arte fotografico- francisco alberto chiroleu  2012

 

 

 

El aire y el aura

 

Ciega la boca.                                                                          

¿Qué dice

el aire noctívago,

pequeño?

¿Qué significa

la brisa del silencio

expectante                                                                                    

que nos precede,                                                      

ese minúsculo

abismo

que tensiona

en su teatralidad

la balanza

equilibrada?

A este murmullo,

que parece

perpetuo,

siempre entramos

como tomando

el cielo

por asalto,

transitando

el horizonte

azul,

el río que se quiebra,

se esfuma

y se desplaza

haciéndose lluvia.

El vacío cae

sobre nosotros

y se hace palabra,

saliendo del aire

al aura tierna.

 

 

 (c)Federico Martín Juega Sicardi

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Deudas.

a G.B.

 

le debo a tu oscuridad mi brillo

como el relámpago le debe a la noche

su intensidad en el tiempo de lo negro

 

la negación de ese fondo que lo engendra

la viva claridad que lo mantiene en suspenso

 

le debo a tu insistencia lo macabro

lo que me ha despertado del ensueño

lo que se niega a ser tenido entre paredes

 

como el sobrante que presta a consumirse

en el teatro de los cuerpos confundidos

 

le debo a tu lenguaje mi lenguaje

esclavo todavía de mis manos

esclavo de los medios de los fines

 

mas pronto transformado en abandono

andará la indecisión de la frontera

 

“La noche tiene la violencia de la luz,

y no la oscuridad del pensamiento.”

 

 

 

 (c)Federico Martín Juega Sicardi

 

 

 

 

Almas errándose

Lasciate ogne speranza, voi ch`intrate.

                                   Dante Alighieri.

 

va sonando

bastante agudo

vacío

gritos

almas errándose

cerrándose

en sí mismas

en una repetición

en otra repetición

no sólo con los ojos

se ve

ante el más mínimo detalle

almas desesperadas

 

 

 

 

 

 (c)Federico Martín Juega Sicardi

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un suspiro en el perfume

 

Un viento débil,

un suspiro;

algo nace y se pierde

entre las flores invisibles,

en sus perfumes ubicuos

que en el aire todo

lo conquistan.

 

Un suspiro en el perfume es

como una palabra en el murmullo.

 

Una idea delicada,

un verbo;

algo brota y se marchita

entre los párrafos del caos,

en sus significados posibles

que en el Verbo todo

lo asimilan.

 

Un verbo entre tantos significados es

como un suspiro en el perfume.


 

 (c)Federico Martín Juega Sicardi

 

Observaciones

 

1

brillan

las minúsculas heridas

de mi boca

y el silencio

que secciona el murmullo:

cisura hiladora

del sentido

 

2

furtivas densidades

las ideas

pícaras viboritas

saliendo del ombligo

el pensamiento es una panza

redonda

 

3

escupidas

sobre la pared

manchas

de pintura desgajada

se desprenden

los recuerdos

de la memoria

lenta

 

4

los claroscuros

del bosque

el sol me quema

y me olvida

las soledades

son difíciles

de leer

 

5

la luz solar

pide cielo

azul

el mar

pescadores

abusando de los peces

 

6 (Haikú)

en el silencio

es perfecto el vacío

déjenme solo

 

 

 (c)Federico Martín Juega Sicardi

 

 

 

 

 

Presente continuo

 

Me voy yendo, me voy yendo…

¿Acaso es continuo el abismo?

Las arrugas del tiempo golpean

con insistencia los pies que se arrastran

sobre la tierra endilgando los pasos.

¿Por qué es necesario el martillo?

Nadie puede aferrarse a los mares

cuyas olas se elevan y se hunden.

Preferiría una luz invisible,

una vasta extensión de sembrados

campos verdes cayendo en mi cuerpo;

que se planche la superficie

ni pienso ocupar un vacío,

sólo pretendo asir mi silueta

al hueco de su sonrisa alargada.

 

Burlarse, amar la desidia,

mejor aún si es con la picardía

del niño endiablado e insolente.

El sol calienta mis mejillas

y escupo una baba pastosa:

el día está lleno de juegos

y se va yendo, se va yendo

sin que me dé cuenta.

 

 

 

 (c)Federico Martín Juega Sicardi

 

 

 

Soledades.

 

Soledades mías,

única edad de sol,

de los más altos sonidos,

música imposible,

caminos,

de lomas, altos o nidos

donde se produce

un tránsito en suspenso.

Mi soledad,

agua que corre,

ríos sin tiempo,

de grandes saltos son y dos

veces repetidos

cada vez que chocan entre sí.

Lluvia verde del bosque

que se ensancha

hacia el último día,

que es el primero.

Soledad que me devuelve

a mí mismo,

que transgrede la recencia

del último residuo

de mundo.

 

 

 

 (c)Federico Martín Juega Sicardi

 

 

 

En la cornisa.

 

En la cornisa

se abisma

mi fantasma,

se despeña

y se apelotona,

como aire

imbuido en el aire,

como una araña

enmarañando el espacio,

como el hormigueo nervioso

sobre las hojas

de la lluvia cayendo;

mi fantasma se acosa,

pasa, traslada, avanza

por campos de orquídeas

y de murciélagos

-debilidad y ceguera-,

como la vida adaptada a su destino.

 

 

 

 

 

 

 (c)Federico Martín Juega Sicardi

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luces y sombras de la memoria

 

un juego de luces y de sombras de nubes y de vacíos proyectados por el sol sobre la capa más superficial del altibajo relieve creaba una impresión acuática como un mar cuya perpetua cadencia musicaliza las imágenes del mundo la tierra en la que todo se apoya y se duerme en la que todo se arremolina se mezcla como papeles salvajes como cuerpos encarnados unos con otros líquidos mojados grises espesos y muertos como los muertos de siempre que mueren entre tantos muertos entre tantas historias entre tantos recuerdos que se marchitan como los testículos resecos de los viejos al final de sus delicias y se transforman en olvidos


 

El juego de la vida.

 

tiro los dados vuelta a vuelta mi suerte se sanciona en cada segundo a segundo después del primer chispazo que a la nada se opone o pone en juego mi existencia y la seguidilla de sensaciones unas tras otras o tras los muros de la incertidumbre a los que íbamos y vamos continuamente circulando como actores por la escena ese natural modo que tiene el universo de representarse y de presentar selecciones de momentos circunstancias alternativas que se niegan se confunden se continúan se vuelven segundo a segundo a repetir

 

 

 

 

Federico Martín Juega Sicardi nació en Buenos Aires en 1978. Estudió profesorado de saxo en el conservatorio de música Gral. San Martín. Terminó de cursar la carrera de Letras en la UBA y comenzó la de Edición. Trabaja en la librería El ave fénix y como colaborador en la revista Los libros del mes ( http://www.csel.com/librosdelmes/ ). Su primer libro de poemas, aún inédito, se llama Almas errándose.