Martes 27/8/1996
Lo dijo la radio: Efemérides:
Hoy hace treinta años
en Buenos Aires Nicolás Olivari
el autor
dijo la radio
dio una patada final
recta a la ambigüedad y a la pacatería
Murió
dijo la radio.
Que
¿Escribo que
interrogando
o depositando al vocablo como un huevito?
Frente o fuente de guiños:
un pie en la guerra.
Moriré
De ripio moriré:
bien lo sé
Mortificado en el subjuntivo izquierdo
y por los triptongos de una rosa.
Escritor, el de los escritos, dice
Vean cómo me explayo vean
cómo me equivoco
propago erratas y chochez
Preceptor, el de los preceptos, dice:
Introductor, el de los introductos, dice:
El título es de la avanzada
alucinógena
a veces
El título avanza
aun petrificado
Comuniones insistentes:
insistencias
procurándose en comunión
Los Testigos de Cervantes:
pedido de palabras
rendimiento de palabras
El escritor no viene solo
(lector apuntado por un arma de juego)
Los libros nos miran:
“La Fábula Papal”
“Dilemama”
“De Cómo Voy a Degollar a mis Hermanos Contra mis Convicciones y la Ley”
El final me halla buscándolo:
careo, caca y cacareo
He visto así
he leído.
Recobra
La página recobra
unanimidad en el asco
recobra
un invento divino:
la anguila lánguida
Alquila bordes a los satélites
recobra entrañas:
¿néctar o fuga?
Ante
Bien soñado
antediluviano
Bien venido
de los estragos del diluvio
Bien venido de diluvio
Bienvenido escritor
anteclásico.
Espectadores de “Hernani” de Victor Hugo
“¡Mueran las pelucas!”
Románticos silbidos desaprueban puñetazos
y proyectiles clasicistas en aquel debut
El cuerpo a cuerpo de los cuatrocientos románticos
empecinados contraponiéndose a la mediatización
de las armas de fuego empuñadas
y disparadas algunas desde lejos
por clasicistas, calvos y genoux
aun en las cuarenta y cuatro representaciones subsiguientes
Solo, emboscado en su palco, reticente
se regodea Chateaubriand
“¿Respondes de tus hombres?”
increpa Gerard de Nerval, el emisario del autor
Balzac y Lassailly, en el primer piso del teatro
En la platea, con todo su carisma
desde su levita roja de siempre, Théophile Gautier:
“Por el cráneo donde bebió Byron en la abadía de Newstead, respondo por ellos”
Berlioz, en el segundo piso.
Notas: Dios
¿Notas Dios?
¿En el aire, en el sueño
en la comida?
Dios da que hablar
Muy omni
cuando no quiebra
(fraudulenta)
Quita y da
sin melancolía
(¡Infames!:
no lava, Dios, dinero)
Dios
(que para eso está donde está
llegó a lo que llegó
y es lo que es)
te perdone
Dios no pasa de moda
(afinando la lapicera
ni Dios ni ¡oh, Dios!
pasan de moda)
Da que escribir
también
Dios.
Se infiltran
Se infiltran en las pesadillas de tus personajes
unos que embadurnan con plumas fascistas del Ku-Klux Klan
y sellan con sus orgías crucificantes
el colapso
Así como antes esos personajes
se infiltraron
en tus pesadillas.
Polvito de rapé para dos
Una vela para la noche en ella
reclamo con la mirada salvaje
¿Perder la mente entre vistosas mañas?
(Para un volumen en prosa con aires de lubricidad.)
A Felisberto Hernández
Muequitas en el pizarrón:
escríbanme o partan tizas
Inteligiendo en las costas
los restos de un pesar
antroposófico
Caí
de fallecimiento provocado por un signo de admiración
Anticipé:
ya venía con brizna la brisa:
Alicia en el País de las Sevillanas
es una artista asediada por su vello púbico
Advertirlo
sin ablandarse en la modestia
Da sobre las cosas el sol:
sobre Felisberto da como vemos
que ve cómo da
sobre las cosas.
Colorín colorado
¿Exponer la predestinación de las perdices?
¿Exaltar la índole del apetito?
¿Guiar un tur por el masticar, el deglutir?:
Perdices
o chancho rengo.
La novela no vela, ¿no?
La no sobria novela dudosa no terminará de redactarse
y de aposentar en ella sus reales miserias el autor
quien no situará orondos huevos sobre mesa de altar
ni pelará lingam de glande absorto
(alardes motrices)
Ubérrimos y urentes: novelemos
espermatozoides en la hoguera
(no la contundente insignificancia es magnífica).
Jan Neruda de la Malá Strana
El señor Schlegl/una mujer (la misma mujer)/el señor Rysanek
(otra fue quien arruinó al pordiosero
otra féretro tras féretro la de corazón tierno y llorador)
Conversación nocturna sobre los tejados tentadores de la calle Ostruha
cruzada por el circunspectísimo médico-no médico designado misántropo
transitada por el magro Hastrman (“¡el mar! ¡el mar!”)
en la barriada del mesón “Las Tres Lilas”
(parroquianos suboficiales y cadetes en el saloncito)
tres enormes dogos feroces en la capilla de San Wenceslao
velando el prolijo orgullo del monaguillo narrador
revolucionario desprovisto de pólvora
Gorda María en el Día de los Muertos
(dos muertos, farristas, uno poeta, ambos pretendientes de la treintañera)
el epilogal treintañero estudiante de leyes (“¡qué hombre!”)
y los demás vecinos conspicuos convocados.
Preguntas de Anita
¿Importa saber qué edad he llegado a tener
y si soy risueña o resentida
hija adoptada por Karenin
(el marido de mi madre y padre de mi medio hermano)
hija del conde Vronski, e insisto
de aquella mujer tan bella que apenas conocí?
¿Heroína de la que precisamente habré heredado su belleza?
¿Escribí yo libros?
¿La perdoné?
A Ernest Hemingway
Langostas, grillos, truchas, salamandras como carnada
insectos, larvas y escarabajos para tu anzuelo
muchacho Nick Adams, inventor de arroyos
para quien era Michigan una fiesta del verano
Las armas
del viejo Hemingway y el mar.
Sopa lupina
A la marmita el lobo cochambroso
lupino el lobo
caldo la sopa
y los tres puerquitos:
buen provecho.
A zampar
La abuela de Caperucita no indigesta
henos invitados al opíparo banquete:
Platón
trincha.
A Fernando Savater
Los políticos
a caballo de las naciones
La curiosidad
a canguro de la ciencia
Los ambiciosos
a tigre del comercio
El dogmatismo
a mastodonte de las iglesias
Los revolucionarios
a cóndor de las reivindicaciones
El goce estético
a unicornio de la dignidad.
Caligramas
Letra al límite de Teócrito
o chinos
talismanes (algunos)
lipogramas y extravagancias
tiernos repudios polilingües y hasta despampanantes anagramas
remotos bíblicos esotéricos
árabes o persas metafísicas caligrafiadas
laberintos benedictinos, abracadabra ornamental
dibujado
Dionisio de Halicarnaso.
Filosofías
Chorro de soda generosa sobre asianistas, eudemonistas y maniqueístas
aguas mineralizadas sobre convencidos consagrados al pirronismo y al epicureismo
(fuera detractores de cualquier multinacional de las gaseosas)
yo los bautizo en el nombre
de las más afiladas filosofías decadentes.
Poema con cuarteto bien conocido de gigantes y un ácrata
Nace en la edad de la inocencia
de la naturaleza y la destruye
Darwin la inocencia de la naturaleza
Nace en la edad de la inocencia
del Estado y la destruye
Marx la inocencia del Estado
Nace en la edad de la inocencia
de la mente y la destruye
Freud la inocencia de la mente
Nace en la edad de la inocencia
del tiempo y del espacio y la destruye
Einstein la inocencia del tiempo y del espacio
Nace en la edad de la destrucción
de la inocencia Bakunin
y crea.
El riñón de la felicidad
“Como que no te anda el riñón afectivo”
espetó la esposa del poeta
al poeta
Añadió
(o creyó el poeta que su esposa añadía):
“demasiado aun de lo mejor
no por mejor es menos demasiado”.
¡Lo tengo!
¡Lo tengo!
me dije
al poema
en secreto
Se me vino
lo esperé
natural
sin cesárea
Lo tuve
escribí
al poema
a voces.
Números me salen
Números me salen
de los que desconfío
y versos
en los que confiaría
no me salen
más que de otros.
Desde una carta dirigida a Antonin Artaud
Es en la vigilia de estos enamorados
Antígona y Marat
y en escenarios y papeles con membretes
de Café de la Regence y Café Riche
donde irrumpían ediciones de sesenta y cinco ejemplares
de “Le pese-nerfs” como granadas
al pie del láudano, la miseria y la inmortalidad
“Date por abofeteado
y te amo y te comprendo más que nunca”:
el poema de Génica Athanasiou
que sustraje de un borrador
que releo hoy despidiéndome del verano.
Modelando
Los motivos dictan poemas
los motivos hostigan poetas
perentoriedad corremos y corremos
alcanzamos a la perentoriedad
con motivos
Le insertamos un motivo al dictado
encarnamos la perentoriedad del motivo
es un trabajo encarnar la hostigación
trabajamos modelando la perentoriedad
El poema es poema y se queda parado
lo leemos
y salta.
“La ventana es una naranja que se abre”
Me asomé a la naranja
a su
liberada claridad
La ventana que se abre
me
abre a su secreto
El secreto del sol es la naranja
El sol muestra la naranja
A Apollinaire
el sol le muestra la naranja.
( de "RIPIO"- Ediciones Recitador Argentino ).
(C) ROLANDO REVAGLIATTI