María Teresa Andruetto: sus respuestas y poemas
Entrevista
realizada por Rolando Revagliatti
María
Teresa Andruetto
nació el 26 de enero de 1954 en
Arroyo Cabral, provincia de Córdoba, la Argentina. Reside en un
paraje sobre la ladera oriental de las Sierras Chicas de esa
provincia, en el barrio Cabana, perteneciente a la ciudad de
Unquillo. Obtuvo por concurso la Beca Secretaría de Cultura de
la Nación Argentina, la Beca Creación del Fondo Nacional de las
Artes, la Beca Anual para Proyectos Grupales del citado Fondo,
la Beca de la Internationale Jugendbibliothek (Munich). Ha sido
invitada a cátedras de literatura, de literatura y género, de
literatura infantil en diversas universidades y espacios de
formación de grado y de postgrado de su país y el extranjero,
así como a leer sus ponencias y reflexiones en Congresos e
Instituciones de la Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Colombia,
México, Estados Unidos, España, Alemania, Suiza e Italia. Ha
dirigido colecciones informativas y de literatura juvenil y
dirige actualmente una colección de rescate de narradoras
argentinas. Para niños y adolescentes publicó
“Stefano” (novela),
“Veladuras”
(nouvelle), “El anillo
encantado” (cuentos),
“Huellas en la arena” (cuentos),
“La mujer vampiro”
(cuentos), “Benjamino”
(cuento ilustrado), “La
niña, el corazón y la casa” (novela),
“Solgo” (cuento
ilustrado), “El país de
Juan” (novela), etc. De su bibliografía para adultos citamos
las novelas “Tama”, “La mujer en cuestión”,
“Lengua madre”;
publicó el libro de cuentos
“Cacería”, la pieza
teatral “Enero”, los
poemarios “Palabras al
rescoldo”, “Pavese y
otros poemas”, “Kodak”,
“Pavese/Kodak”, “Beatriz”,
“Sueño americano”, la
antología poética personal
“Tendedero”. Parte de su narrativa ha sido editada en
italiano, alemán, portugués, gallego, esloveno, turco y chino.
Ha sido incluida en antologías nacionales, latinoamericanas,
francesas, italianas, españolas, portuguesas, norteamericanas y
lituanas. Recibió, entre otros, el Premio Hans Christian
Andersen 2012, el Premio Iberoamericano a la Trayectoria 2009,
el Premio Cultura 400 Años de la Universidad Nacional de Córdoba
en 2012, el Primer Premio Novela Fondo Nacional de las Artes
2002 y fue finalista del Premio Clarín de novela 2007 y del
Premio Novela Rómulo Gallegos 2010. Su Sitio es
www.teresaandruetto.com.ar.
1 — ¿Siempre
viviste en esa provincia tuya que limita con otras siete, la
segunda más poblada de nuestro país?
MTA —
Salvo un período de casi dos años (1976/1977) que pasé en la
Patagonia y tres meses del año 1993 cuando cursé una beca en
Munich, he vivido siempre en Córdoba, primero en la llanura
profunda, en Oliva, el que considero mi pueblo, también sede de
la Colonia de Alienados Doctor Emilio Vidal Abal, todo lo cual
(la melancolía, la inmigración, italiana sobre todo pero además
siria y española, la locura) marcó mi escritura y mi percepción
del mundo. A los diecisiete años me trasladé a la capital
provincial para estudiar en la universidad, hasta poco antes del
Golpe de Estado del ‘76. Para esa fecha ya estaba en la
Patagonia. En algún momento de 1977 regresé a Córdoba, viví ahí
bastante malamente hasta fines de 1983; después de eso, me quedé
en las sierras chicas, veinte años en Villa Allende y desde hace
catorce en Cabana.
Padre de MTA ( con sombrero negro ) en Torino/ MTA (con vincha
blanca)con madre y hermanos
Abajo: con alumnos en Arroyo Cabral /Picnic dia del alumno (
lleva pañuelo al cuello )
2 — ¿Podrías establecer para nosotros cuál ha sido tu
formación literaria, además de tu paso por la Universidad
Nacional de Córdoba?
MTA —
Estudié Letras Modernas en la
Universidad Nacional de Córdoba, entre 1970 y 1975.
Después, la vida, lo que
aprendí trabajando en algunos periódicos y revistas de escasa
circulación. En el año 1984, al terminar la dictadura me integré
a un grupo de personas interesadas en los libros para niños y
fundamos el CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de
Literatura Infantil y Juvenil), donde estuve hasta 1995. Ése fue
para mí un espacio formidable de formación grupal y a la vez de
enseñanza de literatura, construcción de lectores y aprendizaje
acerca de la relación entre literatura y escuela. En esa
institución di clases en seminarios y cursos de capacitación a
docentes, fui secretaria de redacción de la revista “Piedra
Libre”, en su tiempo una de las dos revistas especializadas en
Literatura Infantil en Hispanoamérica, coordiné talleres con
adolescentes y un ateneo de discusión, entre otras actividades.
A partir de 1983 di clases de literatura en escuelas secundarias
y luego en institutos de formación docente (maestros de grado,
maestros de nivel inicial, profesores de teatro) y coordiné
talleres literarios en ámbitos diversos, con niños,
adolescentes, adultos; además en geriátricos, y a jóvenes en situación de riesgo en
instituciones carcelarias y clubes.
También di clínicas de escritura de cuentos, poemas,
novelas, todo lo cual fue, a la vez que un espacio de docencia,
un intenso espacio de aprendizaje. Me considero en permanente
proceso de formación literaria, sigo leyendo literatura y sobre
literatura como antes, como siempre, como una estudiante.
Abuelos y bisabuela materna en Arroyo Cabral (Córdoba)
/ Abuelos en su casa de Airasca ( Torino)Italia
3 — Entre 2005 y 2013 has
escrito libros en co-autoría:
“La escritura en el
taller”,
“El taller de escritura en la escuela”,
“Ribak/Reedson/Rivera. Conversaciones con
Andrés Rivera” (con Lilia Lardone) y
“Mujeres, artes & oficios” (con Silvia Barei).
MTA —
“Mujeres, artes & oficios”
no es en rigor un libro escrito en co-autoría; se trata de la
reunión de mis poemas de
“Palabras al rescoldo” y de una serie de poemas de la poeta
cordobesa Silvia Barei que giran en torno a la vida doméstica.
Los reunimos en un volumen, con reproducciones de obras de
artistas plásticas argentinas, a instancias de una editorial.
Los otros tres títulos sí responden a proyectos de co-autoría.
Con Lilia Lardone somos amigas y ambas hemos coordinado talleres
literarios; en cierta ocasión alguien nos preguntó por qué no
llevábamos nuestras experiencias a un libro y así hicimos, a lo
largo de un año preparamos esos dos libros: uno, concebido como
de apoyo a un maestro o profesor que quiera organizar un taller
en la escuela; el otro, dirigido hacia un posible coordinador de
taller por fuera de la escuela. El tercero,
“Ribak/Reedson/Rivera.
Conversaciones con Andrés
Rivera” es, en efecto, un libro de conversaciones con el
querido, admirado escritor que nos distinguió con su amistad y
nos permitió entrar en su pensamiento, su historia personal, sus
sentimientos, en sucesivos encuentros grabados a lo largo de un
verano. Facilitó la tarea que lo conociéramos y nos conociera
mucho, que hubiera un piso afectivo común. Como las dos habíamos
leído profundamente su obra, buscamos en ella fragmentos que nos
pareció que dialogaban con sus conversaciones.
4 — Dos son los volúmenes en el género ensayo que has
publicado “en solitario”:
“Hacia una literatura sin adjetivos” (2009) y a través del Fondo de
Cultura Económica, “La
lectura, otra revolución”.
MTA —
Son libros que reúnen conferencias leídas en diversos congresos,
en Argentina o fuera del país. Ensayos escritos a partir de
proposiciones concretas, que me han llevado a pensar sobre
algunas cuestiones como la lengua, los procesos de escritura, la
voz narrativa, la relación entre literatura y escuela, entre
literatura y memoria y entre literatura e identidad… Los ensayos
han circulado antes en espacios virtuales, revistas y actas de
congresos, y en cada caso una editorial me propuso organizarlos
para un libro.
Afiche de Hija de un Viaje, pieza teatral de María Teresa
Andruetto, articulada sobre libros de su autoría
5 — ¿Hay otros en el mismo género o en narrativa o en
poesía o en dramaturgia que preveas, más o menos en lo
inmediato, socializar?
MTA —
No hace tanto apareció
“Trece modos de mirar a un niño”, un poema en homenaje al
poema antológico de Wallace Stevens, en una colección infantil,
y la novela “Los
manchados”. También están saliendo traducciones de mis
libros a otras lenguas y ediciones en castellano en otros países
de Latinoamérica. En cuanto al teatro, hay varias obras
circulando o en preparación que diversos teatristas programaron
a partir de mis cuentos o novelas.
6 — “Narradoras Argentinas” es una iniciativa tuya, y sos
co-directora del blog de ese Sitio y de una colección.
MTA —
Desde hace ya muchos años me interesa revisar la tradición o
diversas tradiciones en la narrativa de mujeres en Argentina,
tal vez en el deseo de insertarme ahí de algún modo; algo así
como el rastreo de posibles madres de
escritura, un gesto de
agradecimiento a varias de ellas. Y empecé a
colaborar con artículos
sobre narradoras argentinas para el diario “La Voz del
Interior”. Después alguien me sugirió que colgara las notas en
un blog. Más tarde invité a otras mujeres (Juana Luján y
Carolina Rossi) a organizar una colección de rescate de
narradoras argentinas y le propusimos el proyecto a EDUVIM /
Editorial Universitaria de Villa María. Se trata de una modesta
contribución, no más de dos o tres títulos al año. Hemos
publicado la narrativa completa de Andrea Rabih, una novela que
dejó inédita Libertad Demitrópulos, otra también inédita de
Paula Wajsman, hemos reeditado un libro de cuentos de Fina
Warschaver, la primera novela de Elvira Orphée, está al salir un
libro de cuentos de la gran Amalia Jamilis…, todos con un
prólogo que explora
esa obra.
7 — ¿Ya habrás terminado de procesar que te fue otorgado
el más prestigioso premio a nivel mundial de la literatura
infantil y juvenil?
MTA —
Sí, ya me acomodé. Agradezco mucho ese premio, tan inesperado.
Me trajo traducciones a lenguas inimaginadas, muchos nuevos
lectores, numerosas invitaciones a ferias y congresos
internacionales. Igual siempre supe que era algo que sucedía
desde mi persona hacia afuera y que debía cuidar que no dañara
mi relación más íntima con la escritura. A esta altura puedo
decir que por fortuna ha sido así.
8 — Has traducido,
además de cuentos, poemas de la escritora ítalo-brasileña Marina
Colasanti, y has
antologado a la poeta uruguaya Circe Maia.
MTA —
Se trata de gestos de amor, amores de lectora. La
traducción de los textos de
“Ruta de colisión”
(Ediciones del Copista, 2004) sucedió de modo azaroso; era en
principio algo para mí, para compartir con los míos, en casa;
después Marina misma me instó a que lo ofreciera a un editor;
tardé varios años en conseguir que alguien se arriesgara a
editarla, son poemas deliciosos… Me ha dado tantas
satisfacciones ese
libro. Primero
y sobre todo, fue el comienzo de mi amistad con ella, quien al
cabo de los años tradujo mis novelas al portugués; la invitaron
al Festival de Poesía de Rosario, al Festival de Poesía de
Córdoba, nos vimos en tantos lugares… Tengo en la memoria un
patio colonial con ella leyendo sus poemas, magia pura, y tantos
de nosotros acompañándola. Antes y después hubo muchos lectores,
muy buenas críticas y el libro incluido en la Colección Juan
Gelman.
Del mismo modo sucedió mi encuentro con Circe Maia, a
quien no he dejado de leer desde que la descubrí, como todo en
la vida, también de modo azaroso, en los primeros años ochenta.
Leía sus poemas a mis alumnos de taller, hasta que,
después de mucho tiempo, uno de esos alumnos se convirtió en
editor y me propuso que preparara una antología. Entonces viajé
a Tacuarembó a conocerla, a conversar con ella, para incluir esa
conversación en “La
pesadora de perlas” (Viento de Fondo, 2012). Ella es de una
profundidad y de una sencillez extraña, extrema…; fueron días
inolvidables.
En cuanto a la traducción, mi experiencia es muy pequeña,
no me considero, no soy una traductora.
9 — ¿Qué es lo que más te preocupa en la traducción de
tus propias obras?
MTA —
Me preocupa todo: el sentido, el lenguaje y muy
particularmente el tono. He sido, sin embargo, muy afortunada:
al portugués fui traducida por Colasanti, quien tiene un manejo
muy fino de la lengua,
al italiano por una traductora excepcional como es Ilide
Carmigiani, recibí muy buenos
comentarios de las traducciones al alemán, especialmente de la
compleja traducción de “La
mujer en cuestión”, y al esloveno…
En cuanto al resto, las traducciones al chino, al
turco, desconozco los resultados, aunque no dejo de preguntarme,
sobre todo en las versiones al chino, hasta dónde se habrá
podido trasmitir lo que escribí.
María Teresa Andruetto con Apolo, probablemente en 2008
10 — “Beatriz”
es un homenaje a Beatriz Vallejos (1922-2007). Seguramente la
has conocido personalmente. ¿Cómo está estructurado tu libro?
MTA —
Beatriz es también un gesto de amor, en este caso
hacia la persona y la poesía de Beatriz Vallejos. Aunque nos
hablamos muchas veces por teléfono, nos mandamos libros,
tarjetas y cartas, nos vimos sólo en dos ocasiones. Una en su
casa de Rincón, provincia de Santa Fe, cuando ella estaba
todavía muy bien, un fin de semana precioso. La otra, unos años
más tarde, en un departamento de la ciudad de Rosario, a donde
fue cuando ya no podía vivir sola. El libro refleja esos dos
encuentros, ese “Ayer” cerca del río Ubajay, y ese “Hoy” en
Rosario, y luego una coda, a la manera de una elegía con cierre
musical.
María Teresa Andruetto en la Biblioteca Árbol de Lilas, de
Neuquén
11 — ¿Y Pavese? Un poemario tuyo lleva el apellido del
gran piamontés. ¿“Pavese /
Kodak” es en un volumen la segunda edición de cada uno de
dichos libros? ¿En estas segundas ediciones has hecho
correcciones o añadido textos?
MTA —
No hice correcciones en la reedición de esos libros;
los reuní en un volumen porque las primeras ediciones, pequeñas,
ya no se conseguían. En cuanto a Cesare Pavese es un mojón para
mí, por su escritura, ciertamente, pero también por un modesto
mito familiar: mi papá era de un pueblo vecino a Santo Stefano y
recordaba un encuentro con él, una breve conversación, en la
calle. Luego en Pavese hay muchas marcas de “lo piamontés”, la
cultura de mis abuelos maternos en Argentina, cierto modo de
hacer y de sentir que se me vuelve muy familiar, que me
conmueve.
María Teresa Andruetto en la Feria del Libro de
Guadalajara, México
12 — Además de la construcción de la identidad individual
y social, las secuelas de la dictadura en nuestro país y el
universo femenino, ¿qué otros ejes insisten en tu narrativa?
¿Qué tratamientos son los que preponderan en ella?
MTA —
Me interesa mucho la oralidad, lo conversacional, la
diversidad de voces. El amor también o el desamor, dos caras de
la misma cosa, ese pequeño mundo íntimo que nos sostiene o nos
destruye o las dos cosas al mismo tiempo.
María Teresa Andruetto con Carolina Scotto, rectora de la
Universidad Nacional de Córdoba
13 —
Oigamos a un novelista, Milan Kundera, en su
“La vida está en otra
parte”: “La imagen
fantástica que has depositado en el poema ¿puede haber sido el
resultado de tus meditaciones? De ninguna manera: se te ocurrió
de repente, inesperadamente; el autor de esa imagen no eres tú,
sino mas bien alguien dentro de ti; alguien que hace poesía
dentro de ti. Ese alguien que hace poesía es la poderosa
corriente del inconsciente que atraviesa a cada hombre; no es
ningún mérito tuyo particular el que esta corriente, dentro de
la cual todos somos iguales, te haya elegido a ti como
instrumento.” Y
oigamos ahora una reflexión, algo que añadir, María Teresa.
MTA —
Aceptaría la idea de
alguien que escribe dentro de uno, si pudiera quitarle a esa
idea toda sensación de trascendencia. Los escritores trabajamos
con un material prestado, la lengua. Creo que en los mejores
escritores, en los momentos más luminosos de esos escritores,
quien escribe es una sociedad, un pueblo. Las voces de los
otros, haciendo eco en un hombre, una mujer, que toma esas voces
y las devuelve enriquecidas al lugar de origen.
María Teresa Andruetto con el poeta Lucas Tejerina
14 — ¿Viste que uno en ciertos casos quiere a personas
que no valora o valora poco, y que en otros casos valora a
personas que no quiere? ¿Esto te perturba, te entristece, te
desacomoda? ¿Cómo “lo resolvés”?
MTA —
Sí, hay de todo, pero al menos yo, a las personas que valoro
termino de algún modo queriéndolas, y a las personas que quiero,
más temprano que tarde las valoro. Me dejo llevar por la brújula
del amor, pero ese amor creo yo, no es ciego.
María Teresa Andruetto en 1999 con Antonio Moro y Amaro Nay
15 — De un suceso o personaje histórico, un escritor
construye una novela o un cuento o una pieza teatral o…; de la
novela o…, un cineasta filma un largometraje; del largometraje,
un poeta concibe un soneto; del soneto, otro cineasta concreta
un cortometraje; del cortometraje, otro artista… ¿Qué te provoca
compartir con nosotros lo que acabo de formular?
MTA —
Los escritores somos grandes recicladores. Cada obra está
alimentada por otra que estuvo antes y esa por otra y así, y si
tenemos suerte, esa obra servirá de alimento a otras que vendrán
más tarde. Eugenio Montale dijo alguna vez que hacen falta
muchos hombres para hacer a un hombre…; en fin, hacen falta
muchos escritores para hacer a un escritor.
*
María Teresa Andruetto selecciona poemas de “Sueño americano”
(Caballo Negro Editora, 2009) para acompañar esta entrevista:
Lección
de piano
Brilla el asfalto como un vestido de seda
bajo las luces de un teatro. Otra vez marzo
en la avenida que lleva a la maestra de piano.
La llovizna humedece los silos, la alameda,
la resaca de la noche en el billar. Alguien
seca al sol las fachadas de laja en las casas
del centro. Levantan puntos de media,
las chicas de
Los Vascos y el
verano
peina el pelo en colas de caballo. Cuando
sea grande, seré concertista, dice a todos
la niña que va a piano. Serás profesora,
dice la madre a la vuelta de los años. Piensa
en eso la niña mientras muerde la madera
del piano. Va su pensamiento lejos del pueblo,
más allá de la maestra y del verano.
*
Películas
En mi pueblo había un cine. El dueño saludaba
a los vecinos como un cura a la entrada de su iglesia
y era el cine, en verdad, como una iglesia
a la que íbamos, por la tarde, los domingos. Estaba
sobre la ruta, frente a los trenes que cruzaban
la llanura. Por el veredón paseaban las parejas
con cucuruchos de helado y escuchaban los hombres
el partido en pantalón de baño y camiseta. En el atrio
había un kiosco y en el kiosco una mujer vendía
titas y rodhesias. Con vestidos de piqué, los domingos
por la tarde las dos íbamos al cine, a ver
a Marisol,
a Doris Day, a Joselito.
Un día no llegaron
las películas y pasaron un drama en blanco y negro.
Recuerdo a la salida
la cabeza borracha, el veredón
donde arrastraban su tedio las parejas, los hombres
traspirando sus camisetas de tira y los camiones
que rugían por la ruta, con las luces encendidas,
las primeras de la noche que llegaba.
*
Patricia Lee
Flota Patricia Lee sobre la vereda, como un poema
de Rimbaud. Es de oro la luz y sin embargo ella sabe
que puede no alumbrar. Cuando era chica quería ser
poeta. Tenía al niño genio de la mano, pasaba con él
su temporada en el infierno. Saludaba el ojo bizco
camino del templo a los vecinos, pensando
que su palabra no era para esa gente. Algún día volveré
y seré millones, se decía, cantaré en estadios,
estudios, festivales, y aplaudirán los músicos del mundo,
no esta gentuza de pueblo. Cuando era chica quería ser
famosa. Más tarde quiso ser la monja de Calcuta.
No la maldita, no la artista consumida, no la puta,
sino la que llora al hermano muerto, al marido muerto,
a los amigos. Ya no hay distancia entre los sueños
y la vida. Por eso canta en la noche en los estadios,
los estudios, los rincones de su casa. Canta Patricia Lee
y mientras canta la maldicen los bizcos y los genios,
gritan camino del templo los poetas,
Volvé a tu casa,
Patti, volvé a tu casa.
Pero Patti Lee,
Patti Lee…
*
Hostería en las sierras/ Otoño de 2007
“Mi música es para esta gente”
Ludwig van Beethoven
Tras la ventana del hotel caen las hojas amarillas,
flotan semimuertas sobre el agua de la piscina, como
en un cuento de Cheever. En la memoria alguien
arrastra una silla hacia el agua sucia, sin embargo
es de oro esta luz y ella sabe que puede no verla más.
Cuando era chica quería ser pianista. Iba con otra
de la mano, iba con El clave bien temperado
bajo el brazo, hacia una casa de la calle Francia.
Saludaba camino del conservatorio a los vecinos,
pensando que su música era para esa gente.
Alguna vez tocaré preludios en un teatro, se decía,
y aplaudirán los vecinos, la buena gente
del pueblo.
Historia de vida suya, pero remota.
Más tarde quiso ser como la puta de Fassbinder,
ésa que hacía feliz a todo el mundo.
No la maldita,
no la estrella incandescente, no la artista consumida,
sino la monja de clausura, la que alivia al peregrino,
la que no le quita a nadie nada. No hay distancia
entre lo íntimo y lo público, las calamidades
históricas convergen con las privadas. La buena
gente asesina a los débiles y mantener abierta
la herida es la única esperanza.
Historia de vida
remota, pero suya.
Cuando escribe en la noche, crece el murmullo
de tantos y tantos que vienen llegando, un torrente
que avanza y se dilata, que grita
Go Home,
Go Home,
necesito un lugar en el mundo. ¡Y ella
que no quería quitarle a nadie nada!
*
Muchacha de Ucrania /
2003
¿Cómo van en tu tierra las cosas?,
pregunto. Siempre peor, me responde,
es todo una
mafia. Mi prima allá abajo
levanta la mano.
La chica se llama Alexandra
y va a trabajar a Gerona. Tiene a su padre
en Valencia y a su madre limpiando
un albergue en Milano.
Su hermano,
que cumple catorce, se ha quedado en Ucrania
cuidando la casa. Hablo tres lenguas, me dice,
ucraniano, moldavo y rumano, pero eso
no sirve
en España. En el bus van gitanos, letones
y húngaros, y esta chica que tiene a su madre
en Milano. También va una mujer de Trujillo
que no tiene papeles, me lo dijo comprando
el pasaje. Hay un sitio mejor
y está lejos.
(Por la tarde
he
llamado a mis hijas.
No estaban)
Yo quería quedarme
cuidando la casa, me dice la chica de Ucrania,
pero es mejor que se quede mi hermano.
Conversando, he olvidado que estoy todavía
en Torino, que el bus no ha arrancado,
que mi prima allá abajo levanta
la mano.
*
Los hermanos García / 1978-1983
A Juan,
Antonio y Mary
Por la ventana que da a la Escuela Alberdi, veo pasar
hacia la noche a chicas como yo y a los muchachos.
Los escucho reír en la vereda, bajo esta ventana pequeña.
Es noche de sábado y los hermanos cocinan puchero
de falda y de quijada. Sé que otros se han escondido
en el Tigre, en la Patagonia o en Longchamps. Algunos
mandan señas, flores sobre la falda, desde Oslo,
Gotinga o Ámsterdam. Yo vivo tras este ojo de buey,
con la quijada contra el marco, mirando a las chicas
y muchachos que cruzan la avenida. Es también sábado
en la pieza del hotel, sobre los techos de esta casa
de citas, junto a la comisaría, donde alquilan
los camioneros sus siestas de amor con los colimbas
o las mujeres de la Humberto Primo. Aquí, tras el vidrio
de esta raja de luz, bajo el ala de unos gallegos venidos
de Inriville, espero que pasen los meses o los años.
García quiere decir Smith y el más común de los mortales
se llama Juan. Sube cada mañana la precaria escalera
con su manojo de llaves y comida y como una lonja
de sol me abre paso entre putas, milicos y viajantes.
*
María Teresa Andruetto - Foto de Natalia Roca
Entrevista realizada a
través del correo electrónico: Barrio Cabana, Ciudad de
Unquillo, Provincia de Córdoba, y Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, distantes entre sí unos 670 kilómetros, María Teresa
Andruetto y Rolando Revagliatti.
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Fuente:
http://actaliteraria.blogspot.com
–
www.about.me/rrevagliatti
*
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