ESTANDARTES
1
“Hazte el que eres”
Píndaro
Si nos contentáramos
con el hombre primero
que nos fuera otorgado,
no debatiéramos la posibilidad
en cierne, que aparece
y se abre a cada paso.
Si nos quedáramos quietos
en esa quietud ya nuestra
sin intuir al ser más cercano,
hoy no podríamos con el devenir
conociendo el arcano de la palabra,
que son las que forjan la existencia.
2
Creo en un existir
de soterradas aguas
donde beben
desde el comienzo
esos pájaros.
3
La armonía surge
de vedados manantiales,
-en los sitios de
la noche perpetua-,
donde un hacedor
de símbolos,
dejó grabada la memoria
universal de la vida.
Entretanto, navegamos
en bajeles templados de asombro,
consumiendo las posibilidades,
sin atrevernos viajar a ciegas
por las alucinaciones del espacio.
4
Cuestiono los más lícitos
argumentos,
para comprobar
si la desolada calma
del espacio que no ocupo,
es camino cierto
hacia el lugar perenne,
o errada fe,
en la búsqueda
de un sendero perdido.
5
Aspiro a la
voluptuosidad
de un caos
sumergido
que entreveo
en los espejos
del aire.
6
Una prístina
luz
se revela.
La recuerdo
desde antes
que la memoria
dejara huellas
en libertad.
7
Busco
la secreta
lucidez
de la noche,
para
alcanzarme.
8
Cada boca
deja una palabra
distinta.
Cada palabra
nos acerca o aleja
de nosotros.
Ser y estar
en el otro
es la manera
de amar.
9
Esta nostalgia
absoluta
alienta la voracidad
del cansancio
nutre la sed
interna del agua.
10
Insaciable
sed de dar.
Amar
no como ritual o
conmemoración.
11
Hablo de un país sin
nombres ni palabras.
Un país de insomnio.
Un país de eterno mayo,
en el que los días
se diluyan en neblinas
habitado
por sosegados hombres
que alguna vez
cansados de mundo,
pensaron en ese lugar
del que les hablo.
12
Dialogal
–Déjame huir
de tu devorada búsqueda-,
y permanecer
como aquel hombre,
aprehendiendo la corriente
de un río de silencios.
Que sea para otros el nivel
de conciencia que destruyo
y para mí,
sólo el arraigo.
13
Alcanzar al hombre
que se habita,
hablar con él,
construirlo y destruirlo.
Culminar la espera
en un espacio,
más solitario
que el de la noche.
14
Hacedor
Los días
de acuerdo con lo sentido,
sin encierros ni horarios,
con el amanecer y el ocaso,
guiado por la estrellas
y por la sombra que uno,
caminante en pos de sí,
proyecte sobre el camino.
15
De los días
Evoco sin nostalgia,
porque lo vivido
es pasado transitado.
No quedo en ningún sitio,
los lugares limitan
las distancias.
16
“El hombre va muy lejos para saber quién es”
T. Roethke.
Algunos viajan,
recorren desconocidas
ciudades y fronteras.
Buscan en lo infinito
un espejo
para mirarse.
Tanta inmensidad,
a veces obsesiona.
También viajo en
busca de algo.
Transito constante
en la intimidad
de mí, que es un otro.
17
“Hambre es lo que llamáis amor”
F. Hölderlin
De lo libre
No esperes
que las sutiles
tramas de los días
forjen una urdimbre
de cadenas.
Huye
si no puedes irte,
abomina los cerrojos.
18
De lo libre II
Crecer en alas
y volar,
abandonar
todas las cosas
en el momento
de poseerlas.
Olvidar,
antes de fortalecer
los vínculos.
19
Mañana y noche,
los que fueron,
los que serán y hoy son.
La memoria
de lo que siendo historia,
es presente y porvenir,
rota en el tiempo,
dimensión apenas intuible
del espacio.
20
Anularse
no sentir,
no estar.
Alcanzar
la última
puerta.
21
Recorrer infinitas
distancias,
más allá de viajes elegidos
y saber que aquí
puede encontrarse
uno mismo
a través
de su espejo.
22
Las ventanas
se han abierto.
Los pájaros
en celo
ya saben
cómo se conquista
la libertad.
23
I
Hay una puerta que
se abre hacia la noche.
Luego,
un efímero goce
y un camino.
II
Cuando despierto
y veo culminar los sueños en
medio de la mañana,
el cielo
se ha convertido
en una salida de igual valor.
24
Recordando a Lao- Tsé
El cielo
transparenta
imágenes,
sin embargo,
no es
las transparencias.
Brilla una luz.
Pero si resplandece
y oscurece,
no es la luz.
25
Huir de uno,
ver en los espejos
de los viejos días
y encontrar
el reflejo de la infancia.
26
Inicial
Si digo arriba o abajo,
sabio o ignaro,
visible o invisible,
aparecen frente a mí,
Hesse y Lao-tsé.
No hablan de lo inefable.
Sólo me miran y los miro.
Entonces comprendo
que todo interrogante
merece del otro
una respuesta
que deje de lado
las palabras.
27
Valía de algunas cosas
Veo al hombre
devastar y destruirse.
Cada holocausto
se me ocurre una derrota.
Toda pugna
un haber para la muerte.
Una flor o un pájaro,
ya dicen del triunfo.
Las únicas victorias
que todavía son nuestras.
28
Acaso se pueda traducir en palabras
I
Las estrellas muestran
con su quietud
en el firmamento,
que el sitio desde donde
las contemplo
es el lugar para la reflexión.
II
El viento habla del
desapego de su linaje.
Estoy absorto
pensando solamente
en la imposible tentativa.
29
Uno y el lugar
Identificado con
la vastedad,
desierto, mar, estepa.
La constante
es la inmensidad,
llanura o cielo.
Lo deshabitado,
la soledad.
30
Cielo. Atardecer.
Estoy sentado,
bajo el árbol
de la memoria.
Sus hojas caen,
sobreviene
el olvido.
31
De soledad.
Hablo
de otra soledad,
de una soledad
incandescente
que inunda
con sus gritos
las vertientes
internas del silencio.
32
De la conciencia
El hombre
tiembla
absorto
ante
la imagen
de sí mismo.
33
I
Detrás del mundo
encuentro otro
que conmociona
los sentidos.
Antes de las
palabras,
sé de un sonido
que es memoria.
Fuera de mí o dentro
del cuerpo,
distante o paralela,
late una dimensión
que sólo intuyo.
II
Viajo con el viento,
soy la rama mecida.
La sangre corre
por dentro de la silla
en la que estoy
sentado.
34
Del lugar.
Un ladrar lejano,
pone realidad al edén.
Este lugar existe en mí.
Pregunto: ¿por qué esperar
otro paraíso?
35
De dar
Lo que amo
me vacía
y me colma.
36
Del exilio
A través de la grieta
del cristal,
acecho al paisaje.
La realidad
transcurre
a lo lejos.
37
El paraíso
no es un lugar.
No posee nada
ni a nadie.
Apenas es sentimiento,
cuando dejamos al yo.
38
Carne y sangre
esperan.
El holocausto
comienza
con el fuego.
La prueba
definitiva,
es un estandarte
desplegado.
39
Gira en torno
a sí mismo,
desconcierta
a los espejos.
40
En uno
Surgen palabras.
Obedezco solamente.
Brotan sentimientos.
Miro con la atención
de un caminante.
Nada me es ajeno.
41
De dar II
No dar luz
o sombra,
apenas camino.
Las manos,
una mirada.
Una palabra.
42
Del otro
Sin uno
el otro
no existe.
Sin embargo
dependo de
su existencia.
Acaso el otro,
padece también
de sí mismo.
43
No me encamina el
porvenir, ni estoy
atado al pasado.
No soy de los conductores
o de los que engrosan
la gran marea humana.
No me sitúo de este
o aquel lado de
ciertos límites,
ni medito sentado.
No me encuentro
detenido en ningún sitio
ni viajo en pos de algo.
No señalo vías a los demás
ni soy guía de nadie.
Apenas si existe la silla
en la que trato
a diario
de situarme.
44
No está presente ni ausente,
no tiene figura ni es informe.
No es visible o sabio,
no ha venido ni se ha ido.
No castiga ni perdona,
no da ni deja de dar.
No ha nacido.
No persistirá a través de los tiempos
porque no pertenece a él
ni ocupará el iluminado espacio
porque no tiene espacio.
45
Del fin
El rostro
que creíamos propio,
se deslía en
el agua.
Acrecienta
la sombra,
que también
se desvanece
(C) GUILLERMO IBAÑEZ
El presente material forma parte de
"Arbol de la Memoria" Ediciones Ciudad Gótica
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