Alberto
Luis Ponzo: sus respuestas y poemas
Entrevista realizada por Rolando Revagliatti
Alberto Luis Ponzo nació el 12 de junio de 1916 en el barrio de
Palermo, en la ciudad de Buenos Aires y reside en la ciudad de
Castelar (desde 1951), en la zona Oeste del Gran Buenos Aires,
la Argentina. Dirigió y codirigió, entre otras revistas
literarias, plaquetas y
colecciones, “Vigilia” (con Fulvio Milano, 1961-1965),
“Encuentro” (1966-1977), “Por la Poesía”, “Empresa Poética” (con
Luis Iadarola y Simón Kargieman, 1984-1988), “Mano de Obra” (con
Carlos Vitale), “Hojas del Caminador” (con Alba Correa
Escandell, 1981-2005), “El Poema Ilustrado”, “Otros Cielos”
(bilingüe). Su quehacer fui incluido, por ejemplo, en
“Poesía argentina contemporánea” (Volumen Octavo, Fundación Argentina para la Poesía,
1981), “40 años de poesía
argentina” (Tomo tercero (1950-1960), Editorial Aldaba,
1964), “Poesía argentina - Hacia el 2000” (Ediciones Kir, 1997),“El
‘60” (selección de Alfredo Andrés, Editores 2, Serie Plural,
1969), “Poesía hacia el
nuevo milenio” (Tomo 1, La Luna Que, 1999), así como en
innumerables publicaciones periódicas no sólo de su país, sino
que, también, en “Hora de Poesía”, “Kurpil”, “El Indio del
Jarama” de España; “Enlace”, “Románica” de Estados Unidos;
“Norte” de México; “Zona Franca” de Venezuela; “Andrómeda” de
Puerto Rico; “Alero” de Nicaragua, etc.
Citamos algunos de sus poemarios:
“Equivalencia de la
tierra” (1960, el primero),“De
ayeres y desmemorias”, “Ramos de invierno”, “Cuaderno Martín”,
“Lugares / En otras palabras”, “Obra en construcción”, “Canto en
la arena”, “Exploraciones (sobre la poesía y lo demás)”,
“Anotaciones para mi nacimiento”, “La casa de Azara y otros
poemas”, “A puertas abiertas”, “Uno en el mundo”, “Poemas para
Antonio Porchia”, “Historias salvajes”, “Cuadro de situación”,
“Diálogo de escrituras”, “Labio oscuro de nacer”, “De este mundo
(instantáneas y miradas)”. Y algunos de sus volúmenes de
ensayo: “Pasión de la
soledad y el misterio de Juan L.
Ortiz”, “Antonio Porchia: El poeta del sobresalto”, “Poéticas /
Poetas de la experiencia a la escritura“, “César Vallejo: Verbo,
destino y unidad”, “Poetas del vértigo y otros ensayos”,
“Osvaldo Milano Arrieta, una forma sensible de indagación”,
“Juan L. Ortiz / El aura de un lenguaje esencial”. Así como
las siguientes antologías de su obra:
“Ocupaciones y límites”
(1960-1981, Fundación Argentina para la Poesía, 1982),
“Poesía recobrada” (1972-1995, Libros del Empedrado, 1996),
“Ochenta vueltas al mundo de todos los días” (1960-1996,
Araucaria Editora, 1997),
“Poemas olvidados” (1962-2004, Hojas del Caminador, 2004),
“Antología breve”
(incluye “Pulsos ocultos”
de Alba Correa Escandell), Araucaria Editora, 2008.
1 — Quienes deseen
saber más de vos, Alberto, tendrán posibilidades si te buscan en
la Red. Encontrarán muestras de tu poesía, otros reportajes y
videos. Y podrán advertirte en fotografías con tu esposa y
compañera de más de seis décadas, Alba Correa Escandell
(1918-2008), de nacionalidad uruguaya, que además de profesora
universitaria fue poeta y narradora. ¿Nos referimos a ella?
ALP —
Entre las actos que
considero imprevisibles no puedo dejar de mencionar cómo conocí
a Alba, como un hecho "milagroso" por medio de la Radio Sténtor,
muy popular entonces en Buenos Aires. Ella había participado en
un concurso de poesía desde su país, obteniendo una distinción,
y yo traté de comunicarme a través de los datos logrados por la
amistad que me unía a una locutora de la radio. Alba vivía en
Nueva Palmira, pequeño pueblo frente al río Uruguay, y yo había
iniciado mi carrera universitaria; además comenzaba a "imitar" a
los poetas del ‘40. Mantuve con Alba una incesante
correspondencia y la visitaba cuando lograba conjugar mi
disponibilidad de tiempo y económica. Los dos escribíamos coplas
y sonetos, y nos consubstanciábamos con los bardos de esa época:
Rubén Darío, Leopoldo Lugones, Almafuerte, parte de poesía
española y francesa. Eran los años de "fórmulas neorrománticas"
y acontecimientos históricos y socio-culturales que
determinaron las expresiones de una "nueva poesía". Existían las
tendencias modernistas y, sin mayor influencia, seguimos juntos
cumpliendo "carreras" diferentes: ella era Profesora de Idioma
Español e Historia y yo ejercía mi profesión de Odontología.
Mientras Alba realizaba una labor de desarrollo en la vida
cultural palmirense, aún derivada de la producción tradicional,
yo me dedicada a atender mis pacientes, en Castelar,
concurriendo en ocasiones a la Capital Federal, donde me fui
relacionando con los poetas Roberto Juarroz, Raúl Gustavo
Aguirre, Enrique Molina, Francisco Madariaga, Alejandra
Pizarnik, Antonio Porchia y unos cuantos surrealistas. Alba en
Nueva Palmira fue delineando una obra silenciosa y ligada a sus
recuerdos de infancia y actualidad familiar. Sus libros fueron
editados mucho después de los míos.
2 — Sobre tu
poética se opinó que huía
“del retoricismo y de los excesos sentimentales y que se
caracteriza por el tono reflexivo”. Y sobre vos, el poeta
Carlos María Romero Sosa destacó un rasgo:
“Una de las pocas personas que conservan la sana costumbre de escribir
extensas cartas manuscritas.” Ha existido el “Premio de
Poesía Concurso Dr. Alberto Luis Ponzo de la Universidad de
Morón”. Has ido obteniendo reconocimientos institucionales por
tu trayectoria: Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina
para la Poesía (en 1992), Sociedad Argentina de Escritores
Central y también de la Seccional Oeste, Socio Honorario de la
Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (en 2011),
Fondo Nacional de las Artes... Y en la ciudad de Morón podríamos
acceder a la “Biblioteca Popular y Centro Cultural Alberto Luis
Ponzo”. ¿Cómo atinás a sobrevolar sobre todo esto?
ALP
—
Hay una línea que
separa lo que se escribe de las opiniones, resoluciones,
prescripciones y otros elementos externos. Esa línea representa
el lugar de la creación, la obra ya realizada y presentada, como
hecho elaborado por el autor, independiente de nuestras ideas o
condiciones en las diferentes formas de su existencia. Al otro
lado de la línea imaginaria está el reconocimiento luego de la
lectura, que puede resumirse diciendo que "vale" y tiene alguna
importancia. Hay también un aspecto que no deja de influir en el
trabajo escrito o del material que sea: la circunstancia de la
ejecución, o sea lo que da vida y mayor actualización. Es cuando
se estiman las razones para premiar, otorgar una mención,
celebrar, elegir un plano para destacarlo entre otros. Yo creo,
Rolando, que ha surgido en los últimos lustros una política
excesiva y dudosa para otorgar los premios: se ha desvirtuado lo
que entendemos como Arte.
En cuanto a mi obra de poesía, ensayo o cosa realizada,
sólo puede disculparse por los años de su realización,
"sobrevolando", como decís, entre características de varias
generaciones. No hago comentarios o afirmo si es merecido, pero
no he interrumpido mis esfuerzos.
Alberto Luis Ponzo con la escritora Gloria Arcuschin
3 — Las diversas ocasiones en las que has participado en colaboración
con el pintor y dibujante Salvador Galup, me brinda la
posibilidad de preguntarte cuáles han sido, en qué han
consistido, y que lo evoques como artista y como persona.
ALP
—
Poco después de
trasladarme a Castelar (yo viví en Buenos Aires, frente al
Parque Chacabuco, desde que me casé en 1946 hasta 1951) y ya
instalado con mi consultorio dental en la calle Italia 830,
concurrió por un problema de prótesis Salvador Galup. Al
realizar su ficha, aparte de los datos acostumbrados, me enteré
que era pintor y dibujaba en el diario “La Razón”. Un día me
invitó a conocer su taller, a pocas cuadras de mi casa. Me
mostró varios cuadros que se exhibían en el comedor y numerosas
obras —dibujos, óleos, estudios— ordenadas en su tallercito, en
el piso superior. Yo admiraba esa producción y las
colaboraciones en el diario, caricaturas en su mayor parte con
hechos políticos o simplemente las pruebas de sus trabajos.
Seguimos cerca, conversando de arte, la situación social, su
familia (tenía esposa y tres hijos), sin dejar de incluir a la
poesía, pues le había contado que escribía. No recuerdo todo lo
que me ayudó a ilustrar y diagramar desde entonces. Lo cierto es
que nos hicimos muy amigos y cuando le pedía la opinión acerca
de mis poemas, a los pocos días me mostraba lo que él había
sentido al leerlos. Así fue concibiendo tapas con ilustraciones
de mi obra. Pero lo que deseo destacar, sobre todo, es su
personalidad, la humildad y el desinterés sobre lo que hacía,
obsequiándolo a quienes les complacía. Lo que más tengo presente
es la publicación de "Hojas del Caminador", con la imagen de
cada autor en la tapa y dibujos de los poemas elegidos. Durante
tres años consecutivos y un número mensual, han aparecido las
ilustraciones, con un breve ensayo, de más de treinta poetas.
Escribió Galup en una Hoja que le dediqué:
"El arte no se puede
definir. Es algo que hace cambiar al ser humano, es la comunión
de todos los seres humanos. El artista no puede ser
individualista: tiene que dar cosas, tiene que decir lo que
sucede. Es el mundo que lo hace pintar o escribir. Otra cosa no
me interesa... Uno es como
la realidad y después
trabaja, se comunica con otro." En un reportaje afirmó:
"Tengo un gran respeto por
la pintura. No me siento con capacidad de mostrar mis cuadros.
Cuando pinto no pienso en otra cosa que la pintura. Si alguien
mira un cuadro y le gusta, ya estoy
conforme. Si llega lo que
hago, ya he cumplido con mi obra." Había nacido en el
porteño barrio de Caballito el 2 de noviembre de 1907 y falleció
en Castelar el 20 de marzo de 1991.
Alberto Luis Ponzo con Paula Mederos
4 — Integraste el Centro Cultural Almafuerte, el Grupo Roberto Arlt,
dirigiste “La Voz de Castelar”, fuiste jurado en certámenes,
obtuviste primeros premios tanto en ensayo como en poesía, y es
debido a tu iniciativa que diversas propuestas se fueron
llevando a cabo en la esfera cultural.
ALP —
Cada caso conlleva una
significación según las distintas épocas o situaciones. No se
puede sentir lo mismo y responder al paso de los años. Cuando
ingresé a la Sociedad Fomento de Castelar, mi trabajo consistió
en integrar el equipo de odontólogos, en distintos horarios.
Entonces no se cobraba, como Entidad de Bien Público. Poco
después propuse la realización de actos culturales con artistas
de Castelar y Morón, y así se fundó la Asociación Permanente de
Artes Plásticas, donde intervine con Salvador Galup, Helios
Gagliardi, Renée Pietrantonio, Rita Kafetzis y muchos más.
Recientemente falleció Gagliardi, el principal organizador. Ese
período fue uno de los más hermosos por las exposiciones, los
debates, los certámenes (alguno, de poesía ilustrada). Surgió un
grupo de escritores y se formó el Taller Literario, denominado
Roberto Arlt en sus comienzos (en San Antonio de Padua).
Participaron Juan Alberto Núñez, Antonio Aliberti, Elsa
Fenoglio, Beatriz Pico… y como invitados, escritores de la
Capital. No puedo negar inconvenientes o desacuerdos, pero la
organización nunca fue discutida o negada por la Comisión
Directiva de la Entidad. Integré esta Comisión varias veces,
ocupé la Presidencia y lo que más me conmueve ha sido el
desarrollo, los objetivos cumplidos de ampliación y
modernización de la Sala de Auxilios, y desde luego las
reuniones literarias, los diálogos con Raúl González Tuñón,
Alejandro Schmidt, Roberto Santoro, Rafael Alberto Vásquez,
César Fernández Moreno, Miguel Ángel Viola, Luis Ricardo Furlan,
Héctor Miguel Ángeli... En otra instancia se me confió la
dirección del periódico "La Voz de Castelar", donde ya venía
colaborando en mi "Kiosco Literario" con biografías, poemas,
críticas. A veces me refería a temas políticos y
actualizaciones históricas, pero nunca me he sentido
"periodista". Sólo escribía para comentar los sucesos
destacados, las vicisitudes sociales y los dedicados a la
literatura. Hasta hoy aparecen artículos de directa difusión
cultural (desde 1962). Acoto que Alba participaba con notas que
confluyen en su libro "El duende y otros cuentos".
Alberto Luis Ponzo con el poeta Roberto Goijman
5 — Más allá de
profesores, licenciados y doctores en Letras, abundan abogados,
periodistas, médicos y psicólogos que, además, son poetas. Hay,
pero no abundan los poetas que son meteorólogos, ingenieros,
físicos, arqueólogos, veterinarios, administradores de empresas,
antropólogos, químicos. En tu caso, Alberto, en 1943 te
recibiste de doctor en Odontología. ¿Coincidís con mi
observación? Y, coincidas o no, ¿qué conexiones procurarías
establecer entre el ejercicio de las profesiones universitarias
y las producciones poéticas?
ALP
—
Cuando tuve que decidir, al finalizar el Colegio Nacional, qué
podía hacer —sin tener ninguna idea especial—, le dije a mi
hermano mayor: Filosofía y Letras. Ya sea porque me atraía
escribir y tenía buenas notas, o porque no atisbaba otro camino,
la elección fue la expresada. El se negó y me respondió que
estudiando "eso" en la universidad "me iba a morir de hambre"!
Fue entonces que surgió el propósito de ingresar a la Facultad
de Medicina, donde en aquella época (1938) se estudiaba
Odontología. Mi ambición de la carrera de Letras quedó
archivada. Nada de filosofía, de lenguaje, de historia de las
artes. Durante la carrera de Odontología empecé a escribir, y
concurría a conferencias, recitales y seminarios. No me perdía
las lecturas y producciones generacionales, los movimientos
existentes, las tendencias renovadoras, ni dejaba de
consultar obras de autores extranjeros. Disfrutaba de Baldomero
Fernández Moreno, Olga Orozco, Federico García Lorca, Macedonio
Fernández, Pablo Neruda, Ernesto Cardenal, Antonio Machado, Luis
Cernuda, los autores del grupo "Martinfierrista": Oliverio
Girondo, Leopoldo Marechal, Jorge Luis Borges, Horacio Rega
Molina, Evar Méndez, Francisco Luis Bernárdez, Ricardo Molinari,
Eduardo González Lanuza, Carlos Mastronardi, Conrado Nalé Roxlo,
Norah Lange, Jacobo Fijman. Todos los representantes del
romanticismo, sin olvidar a nadie o recordando ahora a algunos
con más afinidad u oscilaciones con el verso tradicional, el
tono metafísico y las ideas sociales. Esto nos lleva a una
pregunta: ¿Y la Odontología? Entre 1938 y 1943 cursé mi carrera
universitaria. Ya había escrito sonetos, romances, versos
rimados o libres... Éste ha sido mi caso, Rolando, pero conozco
ingenieros, químicos, contadores, que escribían poesía. Hay
siempre buenas explicaciones, si pensamos en una vocación o
predisposición de carácter espiritual. Entramos así en la
psicología, en la mente y las conexiones que escapan a mis
conocimientos, modestamente.
Alberto Luis Ponzo con Carlos Carbone, Víctor Damián Cuello, Lía
Miersch, Rafael Alberto Vásquez, Ricardo Rubio, etc.
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6 — Has visto
desarrollar durante más de seis décadas a tu ciudad de
residencia. Permitime que antes de pedirte que te refieras a
ella, informe sobre las circunstancias que determinaron lo que
muy pocos argentinos saben: quién era el Castelar en cuestión.
Resulta que a un político y novelista local (rosarino),
Estanislao Zeballos, le aceptaron su proposición de instituir
dicho apellido como homenaje al escritor y político
Emilio Castelar y Ripoll (Cádiz, 1832 – San Pedro del Pinatar,
Murcia, 1899), presidente del poder ejecutivo de la Primera
República Española.
ALP
—
En aquella "pampita", como la calificaba uno de mis
vecinos, me interesaba trabajar y no me impedía abocarme a la
literatura. Denominada en la segunda mitad del siglo XIX como
"Kilómetro 22", sí, las autoridades de entonces decidieron
cambiarle el nombre, y en homenaje al personaje que señalás, la
estación ferroviaria fue llamada como hoy y la zona empezó a
desarrollarse, debido —como siempre he oído decir— a su clima y
naturaleza. Al llegar comprobé la gran cantidad de casas
quintas, terrenos deshabitados y características que atraían a
numerosas familias. Con Alba y mi primer hijo, Ariel (1947), me
trasladé. Después nacieron nuestras hijas: Ada, en 1949, y
Ariana, en 1960. Y ahora, aquel “Kilómetro 22” cuenta con cerca
de 120.000 habitantes.
Alberto Luis Ponzo con Juan Carlos Martínez
7 — Admitiendo que
no he conocido cada una de las revistas que has dirigido,
Alberto, ¿avalarías mi impresión de que “Empresa Poética” debe
haber sido la de mayor impronta, más abarcativa y estructurada?
¿Nos aportarías un perfil de ella?
ALP —
No puedo asegurarte la importancia de "Empresa
Poética", con la colaboración de Simón Kargieman, que ha
fallecido hace varios años, y Luis Iadarola, con quien me he
comunicado hace pocos días. Esa revista-libro ofrecía un
panorama de la poesía argentina y latinoamericana, y en cada
número elegíamos un autor al que presentábamos con un ensayo
y dábamos a conocer la obra de consagrados y de jóvenes
desconocidos. Fue para nosotros un período de gran interés y
valorización si pensamos en un "perfil", como me proponés, de
los autores que vemos actualmente en las más completas
antologías.
Alberto Luis Ponzo con Julio Bepré, Jorge Ariel Madrazo,
etc.
8 — Trataste mucho a los poetas Fulvio Milano y Simón
Kargieman.
ALP
— Has nombrado a dos
de mis grandes amigos, los primeros que traté al comenzar la
"vida poética", los pasos iniciales. A Simón lo conocí en uno de
los actos de la época inaugural de mi experiencia, y luego
de muchas charlas, frecuenté su casa y conocí también a su
esposa, odontóloga, y a sus tres hijos. Hubo un día trágico,
cuando por una razón que nunca comprenderé, su mujer se suicidó.
Simón había publicado ya
"Tiempo de lágrima cerrada", "Niño
del asombro",
"Antipoemas 1962". Después aparecieron
"Ella y el amor" y
"Acto de fe". Otras
obras: "El círculo
inmóvil " (1969) y "La
palabra decisiva" (1977). Había nacido en marzo de 1926.
Trabajó de visitador de médicos y en los últimos años había
atendido una estantería de libros a la entrada de un Instituto
de Psicología de Buenos Aires. Nuestra amistad ha sido
conmovedora. Estuvo internado y falleció en un hospital,
abandonado por su segunda mujer y lejos de sus hijos. Un
auténtico creador: "El
que nos habla en el idioma sensible afín a todas las estructuras
humanas". Esto determinó Simón en "Encuentro", además de
confesar que "los campos
psíquico y social son las
circunstancias
contingentes esenciales, que animadas coinciden en
provocar la irrupción
creadora". Me es imposible resumir aquí su posición
estética, las condiciones personales,
su orientación
artística.
A Fulvio Milano lo vi en uno de los tantos actos en las
décadas del ‘50 y ’60. También residía en Castelar. Pasado un
tiempo, vino a verme con su hijo a mi casa. Era maestro de
escuela y tenía conocimientos de literatura, lingüística, temas
generacionales, y una visión de su existencia campesina,
regional, que se extendía en el barrio de La Boca y el sur del
conurbano bonaerense. Colaboró con entusiasmo en las revistas
que editábamos, con admirables ensayos
y estudios sobre poetas argentinos, críticas de grupos de
distintos lugares. Era callado —como suele decirse—, muy
riguroso, alejado de los
"falsos mitos y encasilladores de poesía"(como definió
Simón). Había nacido en Buenos Aires en marzo de 1929 y publicóó
"Nevado dee
silencio"" (1959),,
"Intemperie""(1965) yy
"Días pintados en
las ventanas del aula"", poco después. En cierta
época, pasaba largos meses en una villaamarplatense,
preparando la edición de su plaqueta periódica de poesía "Mar de
Monte Hermoso"; y después del fallecimiento de su esposa fue a
vivir a la ciudad que había conocido de chico: General Belgrano.
Nos veíamos poco, y no tuve ninguna noticia hasta hace tres
años, cuando me comunicaron desde allá, sin proporcionarme los
detalles de las circunstancias, que había fallecido..
Alberto Luis Ponzo con Gloria Arcuschin, Jorge Paolantonio,
María Amelia Díaz, etc.
9 — Un escritor
que te quiere y conoce, sabiendo que estamos charlando a través
del correo electrónico, me sugirió que te formule la siguiente
inquietud: ¿Tiene una identidad definida la poesía del oeste
bonaerense?
ALP — Si este
amigo escritor pregunta sobre la poesía del oeste, recordará que
la Dirección de Arte y Cultura del Municipio me encargó, para la
colección "pluma 'e gallo", una antología de poetas de Morón. En
agosto de 2007 fue editado el volumen que reúne a veintitrés
autores. Dedicar la respuesta sobre la "identidad" a cada uno, o
en un concepto que los incluya a todos, excedería tu
pregunta, querido Rolando. En estos años de vivir aquí, los he
tratado a todos, a unos más, a otros menos, y he leído sus
poemas. En la introducción de la antología consigné:
"No hay reglas absolutas, no entran rígidos moldes ni aparecen recetas
ya consagradas. Si hay que identificar de algún modo, en su
gestación y sus logros, a cada uno de los poetas de la
Antología, nos sorprendería la validez de la creación que se
despliega desde lo cotidiano y lo real al mundo más vasto del
pensamiento, la actitud social, la descarnada visión del mundo
actual y también el ejercicio misterioso de las mismas palabras,
como instrumentos que se transforman y nunca alcanzan a mostrar
todo lo que pensamos". La Dirección de Cultura del Oeste
bonaerense la distribuye desde su presentación en la Biblioteca.
Si hay que expresar "una identidad definida", es
oportuno repetir lo afirmado por Raúl Gustavo Aguirre:
"Ver, en pocas palabras,
si los poemas tienen alguna relación con nuestra existencia, en
qué medida apelan a ella y demandan nuestra contestación".
Alberto Luis Ponzo con el poeta Víctor Damián Cuello
10 — Si inquiero
por poetas que admires y en cuya obra prime el sarcasmo, la
mordacidad, la ironía, el ingenio, la sorna, la causticidad,
¿qué me responderías?
ALP
— Dice muy bien Julio
Cortázar que para definir y entender habría que estar fuera de
lo definible y entendible. Lo cito porque que estoy leyendo
"Rayuela". En lo que me pedís tengo que recordar ensayos e
innumerables historias de los poetas que más me han dado y puede
ser "entendible", entre tantas experiencias y estilos de su
lenguaje. Las condiciones que señalás se aplican o no tienen
nada que ver, en los autores más leídos y admirados, por
pertenecer a modalidades humanas. Me atrevería a sostener que
ningún autor es ajeno a alguna de las características que has
indicado. Y es así como respuesta ante la vida, de acuerdo a los
hechos de mayor alcance. La poesía, como sabés muy bien, no
tiene mejor definición que... ¡hacerla!
11 —
¿Has llegado a vacilar bastante o con fastidio
durante lapsos más o menos extensos, a la hora de elegir
títulos?
ALP
—
En casi todas las librerías parece más importante un atractivo
título que el contenido, siendo incalificable o un mejor método
de venta, de programación, un "negocio" de tapas, aparte del
interés que pueda despertar. En mi caso, como en tantos de
nuestros fines de mayor modestia y sana intención, los títulos
han obedecido a la experiencia, las ideas o circunstancias. He
publicado mis obras y nunca he vacilado para elegir su título,
ni me he roto la cabeza procurando el más adecuado. Los títulos
han acompañado lo que he querido expresar, se correspondían con
el material "de adentro". Han formado parte de mi propuesta.
12 — ¿La primera
frase o párrafo o verso los trabajás mucho y después seguís, o
te lanzás más bien a un borrador, y por ejemplo, al día
siguiente o a la semana, pulís?
ALP
—
Cuando escribía, hace
muchos años, era muy raro que corrigiera o puliera. En los
primeros libros,
"Equivalencia de la tierra" (1960) o
"Canto en la arena"
(1961), era espontáneo, directo, podría decirte "inspirado" por
lo que sentía o pensaba. ¡Qué épocas, al pasar el tiempo y
adquirir recursos más rigurosos! Como si cumpliera una misión,
seguí escribiendo y publicando, mientras trabajaba para "vivir"
y tenía una familia, una admirable esposa y tres hijos. Había
que leer a los poetas más importantes, conocer las tendencias,
los elementos artísticos, las viejas y nuevas formulaciones...
Cuando siguieron los años, entendía lo que el lenguaje imponía,
digamos, para hacer mejor la poesía, o lo que más nos conformaba
o revelaba con una corrección oportuna o la eliminación de lo
superfluo. En la actualidad hago borradores, dejo escritas
palabras que más tarde borro o reemplazo. Busco y espero lo
esencial, sin pretender nada perfecto, pero sí lo más honesto.
Cuando le preguntaron a Roberto Juarroz por qué escribía,
respondió: "Escribo porque
amo la vida". De ahí surge nuestra responsabilidad y lo que,
en la medida en que me es posible, intento.
13 —
Releyendo el Nº 1, julio de 1989, de la revista “Poesía 2000”,
doy con estas líneas de la poeta Raquel Jodorowsky (1927-2011):
“Existe un ámbito místico,
una comunión entre el lector y la poesía impresa. Entre el libro
y el que lee se amarra un silencio que sólo la poesía desata en
el alma. Así ella entra por los ojos. Por eso es tan difícil dar
lecturas en recitales. Desde los escenarios hasta los oídos del
público, la poesía no llega en su totalidad. Creo que se hace
nube. Se diluye, se fuga. Sólo deja un poco de su sombra. Pero
eso es algo.” ¿Qué te suscita este recorte que te facilito?
ALP —
Estamos ante conceptos que pueden aprobarse o no, ampliarse y
analizarse en profundidad. No deseo ir más allá de lo que he
realizado, calificarlo y hacer afirmativo su resultado. Pueden
recordarse numerosas opiniones para apoyar todo lo que se ha
sugerido en tu mensaje y descifrar otras cosas. Pero hay
algo que es indiscutible: en la poesía debe darse el
sentimiento, la naturalidad, la originalidad, el sentido
espiritual y el misterio de la palabra. Como bien dice Raquel,
si se tiene en cuenta la lectura,
"un poco de su sombra",
lo que "se hace nube"
en los recitales. Es muy cierto que todo
"se fuga", si no se
comprende lo que decía Jacobo Fijman:
"Hice conducta de poesía.
Pagué por todo". ¡Éste es el gran secreto! ¡La conducta de
los autores que poseen un lenguaje para todo lo humano!
(Aprovecho para compartir con nuestros lectores algo para
sonreír y sorprenderse. Hace unos días, ordenando mi biblioteca,
encontré el libro de Raquel
"Sin antes ni
después", con la dedicatoria firmada en México el 11
de diciembre de 1985. En la solapa dice que nació dentro de una
mina de cobre, en el norte de Chile. Y agrega:
“He publicado quince
libros. Tengo un hijo y un loro. Y tengo el mundo entero. Es
todo." En la contratapa, con un breve comentario, su
foto. ¡Una hermosa mujer!)
14 — ¿La idea
romántica de que el conocimiento no se puede trasmitir, aplicada
a cualquier disciplina, a cualquier arte, es sumamente
retrógrada? ¿Podés disfrutar de la lectura de obras de
escritores con los que te adviertas en las antípodas
ideológicas? ¿Pudiste en alguna época y ya no?
ALP
—
Son muy difíciles tus
preguntas pero tienen gran interés al intentar respuestas
adecuadas. En mi larga trayectoria tendría que recordar muchas
lecturas, conocimientos, sucesos, aprendizajes. No es posible en
escasos términos, en base a ideas poéticas aceptables, referirme
a lo que he vivido y escrito a partir de mis primeras
experiencias. Empezaré con una época en la que mi lenguaje,
lejos de los recursos tradicionales, buscaba una forma
despojada, sobre temas íntimos, emotivos, sin abandonar del todo
otras disciplinas, como suele sospecharse a veces entre autores
españoles y también de Francia en esos años de nuevas técnicas y
fórmulas, en oposición decidida a las luchas sociales. En mis
primeros libros, "Equivalencia de la tierra" (1960) y
"Canto en la arena" (1961), y después en ensayos, comentarios,
biografías, estaba en esa línea romántica que me proporcionaba
elementos para una escritura más profunda, más significativa,
dejando atrás los movimientos propios de las palabras como
"arte", sin un contenido vital. Lo que más necesitaba, sin tener
todavía verdadera conciencia, era "saber" de cada autor su
modalidad, su actitud, su estilo. No me importaban mucho las
ideologías, como se las interpreta ahora. Por eso te aseguro
que, desde luego, he disfrutado de creaciones diversas, de la
belleza, de logros de índole amorosa, sentimental.
"Hay aspectos
-escribió Roberto Juarroz-
que no comparto totalmente, pero esos casos que llamamos
"vanguardia", están por encima de la esencialidad, delante en cuanto a
experiencias del
lenguaje". En mi caso, sigo siendo tolerante, a pesar de lo
que no me convence. Continúo mi camino con las obras que he
realizado. He vivido etapas que se integran con las revistas
literarias, los estudios biográficos, las tendencias, las
actividades que no pertenecen a "un tiempo", sino a
una prolongada existencia. No puedo dejar de sentir todavía la
gravitación de "escuelas" o grupos con sus características
íntimas, sus diferencias, sus valores expresivos. La culminación
sería el surrealismo, con Aldo Pellegrini. En mis libros
"Uno en el mundo" (1965), "A puertas abiertas"
(1969) y "Obra en
construcción" (1974-1978), tenía una orientación más
seria de "conducta". Este ejemplo me apartó del concepto
señalado. Fui a lecturas de tipo más elocuente, pues la
escritura es lo que me dio libertad en mi vida. Pude expresarme
mejor en "Historias
salvajes" (1976) y
"Cuadro de situación"
(1980). Opino que si una idea poética es aceptable y
enriquecedora, si no se refiere a aspectos verbales como sería
"un romanticismo dulzón y
trasnochado" —como he leído en un buen artículo— no puede
negarse su válida relación.
*
Alberto Luis Ponzo
selecciona poemas de su autoría para acompañar esta entrevista:
Me acostumbro a ser viento
Desde las manos salgo.
Mis palabras son uñas
sobre la tierra, dedos
torpes y fatigados.
Desde ellas
siento lo que sucede
y me sostengo para
mirar,
cavar secretamente el
horizonte,
empezar a creer en lo
que digo.
Desde las manos hablo
y alimento la piel,
aprendo en su corteza,
tomo el aire y me
digo;
con las palabras voy a
la existencia,
describo mi esperanza,
grito
o reniego del nombre
que me imponen
y lentamente
desde este umbral
cercano y movedizo
me acostumbro a ser
viento,
ligera decisión de la
memoria.
(De "Uno en el mundo", 1965)
*
Como el amor
Eres
el cuerpo de la noche,
el silencio del
tiempo,
el color de la voz
que nunca he visto.
Eres racimo y arco,
parábola,
constelación,
círculo de diversos
centros.
Eres
un punto del espacio
donde el amor
puede seguir latiendo
sin consumir
su llama.
(De
"Poemas comunes",1966)
*
El oficio
Escribo con el tiempo
con el fuego en los
dedos
sobre el muro del día
Escribo cuando duermo
y no me escuchan
escribo para despertar
escribo dando vueltas
como un pájaro
escribo en el aire y
en la tierra
Escribo porque no
tengo otro lugar
porque mis hijos me
preguntan
escribo para
contestarles
para mirarlos
diariamente
Escribo con los brazos
que encuentro
escribo para el mundo
que no encuentro
Escribo
para no repetirme
(De "A puertas abiertas", 1969)
*
El oprimido
Qué puedo hacer aquí
cuando nadie
se reconoce en mis
ropas
cuando nadie habita
mis gestos oprimidos?
Qué puedo hacer
yo que habito el
idioma de todos
para ser dueño de lo
que todos dicen?
Sólo en la máscara de
mi plato
el mundo se conmueve
(De "Los dioses
extinguidos", 1974)
*
Nombres
El día se desliza
sobre techados rotos
las plantas olvidan su
violencia natal
Nombres que crecen
Nombres devorados
Estoy vivo en lo que
nace
en lo que hago
fuera de mí
dentro de todo
en el rumor que escapa
del origen
(De "Ejercicios provisorios",
1987)
*
Para el amor
Basta la palabra?
Huida de sí misma
calla en la mano
que espera
desde su piel
respira
bordea los objetos
interroga
persigue el aire
ensaya letras
adheridas
al hilo de la voz
basta saber que busca
arrojar el misterio
que cubre su pasar?
sólo hace lo que
detiene
la agotadora sombra
sobre una línea inútil
dispuesta a su nacer
dará vida al ramaje
de un revelador
acto de amor
(De "De estar aquí", 2011)
*
Cubiertos
Entre los cubiertos
usados desde mi niñez
he puesto a reposar la
noche
En el lugar de los
dedos
hay un corte abierto
del raspado cuchillo
con la honda tibieza
llevada a la boca
El ardiente amenazador
aguarda a su costado
La infantil cucharita
huele
como el deseado postre
Los vasos y platos
silenciosos
reviven el sabor
en vos
(A Alba)
(De "De este mundo", 2014)
*
Entrevista realizada a
través del correo electrónico: ciudades de Castelar y Buenos
Aires, distantes entre sí unos 30 kilómetros, Alberto Luis Ponzo
y Rolando Revagliatti.
*
El poeta
Alberto Luis Ponzo falleció el 2 de mayo de 2018.
http://www.revagliatti.com.ar/act0509/Huasi_rubio_ponzo.htm
www.about.me/rrevagliatti
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