Marina Kohon: sus respuestas y poemas
Entrevista realizada por Rolando Revagliatti
Marina Kohon
nació el 8 de junio de
1965 en la ciudad de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires,
Argentina. Reside en la misma provincia, en la ciudad de Bahía
Blanca. Es profesora de inglés. Se perfeccionó en Alexandria,
Virginia y en San Diego State University, California, Estados
Unidos. Dirige un instituto de enseñanza de idioma inglés donde
también prepara alumnos para rendir exámenes internacionales.
Como traductora de poesía colabora con los blogs Otra Iglesia es
Imposible, La Biblioteca de Marcelo Leites y El Poeta Ocasional.
Administra Ogham: Arte Celta Irlandés, Traducciones y Otros
Hallazgos. Fue invitada al Festival de las Letras de Rosario en
2011
y 2012, al Festival
Internacional de Poesía de San Nicolás 2011, a la gira con
poetas galeses “Forgetting Chatwin” en 2013, a Diálogo de
Provincias en el
marco de la 41º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires 2015 y a la Feria Internacional
del Libro de La Habana 2016. Publicó los poemarios:
“La ruta del marfil”, Alción Editora, 2012, y
“Banshee”, Hemisferio Derecho Ediciones, 2013, así como la plaqueta
“De la chacra al cielo”, Colectivo Semilla, 2014.
1 —
Confluencia es un departamento en la provincia de Neuquén. El
río Limay es un curso de agua que sumando afluentes se encuentra
con el río Neuquén. En Neuquén has crecido. Y un poema tuyo
lleva por título “La chacra en Confluencia”.
MK — Tuve una
infancia privilegiada por el lugar en el que me tocó crecer. Era
una chacra de frutales, todo un entorno mágico, y aunque
bastante solitario, ya que eran pocas las personas que
recibíamos, no me pesaba porque aprendí a disfrutar los juegos
con las plantas, con el paisaje, en la hamaca, explorando el
entorno. Y el poema que nombrás es el que más representa esos
años, los de la primera infancia, porque habla del lugar, del
río, de las excursiones hasta tocar el agua transparente, el
lecho de piedras, todo era parte de una experiencia que rozaba
lo místico. De lo que se veía y de lo que permanecía oculto. La
visión de la nena que recién cuando se transforma en adulta
puede mirar en la distancia y comprender:
La chacra en Confluencia
La casa rodeada
por el camino de piedras,
piedras que chasqueaban
anunciando unas pocas
llegadas y partidas.
Un balcón estirándose
hasta tocar el Limay,
de telón barda rebelde,
un jardín,
la chacra era un jardín, toda
un pino
artífice de los rituales de navidad,
una farola-partenaire de danzas.
Una calesita y una hamaca.
Más allá
la acequia,
las ranas
besándose en la orilla,
el bajo
(sacrílegos los pasos
que osaban internarse)
los rayos de sol
filtrándose en ocres
entre las hojas caídas.
Una mesa de troncos,
un banco,
lugar de reunión de los peones.
Después, los frutales y las vides.
Por encima, el ojo de una nena
comprendiendo la abstracción de lo
lejano.
Marina Kohon con su padre, en 1970
Marina Kohon en Neuquén, en 1969
2 — ¿En qué
consistió el Club de Lectura Irlandesa que coordinaste entre
2010 y 2013?
MK — Nació de la necesidad de compartir mis lecturas
y búsquedas de autores irlandeses con otras personas. En esa
época integraba la Comisión de la Asociación Argentino Irlandesa
en Bahía Blanca, y se nos ocurrió durante una reunión organizar
un Club de Lectura para acercar la riqueza de la literatura
irlandesa a los miembros que estuvieran interesados; luego se
abrió a la comunidad
toda, mediante avisos que publiqué en facebook y afiches que dejé en el
pub irlandés en el que nos reuníamos. Fue una experiencia
muy positiva ya que quienes concurrían leían, participaban,
aportaban sus opiniones y críticas también.
Marina Kohon con Marta Rosa Brignolo, Silvia Camerotto,
Jorge Aulicino y Laura A. Ponce
3 — Se impone que
te pregunte de dónde procede tu acendrado interés por la cultura
irlandesa, galesa, escocesa… Imagino, además, que habrás
visitado Irlanda.
MK — ¡No he visitado Irlanda aún! Espero poder
hacerlo pronto. Hace un poco más de veinte años abrí mi
instituto de enseñanza de idioma inglés y lo primero que colgué
en el aula fue un mapa de Irlanda de una revista National
Geographic que había comprado por casualidad. No sé por qué,
pero ese mapa me intrigaba. Años después una amiga descendiente
de irlandeses me adentró en la cultura, en sus costumbres, que
encontré fascinantes. Eso me movió a leer su historia y su
literatura. No tengo antepasados irlandeses, no que yo sepa.
Pero de la misma forma que siento mucha pasión por la cultura
ucraniana (mi abuela paterna nació en Odesa, era rusa-judía),
que hasta me llevó en su momento a estudiar idioma ruso, siento
también mucha atracción por lo celta. Recientemente encontré un
artículo en una revista irlandesa que habla sobre la posibilidad
de que una de las tribus perdidas de Israel sea la de los Tuatha
de Danaan, quienes fueron uno de los pueblos fundadores de la
actual Irlanda. Algunos investigadores basados en el libro de
Josué, sostienen que la tribu perdida de Dan que huyó expulsada
por los asirios puede haber huido hacia tierras nórdicas. Quizá.
Y quizá eso explique mi gran interés por lo celta.
Marina Kohon con el poeta Bruno Di Benedetto, en 2015
4 — ¿Cuáles serían en tu ranking los diez poetas
irlandeses, de todos los tiempos, fundamentales, y los cinco
contemporáneos que más te atraen?
MK —
Yeats,
Yeats, Yeats,
por sobre todos.
Y
luego Seamus Heaney, Patrick Kavanagh, Austin Clarke, Eiléan Ni
Chuilleanáin, Eamon Grennan, Ciaran Carson, Thomas Moore, Eavan
Boland, Paul Muldoon, Peter Sirr, Moya Canon, Paula Meehan,
Macdara Woods, Nuala Ni Dhomhnaill, sólo por nombrar poetas que
me gusta leer. Varios de ellos son contemporáneos. Y nombraré
cinco poetas jóvenes que me parecen muy promisorios:
Caitriona O’Reilly, Stephen Connolly, Noel Duffy, Medbh Mc Guckian, Ciaran
Berry.
Marina Kohon con Américo Manzini, Marcelo R. Agüero Urquiza
y Amaranta Guevara
5 — ¿Podrías trasmitirnos cuánto y cómo te
involucra, atrae o fascina, en tanto especialista, el alfabeto
Ogham, la escritura oghamica?
MK —
No soy especialista en absoluto en ese tema. Me atraen como
símbolos de una escritura que encierra muchísimos misterios. Se
cree que puede derivar del griego, hay estudiosos que suponen
existe una conexión semita con alguno de los alfabetos ogham. Lo
cierto es que
mensajes en este lenguaje fueron siempre considerados algo muy
reservado, se usaban a fin de poder comunicarse secretamente.
Además, el nombre de cada letra tiene una correspondencia con un
árbol; los cuales tenían carácter de sagrado para la tradición
druida que llevaba a cabo sus ceremonias en los bosques.
Robert Graves
creía que el poema gaélico que describe la famosa batalla de Cad
Goddeu o la Batalla de los Árboles, que forma parte del libro de
Taliesin, contenía secretos de una religión matriarcal celta más
antigua que fue censurada por las autoridades cristianas. Graves
sugería que la batalla quizá no fue física sino ideológica e
intelectual y otros investigadores como Francesco Bennozo,
sostienen que el poema representa los antiguos miedos del hombre
hacia el bosque y sus poderes mágicos. Es un alfabeto
fascinante, del cual a ciencia cierta, sabemos poco.
6 — ¿Prevés algún volumen que reúna traducciones
tuyas al castellano?
MK — Estoy trabajando en tres proyectos: uno que
publicará Sirga Ediciones en su Colección Perro en Bote,
“Siete sonetos para una
muerta” de Marguerite Yourcenar,traducciones del
francés al castellano, y en dos más, del inglés al
castellano, que prefiero mantener en secreto para que sean una
sorpresa.
Marina Kohon con Julio José Leite, Francisco Avendaño, Liliana
Ancalao y Ricardo Miguel Costa, en 2015
7 — Tu segundo poemario está conformado por textos
inspirados en leyendas celtas. ¿Qué rasgos predominan en las
leyendas celtas, en general, y cuáles en tus poemas sobre las
leyendas elegidas?
MK — Lo mágico sin ninguna duda, que es un rasgo que
me atrae, y en mi poemario, además,
los temas como la necesidad, el hambre y la lucha por la
independencia del pueblo irlandés.
8 — ¿Será en el curso de este año que aparecerá tu tercer
poemario?
MK — Espero que sí, aunque aún estoy definiendo
algunos detalles. Hasta ahora no he pagado para editar mis
libros, lo cual hace que la publicación sea un hecho que tiene
mucho de fortuito, como se dice en inglés, publico
“once in a blue moon”,
muy de vez en cuando. De hecho, mi primer poemario apareció a
partir de una beca del Fondo de las Artes de Bahía Blanca, y el
segundo por una editorial independiente de mi ciudad, la misma
por la que daré a conocer el tercero.
Marina Kohon con Paulina
Juszko y Gustavo Tisocco en 2012
9 — ¿Te referirías
a tu tiempo libre?
MK — Tengo múltiples intereses y
no mucho tiempo libre que trato de distribuir de la mejor
manera. En ese abanico cultivo un jardín de rosas, jazmines y
frutales porque necesito mantener la conexión con la tierra que
tuve en mi infancia. Vivir al compás del milagro de los ciclos
me ayuda a comprender el mundo. Y además porque como decía
Cicerón: “Si tienes una biblioteca y un jardín, lo
tienes todo.”
Son tareas complementarias, la
primera requiere esfuerzo intelectual, la segunda físico, y
ambas son pródigas en satisfacciones.
Marina Kohon con Máximo Ballester, Carlos Carbone y Darío Paiva
en 2012
10 — Estás casi recién llegada de La Habana.
MK — Sí, fue una experiencia que me enseñó muchísimo
y que aún estoy procesando porque me impactó el pueblo cubano y
su grandeza, su generosidad y optimismo. Y el paisaje. Es
simplemente maravilloso, es como en esas fotos que una piensa
que son irreales porque están “photoshopeadas”. El festival tuvo
lugar entre el 11 y el 21 de febrero de este año, así que recién
volví a Argentina a fin de ese mes. Traté de vivir entre ellos
no como turista, sino compartiendo algunas de sus costumbres. Me
alojé en una casa de familia, iba al mercado a hacer las compras
para cocinar, tomé “la guagua” (colectivo), “la máquina” (taxi
compartido). Un día fui a hacer cola a la empresa de
comunicaciones para comprar una tarjeta de internet. Después de
treinta y cinco minutos de esperar, por fin era mi turno. Un par
de hombres se acercaron y me dijeron que estaban ellos antes que
yo. ¿Cómo era eso posible? Porque en Cuba hacer la fila no tiene
ningún valor, se canta el último, ellos habían cantado el último
y se habían ido a sentar. Hubo una
discusión que para mi gusto lindaba con lo enardecido, en
la que argumenté que si todos nos íbamos a sentar era imposible
mantener el lugar. Y pasaron los hombres primero porque mis
argumentos no hicieron mella. Pero al salir saludaron con
amabilidad. Me di cuenta que se discutía “a lo cubano”,
acaloradamente, pero que a los cinco minutos ya nadie se
acordaba del entredicho.
La otra gran experiencia fue la Feria del Libro, donde
tuve la oportunidad de conocer a varios escritores, compartir
charlas y lecturas. Pero también volví con la sensación de
haberme perdido bastante, porque la feria es enorme y está muy
atomizada. Hay eventos simultáneos en los distintos extremos
geográficos de la ciudad, por lo que es imposible aprovechar
todo lo que ofrece.
Marina Kohon (en Cuba en 2016)
11 —
¿Tenés algún
verso “que te persiga”?...
MK —
No, no
tengo un verso que me persiga, sí corrijo mucho, y eso tiene
como contrapartida que le quita espontaneidad a la escritura.
Como dijo
Baldomero Fernández Moreno:
“El poeta, como el cazador
pobre, a lo que salga” y después a trabajarlo, trabajarlo.
Marina Kohon con Juan Miranda Ponce y Piero De Vicari
12 — ¿Cómo te llevás con “las utopías”?
MK —
Una parte de mí sigue creyendo en las utopías como una forma de
aspiración a la trascendencia del ser humano. La otra parte
convive con las desilusiones cotidianas.
Marina Kohon con Hugo Toscadaray, Laura
A. Ponce, Marcelo Leites, Gisela Galimi, etc.
13 — ¿Acordarías con el poeta, y como vos, también
traductor, Esteban Moore, en que de las corrientes poéticas del
siglo XX, las más interesantes son
“el imaginismo y las
vertientes coloquiales”?
MK —
A eso le
agregaría el surrealismo; la asociación libre de las imágenes,
la exploración del mundo de los sueños; las conexiones con la
religión y la mitología aportaron mucho vuelo a la poesía, y una
mirada hasta ese momento única.
Marina
Kohon con Gisela Galimi, Juan Miranda Ponce y Arantxa Oteo
14 — ¿La humildad conduce a alguna parte?...
MK —
No sé si
a alguna parte. Tampoco veo a la humildad como virtud;
preferiría tener una visión de mí misma que condiga con la
realidad, que prevaleciera en mí el sentido común.
Marina Kohon con Gustavo Tisocco
15 — ¿Qué narradores irlandeses considerás excelentes? ¿Y
en cuanto a la música?
MK —
Me gustan
mucho John Banville, Claire Keegan, Iris Murdoch, Colm Tóibín, y
por supuesto los enormes Jonathan Swift, George Bernard Shaw,
Samuel Beckett, James Joyce y Oscar Wilde. Es increíble que un
país de sólo 84.000 kilómetros cuadrados pueda generar
literatura tan rica y variada; quizá la raíz se encuentre en la
batalla idiomática que el país tuvo que enfrentar. Con respecto
a la música, tiene bandas emblemáticas como U2, The Cranberries,
The Dubliners, The Corrs, Lúnasa, The Pogues, Clannad, The
Chiftains; cantantes como Enya, Sinead O’Connor, Van Morrison,
Bob Geldof, Rory Gallagher, por nombrar algunos. El arte
prospera en Irlanda.
Marina
Kohon con Gisela Galimi y Laura A. Ponce
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16 — En un breve texto titulado “La lengua materna”,
Roland Barthes afirma:
“…pesimismo constante respecto a las traducciones, desasosiego
ante las preguntas de los traductores que con tanta frecuencia
parecen ignorar lo que yo considero el sentido mismo de una
palabra: la connotación.” ¿Qué te promueven estas líneas?
MK —
Traducir
para mí es una experiencia más ligada al placer que a la
insatisfacción o al desasosiego. Es cierto que en algunos poemas
el traductor se encuentra con imposibilidades, como la de
traducir palabras con “double meanings”, significados dobles que
sólo se presentan en el idioma original y fuerzan al traductor a
elegir un camino y sólo uno, perdiendo una de las
representaciones y por ende una connotación de la línea o poema.
Pero una buena traducción, aunque debiera tener como meta la
perfección, nunca podrá alcanzarla. No obstante, el traductor
oficia como puente en la Babel de los idiomas, como nexo entre
culturas, lo que hace que el mero intento de acercarse a la
excelencia anhelada tenga valor en sí mismo.
Marina
Kohon con Daniel Martínez
17 — Consta en tu
presentación una gira denominada “Forgetting Chatwin”. (¿Cuál
sería su traducción en castellano?)
MK — Forgetting
Chatwin, u Olvidando a Chatwin, tomó su nombre a raíz de un
libro que escribió el escritor inglés Bruce Chatwin:
“En la Patagonia”.
Este libro fue muy controvertido debido a que el autor
ficcionalizó anécdotas y personajes del lugar.
La gira con los
escritores Tiffany Atkinson, Richard Gwyn, Karen Owen y Mererid
Hopwood, todos residentes en Gales, tuvo por objeto presentar su
obra en Buenos Aires, Puerto Madryn, Trelew, Gaiman, Trevelín,
San Carlos de Bariloche y Valdivia, en compañía de los
escritores argentinos Jorge Fondebrider, Jorge Aulicino y yo, y
de la poeta chilena Verónica Zondek. Se compartieron lecturas en
inglés, galés y castellano, se sumaron en algunas localidades
los escritores del lugar, y se dieron conferencias sobre la
cultura galesa. En Buenos Aires participaron la narradora Inés
Garland y la poeta Silvia
Camerotto. Yo me sumé en el tramo Madryn, Trelew y Gaiman: fue
un disfrute en el plano humano, y por supuesto por la poesía, el
intercambio cultural y específicamente la oportunidad para
discutir sobre los trabajos de traducción. Además descubrí que
en el sur hay todo un mundo que parece sacado de la saga de
“El señor de los anillos”:
gente que habla entre sí un idioma gutural (el galés), muy
apegados a sus costumbres y tradiciones.
Marina Kohon con César Cantoni, Horacio Preler, Norma
Etcheverry y Raquel Sinelli
18 — Martin Opitz von Borerfeld (1597-1639) definió así a
“la tragedia”: “Golpes
mortales, desesperaciones, infanticidios y parricidios, el
fuego, el incesto, la guerra, las insurrecciones, el gemir, el
aullar y el suspirar.” ¿Falta algo…?
MK —
La
traición y la mentira contrapuestos, por supuesto, al amor, la
lealtad y la verdad. En la tragedia siempre hay un héroe o
heroína.
Marina Kohon con Ana Lafferanderie y Diego Roel, en 2013
19 — “Baladronada”, “crecida”, “homofonía”, “vilipendio”,
“esquirla”, ¿a dónde te conducen?...
MK — Baladronada
y vilipendio, quizá a alguna
lectura del siglo XIX para atrás. A
esquirla y
crecida podría
encontrarlas en cualquier poema actual. A
homofonía
no me la imagino en un poema. Hay palabras que me remiten
a otras épocas, expresiones que encuentro en desuso. Es una
contradicción para los escritores, porque en general nos dejamos
atrapar por el halo misterioso de las palabras, son límites
entonces muy personales, muy tenues.
20 — ¿Cómo te caen los grafitis, qué te producen?
MK —
Me
encantan los grafitis, me sorprenden, son una forma de que la
gente se adueñe del espacio público. Algunos son muy ocurrentes,
sumamente creativos. Hay un poeta español, que se hace llamar
Neorrabioso, que hace grafitis en las calles de Madrid con
versos de poetas. Hace un tiempo tuve en mi muro de una red
social el siguiente que es de su autoría:
Liberqué
Igualiquién
Fraternicuándo
Me parece
genial. También admiro al gran Bansky, el artista inglés que usa
además varias técnicas, entre ellas el estarcido de figuras y
las artes plásticas en general. Sus mensajes siempre tienen
críticas al sistema, como:
“Disculpe, el
estilo de vida que usted ha encargado no está disponible en este
momento.”
Es la forma que tiene también la gente común para
expresarse, los que no tienen acceso a otros medios. Además me
divierte ir caminando y encontrarme con estas frases y/o
dibujos. Le ponen color a las poblaciones.
21 — ¿Acordás con que
“…todo poeta tiene su
biblioteca secreta”, tal como sostiene Santiago Espel en su
“Notas sobre poesía”?
MK —
¡Absolutamente! Yo la tengo y por nada del mundo la revelaría.
22 — ¿Cómo se
fueron definiendo tus ideas respecto de la poesía?
MK —
Con las
lecturas, indudablemente. Mucho más que con los recitales de
poesía, en los que quizá no preste tanta atención a las palabras
sino a la forma de decir, los gestos, los tonos de voz. Es
definitivamente el encuentro a solas con el poema escrito el que
me da la oportunidad de volver, releer, y en oportunidades,
sentirme trascendida, modificada por la lectura. No se vuelve de
la misma forma de los poemas que nos impactan.
*
Marina Kohon selecciona poemas de su autoría para acompañar esta
entrevista:
Canto I
I
Llegaron para detener al silencio.
Los pájaros congelaron sus alas.
Hubo ausencia de aire y en mi vientre un
tajo.
De la carne se desprendieron dos luces,
y un arroyo puro
que manchó los salitrales.
Eran dos las luces. Era la carne una.
Yo pensé en las aguas del Nilo teñidas
y en las siete profecías
también en cuál era el pecado
por el que un hijo puede hacerse río
rojo.
II
Los días abandonaron la línea
y se volvieron círculos
los tres quedamos encerrados dentro.
Quisimos hundirnos en la arena
igual que la espuma abandonada por la
marea.
Quisimos hundirnos juntos en los nombres
hasta que el abrazo de una luz mayor
nos devolvió el llanto.
III
Permanecimos formando una tríada
estrecha en el respiro,
ellos prendidos de mi pecho
alimentados con mi leche, un marfil de
luna
sorprendidos al vernos
en el reflejo del otro.
Alrededor volaban toda clase de
criaturas
unas danzas incomprensibles, de
rituales.
Nos sosteníamos.
IV
Recuerdo cantar una canción
un amuleto para que la sal no nos
tragara.
La canción tenía una única palabra
que yo les susurraba en los oídos.
V
Me aferré a los vaticinios que cayeron
de los oros en la herencia. Los apreté
fuerte
y me salvé los ojos.
Todo esto duró hasta que Dios
sentenció la ausencia de pecado
y nos devolvió a la vida.
(de “La ruta del marfil”)
*
de las Ipomeas …
hacia el sol
en su alto cenit
la mujer
despliega sus tallos
de filigranas voraces
—no hay súplica—
sólo
un hambre de cielo y nube
—igual al mío—
un corsé de hojas
en profusión de flores
que entre los resquicios
se siente soplo
un armazón que vuela
en complicidad de rayos
espíritu azul que se esfuma
en el letargo del frío.
(de “La ruta del marfil”)
*
Madre
éramos la tierra
y la cruz
éramos carne de tu carne
hasta que nos ataron las manos
los pies y las lenguas
Madre
una gran boca oscura hablaba
por nosotros
nos atravesaba los centros los hijos
y nos arrojaba a la agonía
pero nosotros Madre
entreveíamos tu rostro
envuelto en el manto
y con las uñas hurgábamos
más y más abajo
buscábamos
en los bosques
en los susurros de los árboles
en el claro donde confluye el rayo
buscábamos Madre
en los fragmentos de las voces
dormidas
hasta hallarnos Madre:
somos esta nada
que con esfuerzo
arrastra sus raíces.
(de “Banshee”)
*
Dublín
Todo es
volver al límite
de nieblas
de una ciudad donde se brota
y se muere
a la abrumadora belleza
de sus faros
a su gesto como incendio
de tréboles
a tu voz que no encuentra un lugar
para escurrirse
tu mirada
que mantiene el orden de todo
lo visible e invisible
el círculo en el que estoy
encerrada
en sus claves
todo abona el mismo oxímoron
de lo lejano
dentro mío.
(de “Banshee”)
*
Leyenda irlandesa
Quizás
me pierda como Condla
si me ofreces
la manzana de Avallon,
me suba a tu barca de cristal
cruce estrellas, galaxias, infinitos.
Quizás
me rehúse luego
a probar otro alimento
está bien sabido que estos frutos de
ambrosía
curan heridas, penas, cicatrices.
Quizás
no haya conjuro posible
al que el druida Corán
pueda acudir para apartarme de tu lado
y se desmayen las horas, los minutos,
los instantes.
Quizás
te vuelvas omnipresente espejismo
de mis miradas
y ya no pueda ser la misma.
Ten cuidado, nadie ha vuelto de la Isla
de los Manzanos.
(de “Banshee”)
*
I
ningún orden
siguen las chispas
al erizarse
en la noche del sentido
II
hasta que los astros
celebrando un braille
encienden la mecha
del recuerdo
III
como abrir y cerrar
con los ojos ciegos
y no tener más que
preguntas
IV
porque
sólo se ve
lo suficiente
lo necesario
al mirar atrás
desde un punto
distante
V
y entendés
que sólo bailás
por un sabor más amargo
para acallar la muerte
(Inédito)
*
témpano
de un cristal mínimo
podrías ser
si quisieras
pero
sos
luz mineral
que eriza la pérdida
y borronea los contornos
de la piedra fundamental
donde me paro
que toma la medida
del acantilado
para reinventarse en mi ojo
y
reforzar el apego
(Inédito)
*
Marina Kohon con Tiffany Atkinson, Richard Gwyn, Karen
Owen, Jorge Aulicino, Verónica Zondek, Jorge Fondebrider,
Mererid Hopwood y Nia Davies
Marina Kohon con Gisela Galimi, Gustavo Tisocco, Jorge
Ariel Madrazo y Ana Guillot en 2012
Entrevista realizada a través del correo
electrónico: en las ciudades de Bahía Blanca y Buenos Aires,
distantes entre sí unos 600 kilómetros, Marina Kohon y Rolando
Revagliatti, 2016.
www.revagliatti.com.ar
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