-El departamento de atrás

-

El hombre apagó la luz, bajó un poco el volumen de la tele, para que su esposa pueda dormir, y se sentó en el sillón, donde le gustaba descansar. La película de misterio, lo atrapó de tal manera que puso mucha atención a los acontecimientos que se veían en la pantalla.

Su departamento de planta baja era el tercero, detrás había otros tres; frente a él una gran ventana deba al pasillo, justo en el momento donde intentaban descubrir los actos extraños de las protagonistas:  saltaron las promociones. Fastidiado por la interrupción, suspiró hondo, y sin pensarlo sus ojos se detuvieron en la ventana. Inesperadamente, dos figuras de blanco pasaron caminando por el pasillo, hacia el fondo.  Abrió y cerró los párpados. “Me habrá parecido, no escuché ruidos de pasos, capaz no sé el vidrio se empañó” se dijo apoyando la cabeza en el respaldo del sillón. Intentó anular las promociones con un clic, pero seguían con sus anuncios de películas y consejos para evitar el COVID.

pasados unos minutos, las figuras pasaban hacia la puerta de salida, ahora sin la túnica, alcanzó a notar que sus atuendos eran antiguos. Se asustó, aunque medio paralizado por el miedo, pensó, que no tenían las llaves de la puerta.  Sin saber que hacer, entró al dormitorio, despertó a su mujer y temblando le contó los hechos. Ella haciendo un gesto de fastidio, se tapó la cara y volvió a dormirse.

Ya de mañana, unos golpes en la puerta los despertaron. Abrió, era la vecina del último departamento, con ojos despavoridos y con dos túnicas blancas en las manos. “Miré lo que encontré en la puerta de mi casa, usted que se queda hasta tarde seguro vio entrar a alguien”

El hombre la observó detenidamente con ojos firmes, inmutable. Y con voz segura expresó: “Señora esas túnicas le pertenecen a usted”

 

 

 

 

 

 

CARMELA ISABELLA