EPIGRAMAS VENENO
I ¿Esperas que te dedique mis epigramas, nuevo César? Te los doy a beber. Los hago con veneno.
II Los poetas mediocres responden a Huidobro: “No pudimos hacer que florecieran en el poema …y ahora la usamos prendida en el ojal”.
III No persigo inmortalidad ni fama en estos versos. Yo sólo escribo mi bosquejo de mi voz que jode.
IV Si escucharas al perico, Luis, que del Dante recita la Comedia en trocitos, tu fama de culto perderías.
V Al opresor:
Rodó la cabeza del zar Pedro; la de Stalin, la de Hitler y la de Mussoini. ¿Por qué la tuya habrá de permanecer en su lugar?
SIN OLVIDAR AL AMOR
VI La noche me dictaba versos y en vez de atenderla me dediqué a inventar tu belleza (como a Homero no se le habría ocurrido)
VII Caminando contigo la ciudad es nueva: A nuestro paso las calles se van construyendo. Los edificios adquieren formas que los arquitectos jamás han pensado. Y es verdad. Es cierta esta locura de reconstruir el mundo, porque dos enamorados no merecemos estas calles grises.
VIII Atardecer en llamas reverdece, lumbre lejana que se toca (es una miel que de tus labios destila hacia mis labios) y entre tú y yo, amada, nace una flor que cuando canta crece con raíces de viento que se enreda en el espacio hueco, suspendido, de las aves que pasan emigrando. Danza.
GOLPES DEL DESAMOR
IX Hemos oscurecido muy pronto y ya no distinguimos el color de los ojos frete a frente. Cuando te tocan mis manos atravieso nubarrones de donde sale mi cuerpo mojado escalofriando.
X Este polvo que rodea mi osamenta fue mi carne en aquél tiempo cuando aún no anochecíamos.
XI No sé por qué perdimos ese amor que nos asombraba tanto. Los dos somos hijos de la misma época desquiciada. Yo soy, sí, uno de los peores… ¡y tú me ganas!...
XII ¿Quién como mi amada? NADIE. Nadie… ¡¡y ahora ni ella!!
TIEMPO SUSPENDIDO
XIII Me expongo en mi poesía. Me enseño a los desconocidos. Y no sé si soy verdad, o qué, porque después de darme en el poema. Todo. Quedo menos que brizna. Nada. Profundidad desvanecida. Y temo. Sin poder escaparme de mi miedo. E s c a l o f r í o. Estoy allí, incompleto y completo. Demostrado…
XIV Autocrítica:
Me observo en el espejo y trato de encontrar a otro hombre que no soy yo, que no puedo serlo; el que fui y el que pude ser; el poeta ramplón y el poeta maldito. Pero me observo más y tampoco soy un Dios ni un hombre de trueno, ni un héroe de aventuras irreales. Soy este hombre que llora sin que las lágrimas afloren, pero que lucha para que el llanto no pierda el motivo de la vida.
XV Miel con vinagre reciben los sedientos y el hambre pasa quieta merodeando almacenes.
VENENOS PARA DESCANSAR
XVI Amarillos los ojos de los jefes de Estado.
XVII Enemigo innombrable:
Te habrías ahorrado muchísimos insultos si desde la infancia, siendo consecuente, hubieras comenzado por chingar a tu madre.
XVIII Me saqué los ojos, como Edipo, y los hijos de la chingada esperan que sea cierto…
XIX El único poder trascendente lo tienen los gusanos devorando cadáveres a través de los siglos y los siglos. Amén.
(C)José Vicente Anaya |
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