CARTA A PEDRO M. MARTÍNEZ 
 



Pues si me he de morir 
Que sea en este lecho 
Donde se esgrafió mi sombra. 

Amables almohadas. Dulces sábanas 
Y un sahumerio en el estar pequeño. 

Algún lirio que alumbre 
La oscura noche deste estío. 

Y alguien que vigile tras las puertas. 

Cuando el aliento expire trashumante 
Y en soledad y humo se convierta 
Se abran mis puertas y ventanas 

Para que llueva nuevamente 
En el Sahara. Y ello es todo. 

Con nuestras muertes 
Florecen las plegarias “ y el mundo que 
Nos queda” es pura fuerza. 

Ya no meditaremos sobre túmulos. 

Y esto es todo Pedro lo que quiero. 
Atentamente te saluda el espectro 
Que sueña en las sabánas. 



Oscar Portela 
Corrientes 4 de marzo de 2008 

 

                               EL CUERPO

a Miro Moreira.

Cuando la luz del día corre hacia la noche y la casa yace Deshabitada entre las ruinas. Cuando el desierto crece Y sangra el corazón sobre las dunas.

Cuando el cactus florece. Cuando la yerma inhabitud Se expande como buba en la axila.

Y cuando la intemperie hace gemir abetos estos ojos vacíos y Extraviados se encarnan en la mirada que da vida.

Son los Dioses que vuelven a la tierra
O que nunca se han ido.
Ignorantes de sí y oscurecidos a mirada mortal.

Se han extraviado.

Más desnudos que el alba amanecieron
Entre espejos y luces prometidas.

He aquí el Asilo que buscaba. La fe en un mundo Que encarnado vibra con la pasión del mediodía.
Solo creo en los Dioses de la danza.

Esa es la casa que he buscado siempre. La perfección.
La perfección que ignora el habla del mortal y de sus signos.

Entre tus muslos nazco nuevamente.

Y en la entrega . La mutua entrega consentida siempre.
La mirada se llena de osadías que no comprendería El corazón del hombre.

El dolor dice pasa pero la eternidad requiere El goce que se rinde ante el tiempo Y vuelve eternamente al ser.

Indefinidamente.

Te miro y se que estoy aquí. Esta es mi casa.
No existe genio alguno de la raza que en arte convirtiera

Tu belleza. La torción de los músculos.
La exacta cuadratura de los ángulos
Que bajan desde la frente hasta a la cintura

Y de aquí hasta el vientre torneado
Siempre bajo un tórax de medidas augustas Y líneas algorítmicas.

Más abajo el poniente que es aurora.

Las piernas torneadas que Praxisteles intento Vanamente y entre sueños tornear En sus bronces vespertinos.

Nadie puede alcanzar a un Dios.
El nos alcanza

Con su belleza y muda con las áureas
Medidas de su la esfinge carnal con que se inviste El ser para decir y el decir para “ser” otros.

Dignos de Eros que nos protege siempre.


Ya no hay inviernos para mí. Ya no hay derivas.

Mas tengo la certidumbre de que solo
Una caricia tuya podría destruirme.


Oscar Portela
Corrientes 2007.
Junio 27.


 

 

 

 

 

LOS ADAMITAS


A Luisa Mercedes Levinson
María del Carmen Suárez
Y Leonor Calvera.

 

Adán Desnudo. Desnudo el Mar retrocedido Ante tanta hermosura. Medida es la belleza Mas tu hermosura es impiedad y es todo.

Los ojos del venado te contemplan
Azorados. Tan pura es la visión que el animal Y el ave, las aguas y los vientos, el cielo Donde reinas se demoran contigo.

Tan pura es la virginidad del cuerpo
Que rompes tu la aurora cuando aquella despierta.

Abre tus verdes ojos como algas y mueve
Tus ligeras pestañas arqueadas como plumas Giradas hacia el cielo o entórnalas si quieres.

Donde tu frente es amplia como verde pradera.
Luce la otra estrella.

Tiemblan las fosas de tu nariz de ave levemente Aquilina. Y la declinación De pómulos hacia entreabiertos labios Donde el mundo y su gloria deponen su osadía.


La tarde avanza lenta hacia extrema barbilla.
Y en la punta del iceberg encuentra un solo Artista la perfección eterna. La visión Enloquece. Cuello de aéreo cisne Que baja hasta los hombros Como los ferreos arcos que sostienen la tierra.

La áurea espalda baja hasta cintura- junco Donde concentra el todo su alimento terrestre.

Y el monte el monte el monte
De tus dos nalgas prietas como estremecimientos De Islas del Egeo.

Muslos que los delfines y orfebres
Encontraran quiso emular el héroe.

Y tu tórax de acero que define
Tu vientre de caderas
Que juegan las fugas de un concierto.


¡Adán, Adán desnudo en un día primero!

Ninguna desnudes tan desnuda como ésta.

Tu sexo de paloma erguido entre las piernas.
Y tú reinado aquí en éste mundo nuestro.

Este es el paraíso y ésta tu luz austera.

Oh palmera a la vera de una mar suntuosa.
Este es el paraíso. Y tu mano contiene los frutos Que aquel día tú comiste sin vernos. Nosotros somos Frutos. Tu sed y tu hambre todo.

Nosotros poseídos de tu rayo celeste.
Nosotros Adamitas siempre te fuimos fieles.

Estas tú, rey de un orden de amores. Y nosotros tus siervos.
Solo tú desnudes vela la gracia eterna.

Danos tu cuerpo entonces. Poséenos postreros Que el grito de un amante Es un hijo perfecto.

 

21 de abril del 2007
Corrientes. Argentina

 

 

 

 

El abismo y el Ángel

No huyas: mira a la Esfinge fijamente a los Ojos Vacíos como los tuyos Pues la Esfinge Eres Tú.

 

La pregunta Eres Tú y la Peste Eres Tú,

 

El exilio, La Ceguera, no son volátiles u póstumas Cenizas, sino el oscuro túnel que oculta los designios Que los cruentos azares quisieron para ti.

 

No huyas: Espera. ¿Qué? El descenso, el descenso, Siempre el descenso hacia lo in-luminado, No hacia lo abierto, no, pues todo "Ángel es terrible"

Y solo por su benevolencia reinas en la tierra.

Pues el podría destruirte. Un poco más: ¿ la furiosa simiente De que surge tu sombra, no lleva impronta de los Ángeles?

 

Haz construido tu morada al borde del abismo, De desatendidas plegarias y preguntas blasfemas Y sabes que después del silencio y el exilio tremendo, Nada redime al hombre del peligro y el peligro es Abismo,

Ser libres, ser libres y henos aquí, ciegos Y solitarios mendicantes después de las tormentas y borrascas que trae aparejada la razón.

Un poco más: El Abismo es Ojo que te Observa.

 

Un solo sí y escuchará el llamado

Y en ese instante mínimo y perfecto comprenderás Al cabo que solo tú y el Ángel que te habita, Son el sombrío abismo del que pendes.

 

Oscar Portela

Abril del 2006

 

 

El desierto de los Tartaros

(A Gabriel Ramirez)

 

Ha pasado el tiempo, la sucesión, y nada ha sucedido.

Aquí estoy más expuesto que nunca a los demonios

y a la intemperie de la acumulación, que los espectros

han dibujado en soledad para mis sueños: las brevas

ha tiempo están para caer y desde ahí reclamar

a los vivos lo que no fue cumplido. Olvidar fue la tarea

que me impuse a mi mismo; mas, poderosos hados impidieron

que en paz, los fantasmas hablaran con los vivos.

Deste modo nada ha sido olvidado. Todo permanece

igual, aunque

fluyan la sucesión, y los deseos, o la imaginación, lea ya sólo

los nombres inscriptos en las lápidas. Madre, padre,

Amantes, amigos, volaron como huyen cornejas en

Invierno, Patria que soñé cuando niño y ahora,

en andrajos, pide mendrugos en las esquinas más siniestras.

A veces en silencio, veo un cielo infinito alumbrado

de titilantes astros, y escucho en madrugadas claras

como el agua que vierten las montañas, el grito de los

monos en los montes de infinitas praderas.

En verdad me digo, han pasado ya siglos y el que

ahora reclama silencio y paz, amortajado está por

la impudicia que los mortales trajeron a las viñas:

¿Descansaré algún día? ¿Como canes los demonios

Se ensañarán conmigo? O el milagro que aquí,

sin que lo vea, y en mis últimas horas deparará

ternuras, nunca vistas, sentidas, sobre la piel añosa

deste árbol ya muerto, resucitado entonces?

No hay respuestas. Ominoso silencio a la pregunta

Y sangra el corazón del hombre niño. Donde está el

sembradío, donde las risas que en el jardín florecen,

Y el inocente juego del tiempo, que el niño Dios contiene

entre sus manos? Qué esperar ya sino el invierno

torbo que se acerca sugiloso a nuestras puertas?. Pequeño,

Pequeño, el corazón del hombre languidece en la tarde

mientras Bastiano espera la llegada de Huno,

que alguna vez, con su flecha mortal, inspiró a los guerreros.

Pequeño es el horror de la línea de sombra

En que la nada crece, junto al desierto de los tártaros.

Aquí estoy, entre ruinas, esperando, lo que no debía ser.

 

(Septiembre 2004. Corrientes. Argentina.)

 

 

 

CANTO DE ORESTES

a Vera Luz Laporta

a M. Gilda.

 

Y deste modo, que la tempestad de la melancolía

no sople sobre mi alma contristada, que no crezca

como hiedra maléfica sobre las ruinas

que las imágenes tejieron sobre purpúreas

visiones, en tiempos acaecidos: revocado

sea el pasado y Neso no reduzca a cenizas

las esperanzas últimas de quien vistió sus días

con el polen que los Dioses colocan en los pétalos,

de los jardines que conducen al podio de lo pleno.

Dulces sean las Horas que caigan sobre los días

en que continúe despidiendome de quien fuí,

e inflamado no sea mi verbo por el pavor

ni la furias sigan mis pasos hoy como ayer: que

las hienas que sigilosas buscan los despojos

de los perdidos sueños, alejados sean de las

noches y días - espejismos que beberé

hasta que caiga Febo- y suceda todo

conforme a la voluntad de las Gracias

....................................................aceptadas

por la voluntad de la poesía que rige

mi destino: revocado el pasado y clausurada

la memoria que espera como el demonio la

hora de volver sobre sí, mis cansados ojos,

-ciegos ojos de cíclope-, salvados sean de otras

penas y melancolías: vuelvan así los aleluyas finales

y los "ossanas" tornen a florecer sobre mis labios.

Así sea, fidelidad a la tierra y el agua de las frías

colinas, y al oculto silencio que en el lenguaje

cifra el misterio de todo, sean estos los talamos en

que repose todo, las fuerzas del deseo,

que eternamente volverá sobre sí, volcada

ahora hacia la eternidad, y la fulgente estrella de

..........................................................la necesidad.

 

(10 de octubre de 2004)

 

 

 

La pócima

 

Abatida la noche del deseo, sobre las blancas

plumas de la garza, sólo en vilo la nada yace,

y el silencio de la urna donde reposan

...................................................las cenizas

que la vida, futil sustancia, o engañoso espejismo,

a ojos del mortal ponen silentes: Así me digo

a mi mismo: cumplido está lo que debió haber sido,

y escogieron los hados que malversaron la obra

de los Días dorados de la divina juventud:

La Soledad de Obra, las Horas que

fatalmente tocan a Diana, servidas están

en la Augusta mesa de los inmortales ahora:

La soledad de un corazón como tributo a la cólera

...................................................del Daimón

ya fue cumplida: toca hoy a mis manos llevar

hasta mis labios la pócima que un Dios,

por intermedio de las Horas, a mi destierro destinara.

 

(Corrientes- Argentina- octubre de 2004)

 

 

 

VERA-LUZ

 

Vienes a mi, surgida de la espuma,

y como el pájaro

que siente

"en toda intensidad

el aire", te sostienes en mis oscuros

duelos, en mis hondas doloras,

en los suspiros de Icaro,

que adormecen mi sangre,

tú, a mi vera,

estrella, concha marina,

fénix del espíritu que en el cenit

floreces, y haces del tiempo

bucaro, que eternidad enciende,

allá en el eter,

donde todo es etereo,

el canto de Serafines

y el ruego eterno

de querubines bellos: Así

estás junto a mi, así a mi Vera,

para auparme en tus alas

cuando caigo al abismo

donde el vértigo asciende,

y sólo quedan prisas,

prisiones y tormentos:

tú, alma de mujer, omnicomprensiva

violeta, Gaia, -"tierra",

agua, luna-, que ocultas el nombre

de quien vendrá a reinar.

¿Como nombrarte pués

sino daimón radioso

que en mis oidos susurras,

melodías no escuchadas aún?

 

8 de febrero de 2005

 

 

 

Descarnado - a Mary Carmen Golán

por soportar a su lado el fuego

de la poesía.

"Alma, blagula, blandula"

Adriano.

 

Borrarme, sí, borrarme, no estar ya,

no ser, levitar como una extraña nube,

junto a ese Dios efímero

que en mis sueños florece,

y así permanecer, "descarnado",

soñando en la vigilia y los sueños

atento, sin saber ya si vivo,

o en el Erebo estoy, junto a María Estela,

oscilando como el pistilo

de una flor de Oro, o yo, cansado ya

de las prisiones de la carne y

el tiempo, de las heridas y traiciones

que la soledad trae consigo,

inmóvil, frágil, sólo, inmovil, junto a María Estela

en el palio de un templo

donde mis ciegos ojos

no contemplan ya nada

deste mundo donde triunfa el abismo

de la terrible libertad que posee

y que atrae hacia si

con la fuerza del Caos, del abismo

sin fondo: así querría estar,

como invisible pájaro, en la rama invisible

de un invisible amor, ¡ay!,

cual nubecilla etérea, ya sólo canto,

ya sólo soplo, ya sólo poema,

sin decir sino nada, todo almita invisible

de un fulgurante instante.

 

18 de febrero del 2005

 

 

 

La Argentina va en coche al muere

(Febrero 23 de 2005)

 

¿En qué túmulo oscuro, tras qué infamias,

te han enterrado ya, oh patria mía?

 

¿Que postillón feroz depostilládo,

con qué barquero atroz, como cochero,

te conduce sin honras, ya indigente,

de un cementerio a otro, contristada?

 

¿Qué indiferentes buitres se alimentan

de tu triste carroña, coronada,

y que gusanos, larvas de tus aguas,

se posan en tu espectro vacilante?

 

Qué sirvientes hipócritas vestidos

Con hidalgos vestidos te traicionan,

Y en patrañas ahogan tus hazañas?

 

Qué astuta lacra, qué descendencia barbara,

.................................................y astuta,

Va en pos de tu pasado a deshonrarte?

 

Desposado contigo sufro ahora,

el amargo camino que a tus pasos

en aciago destino fué colmado.

 

¿No hay oxigeno aquí donde se ahogan

los sueños de tus héroes ahora,

ominoso el destino de ser tuyo, yo te digo,

oh, lar de nobles musas,

 

que rendido, a tu honras, revelado,

y con verbo inflamado de desprecio

sigo aún los designios que los dioses,

pusieran en los labios de mi madre.

 

 

 

El Mundo como Fábula

 

Humo del ser soy, y el yo que firma

en nombre de aquello que advino al ver,

juego de un niño, (acaso "Dionisos")?

que al crear mundos en la embriaguez

del éxtasis, pasa indicando solitarios caminos,

vuelve y desaparece? Nada comienza

y no termina nada, pues fábula es el mundo

que interminablemente

ronda y camina: nada es el ser,

sino transfigurarse, el brillo del ocaso

que dura por instantes

porque dona la nada toda gracia

e instante, danza, divina estancia.

Hay dolor en ser humo

que ahora se disipa, pues leña

y fue fuego, pues fue rayo y fue

trueno -dolor de mar salobre-, y hoy tan sólo

cenizas, y heridas en el tuetano

que Apolo dicta en ira, fragmento del azar

que como estrella cae,

al abismo del mundo, debajo de las aguas

de un sueño cruel que escancia

el lenguaje de un doble, pues no es

sonido, furia, ni estéril pesadilla,

sino fábula insomne la del mundo

que esplende, sino teatro y sombras

del cuento que me habita,

y se disipa ahora que firmo sólo

en nombre del azar que susurra

 

(marzo 8 de 2005)

 

 

 

Enfermedad de la tierra

(a Ronny)

 

Cansado estoy y enfermo de la tierra

que alguna vez me cobijó,

de algas, aguas, lunas,

y del amor del cual enamorado estuve,

y que hoy, a cuestas llevo,

como un féretro oscuro,

para de noche reposar a solas: así espero

la muerte, como el señor del círculo,

como Ourobouros, y sin salida,

preso de aquello que borré de la memoria,

me debato entre espasmos,

pesadillas e insomnios,

buscando en el amor - ¿buscando? -,

la muerte deseada, sin que nadie lo advierta.

Pesada eternidad, en realidad, ser

inmortal es un castigo, morir mil veces

y volver, adonde, adonde,

cuando invade la nausea , espíritu del mundo,

como peste de ratas, el lenguaje

donde todo reposa.

Vengan a mi pues, huracanes y tormentas,

aguas salvajes, monstruos marinos,

-todo, todo -, y que desta manera,

un ángel fiero me lleve hasta

la noche del silencio, donde me acunará

la paz de una nada infinita.

De ella vine, a ella volveré,

y esta será la parusía del camino emprendido

por esta estrecha puerta de mi nombre.

 

17 de marzo del 2005

 

 

 

Tutankamón

(a Alberto Peyrano

en cualquier año

en cualquier ciudad)

 

Despreciado él, solo, él, solitario como un dolmen

que yace bajo la oscuridad del Sol,

quieto, solísimo, olvidado y eterno.

Un dracma, un doblón, olvidado bajo las turbias

aguas de los salados mares - así la soledad-,

un tesoro bajo las dunas del desierto,

allí donde Timón de Atenas, buscó refugio

en su dolor, lejos de toda turba humana,

solísimo, despreciando todo rebaño,

todo balido de ternero en las garras de un águila.

Águila es la soledad. Despreciado, también

a la deriva, ignorante de la moneda insana

que yace bajo sus pies, perdida, despreciados, sí,

inútil, pues para qué?, para quienes balan?, por qué

razón?, los que han optado por el fatal silencio.

Sólo un bastón y todo dicho. Que la raza maldita

de la culpa, busque perdón en sus ofrendas,

que tribales en medio de becerros, canten ossanas

y así se aferren a la vida, como náufragos,

que ignoran lo que son. Y mientras tanto,

el dracma, el doblón ignorado,

siga su oscura ruta bajo las rotas botas del mendigo.

No es fuerte "el solitario", sólo resiste la tempestad

y el rayo como la muerta encina: un corazón que late

aún, se llama nada, su imprecación en medio

del desierto, el aullido del lobo:

escuchad: yo soy Tutankamón,

soy el señor del laberinto,

y aquí estoy, vivo y muerto, siempre resucitando,

y desposado aún con la maldita soledad del círculo.

 

(marzo/2005)

 

 

 

Borrarme

 

Borrarme, sí, borrarme, no estar ya,

no ser, levitar como una extraña nuve,

junto a ese Dios efímero

que en mis sueños florece,

y así permanecer, "descarnado",

soñando en la vigilia y los sueños

atento, sin saber ya si vivo,

o en el Erebo estoy, junto a María Estela,

oscilando como el pistilo

de una flor de Oro, o yo, cansado ya

de las prisiones de la carne y

el tiempo, de las heridas y traiciones

que la soledad trae consigo,

inmóvil, frágil, solo, junto a María Estela

en el palio de un templo

donde mis ciegos ojos

no contemplan ya nada

deste mundo donde triunfa el abismo

de la terrible libertad que posee

y que atrae hacia sí

con la fuerza del Caos, del abismo

sin fondo: así querría estar,

como invisible pájaro, en la rama invisible

de un invisible amor, ¡ay!,

cual nubecilla eterea, ya sólo canto,

ya sólo soplo, ya sólo poema,

sin decir sino nada, todo almita invisible

de un fulgurante instante.

 

(18 de febrero de 2005)

 

 

 

Cuando

 

Cuando mi sombra diga yo,

en nombre y carne mía,

y sea todo niebla del ser,

humo de cristal marino,

este cuerpo que ocupan hoy

las luces y las sombras,

los umbrales del mundo

que perseguí en silencio,

las olas de la mar, las huellas

que mis pasos

dejaron en la arena,

cuando la pictografía

de las aves en vuelo

no sean sino soplos

de un deseo anhelado,

cuando la eternidad

solo un nombre aterido,

herido

por la sombra de la fábula

esquiva, tras los hierbajos

de tierra sorda y muda,

la reunión de un mundo

no se escuche en silencio

que memoré de niño,

y solo aquel vacío, que no da

sino sales,

y yertos espejismos,

aún estaré yo, sombra,

más sombra

que la sombra que se atribuye

el nombre con que tracé

un destino, sin decir sino

nada, nada, nada.

Memoria sin memoria,

memoria sin la nada,

para firmar de nuevo

las nubes

y los árboles,

los amores

solícitos, las manos que se

abrieron alguna vez,

las auras

donde el ciego ve Dioses

y el laurel y el espino,

para afirmar que el todo

es fábula de un sino, que un

cruel polichinela,

dio como mundo

al sino.

 

(Marzo 6 de 2005)

 

 

 

Diálogo inconcluso

(por qué y para qué madre)

Mayo 1950/ mayo 2005

(en mis 55 años)

 

Por qué madre, para qué, estéril la pregunta,/

Un yelmo fantasmal vacío, llena la espectral figura,

Por qué, para qué si contestar no puedes,/

Un enviado a este país de sombras, por excesiva luz,/

A este país de arena y agua y llanurales/

Con excesivos verdes, tormentas y rayos, y vaciado

De todo/, con el alma aherrojada por diminutos duendes,

Y engañosos daimones, / para qué la pregunta,

Para qué si así deyecto entre futuras ruinas y silencio,

Y torva soledad de turba, por qué a mi, por que así/

Aherrojado a finitud y muerte/ de la madera de los sueños

Hecho/ así y aquí, / expuesto desde siempre/

A gravosa penuria que invade este país de nada /

Nada, nada, / más que memorias espectrales,/

Y el abandono de sentir la pena de una eterna deriva /

este cuerpo de humo que los espejos

/ de repetidas pesadillas no reflejan/ cuerpo ya

abandonado por el cuerpo / y aun así, preguntando…,

/ por qué , y para qué madre/ de aquel hilo de luna

del mayo que pasó/ entregada a las aves nocturnas

y a los linces, diste parte de mi, a los brazos

de un hombre / vacío de pasiones, abandonado, /

y sólo sostenido por el diurno celo de tus manos,

en el aire deste país que gime la noche

en que gestaste una alada pregunta,/ sin más peso

que el leve soplo de la informe Gorgona/ que ha convertido

en piedra y en espera de nada, nada/este nombre

que luego abandonaste a la intemperie insana

de la palabra/ a la llama que convierte en ceniza/

al abismo donde habita el infierno de los otros/

presos de la bárbara nada, nada, nada/ por qué

el beso, la pasión, la ternura/ para que la estrecha

puerta por donde se entra a la nada del Otro/

a las puertas cerradas del infierno del Otro,/

oh madre/ de muerto sí, aquí, así/ en este

continente donde reinan la nada y los dioses han

muerto/ como yo/ como tú/ y ni las huellas quedan

de las vagas promesas de los días radiantes! /

ay, no, no buscaré la sangre, me ir&ecute;, me iré,

sin molestar al viento ni a los árboles/ sin que la

nada sepa que me espera/ y dormiré milenios/ sin

que nadie me llame/ y tú madre/ ya no podrás

llamarme ni en los sueños/ porque toda ceniza/

se confunde solísima a infinitud , en este camino/

que se aparea con el viento.

 

 

 

Diálogo ocluido

Maldito mayo

 

A Corina Antonia Palma

 

¡Gravoso diálogo con los antepasados!

Las pomas eran lenguas de espuma caídas

En los frescos del tiempo,

- el aire cálido temblaba en las hojas

- (recordad que en este continente la primavera es ilusión)

Y las rubias arenas, serenísimas,

Se entregaban graciosas a los pies del viandante:

Así entrábamos al tiempo de citrus amarillo

Como quien va al paraíso, y la nada se deslizaba

A nuestros ojos, pletóricos de imágenes,

Como la abeja que trabajaba el polen arduamente:

En nuestros castos oídos, zureos de palomas,

y en las bastas orillas de los grandes esteros

El grito de "chajá", o en el árbol cercano,

La invisible pero omnipresente alondra,

Como anuncio fatal de lo que va a venir!

 

- recordad también que la naturaleza bárbara

- no admite ingenierías ni estéticas de jardinería

Orficas; un continente bárbaro no se viste de joyas.

 

Las llanuras, espejismos del ojo,

Y la nada que crece, como el recuerdo que se acrece

Con el paso del tiempo: ¡maldito mayo, en nombre de la

Cizaña de mis sueños yo no te absuelvo

Y en vista de los que no vinieron y en el de los que se fueron,

Yo te maldigo y pregunto al oráculo,

Por qué, por qué en mayo, tan cercano a la nada!

 

Ah!, yo no dije me fui, Mariela Mioni,

 

Solo dije, "me iré", me iré sin molestar a los árboles-

en el tímpano tengo guardado

La voz de un solitario "guayabo"-, porque a pesar de todo,

aun estoy aquí, como el lobo en la estepa,

Amenazado por furtivas malicias, arrastrando diálogos

Y huellas con carcomas y sangres coaguladas,

-y aún saludo al viento, canto corales inaudibles,

Doy a mi voz el pentagrama de aquella muda sinfonía,

Y me estrecho en el lecho donde voy a morir

Más tarde o más temprano, preso de este maldito mayo!

 

Dónde, abuelo, sembraste la progenie

Para luego volar hacia las rías, sin pedirnos permiso?

 

Por qué, madre, en un maldito mayo,

Mientras crecen en mi desiertos de la nada,

Y se agiganta en mi alma, tu amor a lo sereno

Y la dulce ilusión de una calma de oro!

 

Hay!, y aún estoy aquí; para qué,

si nadie puede responderme?

Y agotadas mis fuerzas

aún pervivo y en mi corazón, tantas vences vencido,

aún canta la alondra, que me acunó de niño.

 

Oscar Portela- mayo 4 - 2005-05-05

 

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 guayabo: árbol regional de corrientes

. "chajá": ave regional de la zona

 

 

 

Oscar Portela                            

 

 

 

 

 

 


OSCAR PORTELA : CORRIENTES (ARGENTINA)
1940-2014

 LIBROS PUBLICADOS:
"Senderos en el Bosque" - poemas -, Torres Agüero Editor. Presentan en la librería La Ciudad de Buenos Aires Ricardo Mosquera Eastman, Eduardo Gudiño Kieffer, David Martínez y Francisco Madariaga.
En el Hotel Guaraní de Corrientes, Luisa Valenzuela, Alicia Ortíz y el Dr. Jorge Eduardo Bustamante.
En el Hotel de Turismo de Goya canta por primera vez sus poemas Teresa Parodi y hablan don Raúl Balestra y Mamy Calvi
"Los Nuevos Asilos", Botella al Mar, Bs. As. Presentan en el Hotel Sheraton Luisa Mercedes Levinson, Eduardo Gudiño Kieffer y Francisco Madariaga. Canta sus poemas Teresa Parodi. Presentan en el Diario "El Litoral "de Corrientes Francisco Madariaga, Alfredo Veiravé y Elida Manselli.
"Recepciones Diurnas, Celebraciones Nocturnas", Crisol Corrientes. Presentan en el CAYC de Buenos Aires (Centro de Artes y Comunicaciones) Alicia Ortíz, Elida Manselli y Alberto Robredo. En el Jockey Club de Corrientes Daniel Chirom, Ricardo Mosquera Eastman y Jesús Gustavo González Cabañas. Canta sus poemas Teresa Parodi.
"Auto de Fe". Municipalidad de Corrientes.
"Había una vez", Botella Al Mar, Bs. As. Presentan en el Café Tortoni de Buenos Aires Raúl Vera Ocampo y Leonor Calvera. Canta sus poemas Horacio Guevara. En el Hotel Corrientes de Corrientes presenta el libro Elida Manselli y baila sus poemas cantados por Horacio Guevara, Dora Vidal. En Esquina (Ctes) presenta el libro Alcides Rivero de Bianchi, y canta sus poemas Pedro Martingaste.
"Memorial de Corrientes ", Editorial Tiempo, Corrientes. Presentan el libro en el Hotel Panamericano Elizabeth Azcona Cranwell, Elba Soto y María del Carmen Suárez. Recita poemas Marikena Monti. Conduce el acto Osvaldo Moro.
"Estuario", Publicado por la Comisión del Cuarto Centenario de Corrientes, Primer Premio Nacional Carlos Gordiolla Niella.
"Golpe de Gracia ", Editorial Marymar, Bs. As. Presenta el libro Graciela Maturo, en la Galería de Arte Centoira .
"Selección Poética"- Selection Poetics-. Edición Bilingüe. Ediciones del Correo Latino. Bs. As. Presenta en Corrientes Luis Benitez, (Jockey Club). III Encuentro de Escritores Nacionales en Corrientes.
"Nietzsche, Sonámbulo del Día". Editorial Tiempo. Con el agregado de "Nietzsche Hoy". Corrientes, abril de 1997.
"La Memoria de Láquesis" y "Fresas Salvajes". Editorial Universidad Nacional del Nordeste (UNNE).
"El Maldito Asombroso", declarado de Interés Legislativo y Senatorial. Editorial Tiempo.

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 PREMIOS LITERARIOS:
Segundo Premio en el Concurso de Poemas Ilustrados organizado por la Municipalidad de la Ciudad de Corrientes en adhesión al mes de Corrientes, el 5 de mayo de 1972.
Primer Premio "Juan Torres de Vera y Aragón", compartido junto a María Alcides Rivero de Bianchi de la Subsecretaría de Cultura de Provincia de Corrientes por "Los Nuevos Asilos".
Primer Premio de la Municipalidad de Corrientes 1981 otorgado por un jurado constituido por Juan José Cesellli e Ilda Torres Varela a "Recepciones Diurnas Celebraciones Nocturnas".
Primer Premio "Carlos Gordiola Niella - Cuarto Centenario Fundación de Corrientes" en el género lírica, por su libro "Estuario", con un jurado constituido por Raúl Vera Ocampo, Clara Fernández Moreno y María del Carmen Suárez.
Primer Premio compartido con Beatriz Schaeffer Peña, en el concurso sobre la obra de Luisa Mercedes Levinson, por su ensayo, "El mito en la obra de Luisa Mercedes Levinson", otorgado por un jurado constituido por Jorge Cruz, Leonor Calvera y Rolando Costa Picaso.