectiva de la valoración que
nos pueda provocar la actividad o el talento de una persona. Hay
gente a la que admiro profundamente y que no me despierta ningún
afecto. Y viceversa.
María Amelia Díaz con H. Laitano, A. B. Taleti, R. Revagliatti,
M. Capasso, A. De Cicco, M. Ortiz, E. Dejistani, L. R. Calvo, N.
Padra, etc.
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María Amelia Díaz con Silvina Crespo
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18:
¿El
mundo fue, es y será una porquería, como aproximadamente así lo
afirmara Enrique Santos Discépolo en su tango “Cambalache”?
MAD: Ni es,
fue y será una porquería, ni es perfecto; el mundo es como lo
hacemos los seres humanos, y tampoco nosotros somos perfectos.
No deberíamos juzgarnos con tanta severidad. “Cambalache” es un
gran tango, eso no quiere decir que sea definitorio, como toda
creación es el producto de una visión subjetiva y como tal
corresponde que lo interpretemos.
Me gusta más:
“Que aunque el mundo siga
girando a los tumbos, / aún vale la pena jugarse y vivir”
(letra de Mario Iaquinandi y música de Eladia Blázquez).
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María Amelia Díaz con Michou Pourtalé
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19:
Por la fidelidad y
entrega a una causa o proyecto, ¿qué personas (de todos los
tiempos y de todos los ámbitos) te asombran?
MAD: Me
asombran quienes lograron cambios trascendentales en la sociedad
sin ejercer la violencia, como Jesús, Mahatma Gandhi, Martin
Luther King. También me asombran aquellos que pese a grandes
dificultades lograron superarse, como Stephen Hawking, Henri de
Toulouse-Lautrec, Frida Kahlo, y aquí sí la lista es
interminable, porque uno los encuentra en todos los ámbitos:
estas personas me han enseñado a vivir sin quejarme.
María Amelia Díaz con María Rosa Lojo y Leopoldo Castilla
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María Amelia Díaz con Paco Rizzo, Rolando Revagliatti, Jorge
Cambiaso, Amadeo Gravino y Luis Raúl Calvo
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20:
¿Qué te hace “reír a
mandíbula batiente”?
MAD:
Los chistes irónicos que te sorprenden.
María Amelia Díaz con O. Ferrari, A. Pastore, M. Rodríguez, O.
Fernández, A. Gravino, A. Maggio, B. Arias, A. Estrella
Gutiérrez, S. Cattaneo, etc
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María Emilia Díaz con Daniel Couto, Elisabeth Luna Dávila y
Norberto Barleand
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21:
¿Cómo afrontás lo que
sea que te produzca suponerte o advertirte, en algunos aspectos
o metas, lejos de lo que para vos constituya un ideal?
MAD: Lo
mejor que puedo, luchando, pero reconozco cuando algo es
imposible. Siempre recuerdo lo que oí de una científica de la
NASA: le preguntaron cómo había llegado allí a un cargo
importante siendo mujer: respondió que si un camino se le
cerraba
totalmente no insistía, iba por otro, por el posible. Siendo
mujer, lo convertí en una norma para mi vida, no me gusta
chocarme dos veces (yo le pondría tres, para dar espacio a un
segundo intento) contra la misma pared.
María Amelia Díaz con R. Balseiro, E. Mandrini, N.
Barleand, S. Cattaneo, B. Albert, R. Derlis, N. Corti, etc.
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María Amelia Díaz con su esposo y sus hijos
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María Amelia Díaz con las conductoras del programa radial El
Tren de la Palabra
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22:
El amor, la
contemplación, el dinero, la religión, la política… ¿Cómo te has
ido relacionando con esos tópicos?
MAD: Tengo
una hermosa familia a la que amo profundamente. En los demás
aspectos procuro ser equilibrada, el dinero va y viene y no
compra la felicidad; soy creyente, aunque las religiones me
decepcionan porque se alejan de sus dogmas; la política es
necesaria, pero con la política partidaria me pasa lo mismo que
con la religión. Contemplativa sí, siempre. No me puedo quejar,
me fue bastante bien.
María Amelia Díaz con su esposo y sus hijos
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María Amelia Díaz coordinando el Primer Encuentro de Escritores
en Morón, en 1996
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23:
¿A qué obras artísticas —espectáculos coreográficos, films,
esculturas, música, pinturas, literatura, propuestas teatrales o
arquitectónicas, etc.— calificarías de “insufribles”?
MAD: Una
parte del arte actual me desagrada, creo que se alejó de la
noción de “belleza” (aunque sea la belleza de lo feo),
y también de
la noción de inmortalidad que descansa en el arte y que hoy nos
hace deslumbrarnos, por ejemplo, ante las pirámides y grabados
de Egipto y México. Y me resulta insufrible todo lo que
sea superficial como, generalmente, los best sellers, y esas
películas horribles donde todo explota por los aires.
María Amelia Díaz con A. De Cicco, L. Vinciguerra, Norberto
Barleand, Manuel Benderski, Ester de Izaguirre, F. Sánchez
Zinny, O. Rossi, etc.
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María Amelia Díaz con Gloria Arcuschin, Walter Iannelli y
Alberto Laiseca
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24:
¿Qué calle, qué recorrido de calles, qué pequeña zona transitada
en tu infancia o en tu adolescencia recordás con mayor nostalgia
o cariño, y por qué?...
MAD: Las
casas con jardines, las calles arboladas y con poco o ningún
tráfico donde podía andar libremente en bicicleta en mi
Ituzaingó, cuando todavía no era
ciudad, y allí
nomás la plaza de la infancia con sus juegos infantiles y la
calesita, desde la cual todavía observo a mis padres levantando
la mano para saludarme en cada vuelta.
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María Amelia Díaz con Alba Estrella Gutiérrez
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25:
¿Cómo reordenarías esta
serie?: “La visión, el
bosque, la ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el
sacrificio, el sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la
autenticidad, la muerte, el azar, el desajuste”. Digamos que
un reordenamiento, o dos. Y hasta podrías intentar, por ejemplo,
una microficción.
MAD: El
bosque, la visión, la lengua, la danza, el sufrimiento, la
autenticidad, el pensamiento, el sacrificio, la muerte, el azar,
la ceremonia, las miniaturas, el desajuste, la ciudad.
“Algunos individuos, a escondidas,
celebraban antiguos rituales. La ceremonia del sacrificio se
llevaba adelante en el bosque a través de la danza, mientras se
pronunciaban invocaciones en una lengua prohibida. La víctima se
elegía al azar, pero no había pensamientos de muerte o de
sufrimiento, todo era un simulacro, una autenticidad solo ritual
que trataba de conjurar el desajuste que producían los
habitantes en las grandes ciudades”.
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María Amelia Díaz con Jorge Aulicino
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26:
“Donde mueren las palabras” es el título de un filme de 1946,
dirigido por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño.
¿Dónde mueren las palabras?...
MAD:
Aunque
indagando la naturaleza y los alcances del lenguaje, algunos
nominalistas llegaron a afirmar que el hombre jamás podrá
nombrar la realidad porque la mediación expresiva lo retiene en
lo ficcional,
nuestra cultura está sostenida en palabras, y si ellas
desaparecen
se derrumba lo que construimos como civilización. Las palabras
morirán cuando desaparezca el último ser humano.
María Amelia Díaz en el Caribe
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María Amelia Díaz con Héctor Vigna
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27:
¿Podés disfrutar de obras de artistas con los que te adviertas
en las antípodas ideológicas? ¿Pudiste en alguna época y ya no?
MAD:
Insisto, hay que aprender a
separar el grano de trigo de la paja y lo que una persona crea,
produce o inventa, de su ideología o de su personalidad. Puedo
disfrutar de obras cuyo autor no me agrade o me cause rechazo
como persona. La creatividad de los humanos es misteriosa.
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María Amelia Díaz en Bari, Italia
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28:
¿Cómo te cae, cómo procesás la decepción (o lo que corresponda)
que te infiere la persona que te promete algo que a vos te
interesa —y hasta podría ser que no lo hubieras solicitado—, y
luego no sólo no cumple, sino que jamás alude a la promesa?
MAD:
Parte de mi educación fue enseñarme a cumplir lo que prometo. Me
cae muy mal quien no lo hace, y esa persona pasa al grupo de
quienes jamás serán mis amigos.
María Amelia Díaz con su esposo en Barcelona, España
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María Amelia Díaz con María Granata
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29:
No
concerniendo al área de lo artístico, ¿a quiénes admirás?
MAD: A
todos los que se esfuerzan por ser lo mejor que pueden, a la
gente sincera, a los que aman la vida y no están todo el tiempo
quejándose, a los que intentan superarse pese a las
adversidades, luchando por sí mismos y por los demás.
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María Amelia Díaz con Jorge Aulicino, Daniel
Grad e Irene Zava
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30:
¿Tus pasiones te pertenecen o sos de tus pasiones?
Pasiones
y entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo, en general,
distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación?
MAD:
Soy apasionada por naturaleza, cuando
emprendo algo lo hago “con todo”, pero el paso del tiempo me
enseñó a controlarme un poco.
María Amelia Díaz coordinando junto a Susana Cattaneo el Café
Literario Extranjera a la Intemperie
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María Amelia Díaz coordinando su primer Café Literario
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31:
¿Qué artistas estimás que han sido alabados desmesuradamente?
MAD:
No vale la pena recordarlos, me producen lástima porque esas
alabanzas desmesuradas terminan por estafarlos; además, la
historia los borra.
María Amelia Díaz en Aluminé, Neuquén, Argentina
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María Elena Díaz con E. Eyheremendy, Hilda Mans, M. Chapp, M.
Pourtalé, Irene Zava y Elisa Dejistani
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María Amelia Díaz con R. Rubio, E. de Izaguirre, A. L. Ponzo, G.
Maturo, P. Vinderman, M. Silber, G. Caprarulo, etc.
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32:
¿Acordarías, o algo así,
con que es, efectivamente,
“El amor, asimétrico por
naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito lindo” de
Luisa Futoransky?
MAD: Luisa
Futoransky, en su poema conduce a la asimetría más allá del
amor, la lleva a la ciudad y, en general, a todo nuestro modo de
vida siglo XXI. Y sí, todo es asimétrico, y en las relaciones
amorosas hay una asimetría que hace que los opuestos se
atraigan, pero hay otra asimetría y es negativa: cada vez
rompemos más el equilibrio del planeta que alguien nos entregó.
María Amelia Díaz con Raúl Brasca
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María Amelia Díaz en 2004
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María Amelia Díaz con Elsa Fenoglio
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33:
¿El amanecer, la franca
mañana, el mediodía, la hora de la siesta, el crepúsculo
vespertino, la noche plena o la madrugada?
MAD:
El crepúsculo vespertino, ese momento tan fugaz en que, dentro
de una luz que parece líquida, las cosas se detienen y los
ruidos se asordinan, mientras pasan los pájaros hacia sus
refugios. Escribí todo mi libro inédito,
“Patio de atrás”,
sentándome en el jardín del fondo de mi casa para sentir los
atardeceres. Para mí, el crepúsculo vespertino es un momento
mágico.
María Amelia Díaz con Susana Cattaneo
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María Amelia Díaz recibiendo en 2013 un Premio por Trayectoria
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María Amelia Díaz con Ester de Izaguirre
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34:
¿Qué dos o tres o cuatro “reuniones cumbres” integradas por
artistas de todos los tiempos y de todas las artes nos
propondrías?
MAD: Una:
Platón, Fidias, Sófocles, Cicerón, Lao-Tse, Confucio.
Otra: Leonardo da
Vinci, Dante Alighieri, Antonio Vivaldi, Cervantes, Giordano
Bruno, Miguel Ángel, Johann Sebastian Bach.
Y otra, muy numerosa:
Fiódor Dostoievski, Frédéric Chopin, Mallarmé, Juana Inés de la
Cruz, Luchino Visconti, Akira Kurosawa, Faulkner, Dalí, Borges,
Leopoldo Marechal, Hannah Arendt, Simone de Beauvoir, Piotr
Ilich Tchaikovsky, Homero Manzi, Marta Minujín, Herbert von
Karajan.
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María Amelia Díaz con Antonio Requeni, Dora González, Delia
Medina, Marisa Logiocco, Pilar Álvarez, Alicia Solda, etc.
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35:
Seas o no ajedrecista:
¿qué partida estás jugando ahora?...
MAD: No
tengo idea, del ajedrez solo me preocupé por saber los
movimientos de cada pieza. Soy malísima para los juegos de
cartas y demás, porque realmente no me atraen. La vida la vivo
con pasión: proyecto y me voy adaptando a lo que
esa vida, mi
vida, me va dando.
*
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María Amelia Díaz con Beatriz Schaefer Peña y David Antonio
Sorbille
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María Amelia Díaz con Antonio Requeni
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Cuestionario
respondido a través del correo electrónico: en las ciudades de
Castelar y Buenos Aires, distantes entre sí unos 30 kilómetros,
María Amelia Díaz y Rolando Revagliatti, junio 2020.
http://www.revagliatti.com/040607.html
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