Carlos Dariel responde
‘En cuestión: un cuestionario’
de Rolando Revagliatti
Carlos Dariel
nació el 1 de agosto de 1956 en Buenos Aires, capital de la
República Argentina, y reside en la ciudad de Haedo, provincia
de Buenos Aires. Es Licenciado en Psicología, egresado de la
Universidad Argentina John F. Kennedy. Ha coordinado talleres de
escritura y ciclos de poesía, así como tuvo a su cargo segmentos
de entrevistas en programas radiales. Integra las antologías
“Primera antología de
poetas de Morón” (selección de Alberto Luis Ponzo),
“Sin fronteras”
(editada en México),
“Nada de poesía” (selección de Alberto Oris) y
“Cartas desde el Maule –
Cartas desde Buenos Aires” (selección de Patricia Verón y
Heriberto Acuña). Participó en encuentros literarios realizados
en su país y en Uruguay, Colombia, México, Paraguay y Perú.
Poemarios publicados entre 2004 y 2015:
“Según el fuego”,
“Cuestión de lugar”,
“Donde la sed”
(Primer Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes) y
“Bajo el fulgor (Haiku)”.
Carlos Dariel en 2019
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Carlos Dariel con Viviana Aneley, Mauricio Ruiz y Leonardo
Domínguez
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1:
¿Cuál fue tu primer acto de “creación”, a qué edad, de qué se
trataba?
CD:
Cuando era
adolescente, tendría 14 o 15 años de edad y practicaba con la
guitarra, intenté componer canciones. No llegaron a satisfacerme
y no tardé mucho tiempo en olvidarlas, pero, sin duda, aquello
respondió a una necesidad de búsqueda genuina que algunos años
más tarde se canalizaría por medio de la escritura poética.
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Carlos Dariel con Winston Morales Chavarro
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Carlos Dariel
en 2012
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2:
¿Cómo te llevás con la
lluvia y cómo con las tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la
velocidad, con las contrariedades?
CD:
En mi caso, la
lluvia es un gran catalizador de emociones, recuerdos y estados
de ánimo afines a ellos. Ahora reparo en que no sólo sirvió de
musa inspiradora para muchos de mis poemas, sino que también ha
sido incorporada como palabra o alusión en varios de ellos. Digo
lluvia y replico agua, su materia constitutiva, su alma, que
también es materia constitutiva de nosotros, ya que estamos
compuestos de ella mayoritariamente. El agua y sus atributos no
sólo han sido incorporados a mis poemas, sino que,
prácticamente, es el eje conductor de la tercera serie de mi
libro “Donde la sed”,
titulada “Pormenores del agua”.
Difícilmente
pensar en el agua y no asociar su capacidad de vehiculizar
contenidos sin asociarla a la sangre, elemento vital por
antonomasia. En el zodíaco occidental moderno soy de Leo, signo
de fuego y extremadamente sanguíneo, de manera que con la sangre
y su impetuosidad hacemos buenas amistades.
Las tormentas, en
cambio, cuando son eléctricas, no me gustan. Me incomodan e
intimidan. No soy amante de los ruidos sino del silencio o la
música armoniosa; tal vez, esa inclinación mía hacia las
melodías o el susurro, haga que aborrezca de las estridencias de
rayos y relámpagos, con excepción de los producidos por la
mente, los cuales tienen tanto de luz como de silencio.
Con la velocidad
no me llevo, quiero decir, no es algo que me atraiga. Me gusta
mucho manejar, pero no soy adicto a las grandes velocidades. Con
las contrariedades, en cambio, me peleo y mucho, como debe ser.
Las enfrento, les pongo el pecho, no sin temor o dudas, claro,
pero las tomo como puestas a prueba, de qué, no sé muy bien, a
prueba de vida, supongo. Creo que la manera en cómo accionamos
frente a las contrariedades nos muestra la naturaleza de nuestro
espíritu.
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Carlos Dariel con Viviana Aneley y Mauricio Ruiz
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3:
“En este rincón” el
romántico concepto de la “inspiración”; y “en este otro rincón”,
por ejemplo, William Faulkner y su
“He oído hablar de ella,
pero nunca la he visto.” ¿Tus consideraciones?
CD:
Héctor
A. Murena [1923-1975] ha escrito:
“sólo atentos/ no hay que
estar preparados”. Esta sugerencia del poeta nos indica que
sin atención o, más precisamente, sin tensión atenta,
difícilmente algo del orden de la inspiración nos alcance o nos
beneficie con el dulce tremolar de sus alas. El distraído es
inmune a la inspiración. Un poeta distraído es un gran oxímoron.
Es innegable que eso que llamamos inspiración, nos proporciona
la primera imagen, la punta de un ovillo, la entrada a un
laberinto, pero no es el primer motor, el motor inmóvil que
posibilita el primer movimiento es la cuerda tensa del artista,
esa atención libremente flotante sobre todas las cosas del
mundo.
Pero la
escritura tiene, a mi modo de ver, dos tiempos: un tiempo
inicial que comienza cuando la cuerda se tensa y lo que llamamos
inspiración nos acerca la primera idea, la primera imagen, más o
menos precisa, más o menos borroneada, para comenzar a modelar
la roca; luego viene el segundo momento, que no es otro que el
del cuidado del material con que trabajamos, ese conjunto de
herramientas que contribuyen a ejercer eso que llamamos oficio,
saber hacer, dar en el blanco o acercarse a él todo lo posible
sin resignar esfuerzos y sin ceder, tempranamente, a la fatiga.
En ese cuidado, en ese saber hacer, recae gran parte de la
concreción de un logro.
Carlos Dariel con Viviana Abnur, Hugo Mujica y Fabián Vique
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4:
¿De qué artistas te atraen más sus avatares que la obra?
CD:
En general, estoy
más atento a sus obras que a sus avatares. Tiendo a disociar,
todo lo que hace al aura del artista: sus referencias
biográficas, sus ideologías, etc., de sus obras. Como lector, es
la obra del artista lo que me interesa y a lo que presto más
atención. Eso no quita que determinada forma de llevar la vida
de un artista me atraiga más que otra, desde luego, pero a la
hora de dedicarme a su obra, todo lo demás no cuenta mucho.
Carlos Dariel en 2017
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Carlos Dariel con Viviana Abnur y Luis Raúl Calvo
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5:
¿Lemas, chascarrillos,
refranes, proverbios que más veces te hayas escuchado divulgar?
CD:
Me
atraen mucho los proverbios y muy frecuentemente los he
invocado, ya sea en alguna conversación, en algún intercambio
epistolar o en mis momentos de recogimiento o solaz interior.
Carlos Dariel con Vaneza Christiansen Cárdenas
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6:
¿Qué obras artísticas
te han —cabal, inequívocamente— estremecido? ¿Y ante cuáles has
quedado, seguís quedando, perplejo?
CD:
Me ha
estremecido hasta la médula la poesía de Miguel Hernández, César
Vallejo, Vicente Huidobro, Alejandra Pizarnik, Olga Orozco,
Oliverio Girondo, Jorge Luis Borges, Juan L. Ortiz, Antonio
Porchia, por citar autores que escribieron en mi lengua.
En
lengua extranjera me han estremecido Walt Whitman, Robert Frost,
el Conde de Lautréamont, Stéphane Mallarmé, Antonin Artaud,
Salvatore Quasimodo, Giuseppe Ungaretti, Victor Hugo, Goethe,
Shakespeare…
En cuanto a la perplejidad, ese estado me lo han provocado
algunas obras en particular, como
“Fausto” de Goethe o
la monumental obra arquitectónica de Antoni Gaudí. Pero también,
y de un modo muy intenso, algunos poemas de autores como
Vallejo, Artaud o Juan Carlos Bustriazo Ortiz.
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Carlos Dariel con una poeta en un café literario
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7:
¿Tendrás por allí alguna
situación irrisoria de la que hayas sido más o menos
protagonista y que nos quieras contar?
CD:
Me viene
a la memoria una escena de mi temprana adolescencia. Estaba
cursando el primer año de la enseñanza media. Una de las
materias que menos me gustaba era Matemáticas. La profesora,
antes de terminar cada clase, solía darnos una serie de
ejercicios combinados para resolver como tarea en el hogar. En
la siguiente clase, la profesora acostumbraba llamar al azar,
por apellido, a algunos de nosotros para que, en voz alta,
dijéramos nuestra solución a alguno de los ejercicios. Como no
me gustaba la materia no me resultaba nada difícil olvidar hacer
la tarea. Pues bien, un día de esos, llega la profesora al aula,
abre la libreta donde se asentaba nuestra presencia y nombra el
primer apellido. Acertaron, era el mío. Hasta ahí la situación,
más que irrisoria era bastante dramática, ya que yo no sabía
dónde meterme; pero me repuse enseguida e intenté resolver el
ejercicio en ese mismo momento y mentalmente, disimulando que lo
estaba leyendo de mi carpeta. Claro, eso era más que imposible,
por lo tanto, no tardé en poner en evidencia, con omisiones de
pasos o saltos de procedimiento, que no había hecho nada y que
estaba intentando engañar a la profesora. Lo que contribuyó a
que se enojara más que si le hubiera confesado mi inacción. Todo
lo cual no hizo más que convertirme en el objeto de las
carcajadas de mis compañeros.
Carlos Dariel con su hijo
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8:
¿Qué te promueve la noción de “posteridad”?
CD:
Esa
palabra me promueve siempre una reflexión sobre el curso que
tomaremos como humanidad en el futuro a mediano y largo plazo.
Reflexión que me sumerge en un profundo desencanto, porque tal
como el mundo gira lo hace de una forma que me desagrada
hondamente y no veo señales de que estemos sembrando las
semillas de un cambio significativo, salvo contadas y aisladas
excepciones.
La
ciencia siempre ha interpelado al mundo, al universo, y lo hizo
como a un objeto de observación, como si ella misma, si los
científicos, estuvieran afuera de ese mundo. Por su parte, la
filosofía siempre ha interpelado al ser, y también lo hizo como
a un ente exterior, manipulable con la palabra como un artesano
manipula con sus manos una vasija de barro. Falta que el hombre
se interpele a sí mismo en su interioridad. Falta que su
pregunta lo involucre y, sobre todo, lo comprometa. De tal
manera, que no salga indemne de esa interpelación, de modo que
esa pregunta lo transforme. Será el momento en que la evolución
ya no será sólo biológica sino de conciencia. Sólo un salto
cualitativo de esa conciencia humana hará posible un futuro
mejor.
Carlos Dariel - Foto Daniel Grad
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Carlos Dariel con su hijo
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9:
“¿La rutina te aplasta?”
¿Qué rutinas te aplastan?
CD:
Rutina es toda acción mecánica y repetida. A veces no tenemos
más remedio que ejercer acciones repetidas, por ejemplo, las
tareas domésticas en una casa. Pero si a esa repetición logramos
quitarle lo mecánico, entonces lo rutinario se puede volver un
poco menos tedioso, un poco menos aplastante. ¿Cómo quitar la
cualidad de mecánica a una acción?, bueno, intentando
encontrarle un sentido que la trascienda. Por ejemplo, me gusta
cocinar, me resulta una tarea creativa, me doy cuenta de que al
cocinar también puedo expresar una parte de mí, un estilo, y que
lo que cocino lleve de alguna manera mi “toque”. Ahí no hay
problema, pero no me gusta lavar la vajilla. Esa tarea no la
siento creativa y suelo hacerla con bastante desgano. Ahora
bien, si mientras lo hago me pongo a escuchar música que me
agrade, a la vez que pienso en que el acto de limpieza es tan
necesario y saludable para mí como el cocinar, entonces lavar la
vajilla me resulta menos aplastante, casi que lo hago como una
consecuencia inevitable de mi cocinar. Hay un proverbio zen que
dice algo más o menos así: después de comer mi arroz, lavo
diligentemente mi vasija.
Carlos Dariel en 2012
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Carlos Dariel con su hijo
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10:
¿Para vos, “Un estilo
perfecto es una limitación perfecta”, como sostuvo el
escritor y periodista español Corpus Barga? Y siguió:
“…un estilo es una manera
y un amaneramiento”.
CD:
Me siento inclinado a estar de acuerdo con la afirmación de
Barga. En mi caso, escribir siempre “de la misma manera” no sólo
me aburre, también me espanta. Siento que estoy empezando a
escribir desde un oficio, desde un conocimiento, desde una
comodidad que termina por incomodarme. Por esto trato de buscar
otros caminos en el terreno de la escritura que me permitan
sentir que estoy explorando un territorio que no conozco y que,
al mismo tiempo, me estoy explorando. Para mí la escritura es un
modo de interpelarme, una manera de explorar quién soy y qué
quiero decir.
Pienso también en algunos autores en donde es difícil encontrar
un mismo estilo a lo largo de su obra. ¿Cuál es el estilo de
Oliverio Girondo, el de
“Campo nuestro” o el de
“En la masmédula”? ¿Y
cuál el de Vallejo, el de
“Los heraldos negros” o el de
“Trilce”?
En mi poema “Block de notas”, escribí:
“saber abandonar el
surco/ a poco de trazado.”
Carlos Dariel con Silvia Castro, Luis Tedesco y Juan
Desiderio
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Carlos Dariel en 2013
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11:
¿Qué sucesos te producen mayor indignación? ¿Cuáles te
despiertan algún grado de violencia? ¿Y cuáles te hartan
instantáneamente?
CD:
Cualquier acto de injusticia, especialmente de injusticia
social, me produce indignación y la impotencia para evitarlos me
genera irritación: si eso es considerado un grado de violencia
debe computarse como tal. Por lo general, la violencia no es
algo habitual en mí, pero, en ocasiones, me he visto a mí mismo
ejerciendo la violencia verbal como reacción a los insultos o
falta de respeto de que he sido objeto. Otras veces he
respondido con indiferencia y cada vez recurro más a esto
último.
Lo que me harta instantáneamente es la estupidez.
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Carlos Dariel con Silvia Castro y Leonardo Martínez
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12:
¿Qué postal (o postales) de tu niñez o de tu adolescencia
compartirías con nosotros?
CD:
Carlitos trepándose a los árboles, pateando una pelota en el
potrero, poniéndose un terrón de tierra en la boca para probar
su sabor o trabajar en equipo con los amigos del barrio para
construir un refugio bajo tierra.
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Carlos Dariel con Roberto Goijman
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13:
¿En
los universos de qué artistas te agradaría perderte (o
encontrarte)? O bien, ¿a
qué artistas hubieras elegido o elegirías para que te incluyeran
en cuáles de sus obras como personaje o de algún otro modo?
CD:
Me hubiera gustado haber vivido como personaje algunas de las
aventuras imaginadas por Julio Verne, Jack London o Robert Louis
Stevenson, mis lecturas de infante y adolescente temprano. Ellos
crearon el mundo donde mi imaginación pastoreaba libremente. Jamás
olvidaré aquel disfrute.
Carlos Dariel con Fabián Vique, etc.
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Carlos Dariel con Patricia Verón en 2017
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14:
El silencio, la
gravitación de los gestos, la oscuridad, las sorpresas, la
desolación, el fervor, la intemperancia: ¿cómo te resultan?
¿Cómo recompondrías lo antes mencionado con algún criterio,
orientación o sentido?
CD:
No sé si
alcanzo a comprender la pregunta. Atiendo a los gestos a la hora
de conocer a alguien, para mí el lenguaje corporal es muy
importante porque suele ser mucho más directo que el de las
palabras y
hasta despejan algún grado de oscuridad que ellas detenten.
El
silencio es un fervor que me ayuda a evitar la desolación y la
intemperancia.
En
cuanto a las sorpresas, sólo me gustan las placenteras.
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Carlos Dariel con Patricia Verón en 2012
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15:
¿A qué artistas en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad,
el ingenio, la acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías?
CD:
Uno de
los que más admiro, entre otras cosas, también en este terreno
al que me convoca la pregunta, es Borges. Él combinó como nadie
la mordacidad, el sarcasmo y el ingenio, con un grado tal de
sutileza que requiere del lector la mayor atención para ser
beneficiado por su guiño cómplice.
Carlos Dariel con otro poeta en un café literario
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}
Carlos Dariel en 2010
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16:
¿Qué apreciaciones no apreciás? ¿Qué imprecisiones preferís?...
CD:
Aprecio
y cultivo la amistad. Si de algo puedo vanagloriarme es de no
haber agotado la capacidad de generar nuevas amistades y de
conservar las que he logrado cosechar. A la hora de elegir mis
amistades no hago distinción de religión, filiación política o
partidismo deportivo. Mi único requisito para aceptar a alguien
como amigo o amiga es que sea una buena persona, tolerante con
lo que le es diferente y que no sea violenta. Por eso tengo
amistades de muy variadas características y género, de distintas
edades y de distintas latitudes geográficas.
En
cuanto a las imprecisiones, no sé, trato de no cometerlas, al
menos en aquello que me interesa o reviste para mí cierta
importancia. A lo que no me despierta interés suelo oponerle
indiferencia.
Carlos Dariel en 2010
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Carlos Dariel con otro escritor, en Colombia, 2015
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17:
¿Viste que uno en ciertos casos quiere a personas que no valora
o valora poco, y que en otros casos valora a personas que no
quiere? ¿Esto te perturba, te entristece? ¿Cómo “lo resolvés”?
CD:
Generalmente puedo disociar ambos aspectos, de manera que no me
produce ninguna complicación. En la mayoría de los casos son
compatibles, es decir, suelo valorar a las personas que quiero,
pero cuando eso no sucede, puedo querer a alguien sin valorarlo
en algún aspecto en particular o puedo valorar alguna cualidad
de alguien sin que, al mismo tiempo, quererla sea un requisito.
Esto que describo lo vivo como algo natural en mí, no me
promueve ningún conflicto o contrariedad. Valorar y querer
pueden transitar juntos o ir por andariveles perfectamente
diferenciados en mis relaciones con mis prójimos.
Carlos Dariel con Norah Lorenzo, Viviana Abnur, Fabián
Vique, etc., en 2008
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Carlos Dariel en 2012
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18:
¿El
mundo fue, es y será una porquería, como aproximadamente así lo
afirmara Enrique Santos Discépolo en su tango “Cambalache”?
CD:
Estoy en
continua disputa con el mundo, mejor dicho, con el modo en que
la sociedad humana establece y reglamenta, a través de mandatos
familiares, mediáticos o políticos, las relaciones sociales. Por
lo tanto, coincido con el gran Discepolín en que el mundo fue y
es una porquería. Lo que no puedo asegurar es que también lo
siga siendo en el futuro, ya que no soy profeta ni me siento
inclinado a ejercer la futurología, pero indudablemente, la
rueda del mundo social está girando en una dirección y con un
rumbo que me disgusta sobremanera. Tiendo al escepticismo, con
prescindencia tanto del pesimismo derrotista como del optimismo
ingenuo; eso hace que me parezcan más realistas, al menos en el
corto y mediano plazo, las distopías que las utopías. No
obstante, mis ojos están siempre puestos con fervor sobre estas
últimas.
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Carlos Dariel con María Sueldo Müller, etc.
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19:
Por la fidelidad y
entrega a una causa o proyecto, ¿qué personas (de todos los
tiempos y de todos los ámbitos) te asombran?
CD:
Sin
seguir ningún orden y a riesgo de cometer olvidos imperdonables,
ahora mismo me vienen algunos nombres: el príncipe Siddhartha
Gautama, Gandhi, el Che Guevara, Sigmund Freud, Evita [Eva
Perón], Juana Azurduy, Simón Bolívar, José de San Martín,
Leonardo da Vinci, la madre Teresa de Calcuta, Martin Luther
King, el doctor Albert Schweitzer, John Lennon.
Carlos Dariel en 2014
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Carlos Dariel con María Negroni en 2012
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20:
¿Qué te hace “reír a
mandíbula batiente”?
CD:
Muchas
de las frases de Groucho Marx, algunas escenas de Les Luthiers,
las improvisaciones de Alberto Olmedo cuando se salía del
libreto, del cuadro y hasta del personaje.
Carlos Dariel con Martín Gardella, etc.
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Carlos Dariel en 2015
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21:
¿Cómo afrontás lo que
sea que te produzca suponerte o advertirte, en algunos aspectos
o metas, lejos de lo que para vos constituya un ideal?
CD:
Tengo
mis metas ideales demasiado altas como para no suponerme o
advertirme lejos de ellas. Por esa razón, aprendí a convivir con
cierto grado de paciencia, con cierto grado de tolerancia a esa
lejanía y con cierto grado moderado de esperanzas.
Dicho
esto, debo añadir que las metas no existen, al igual que las
utopías, al decir de Eduardo Galeano: nos sirven para caminar.
No existen como algo definitivo; lo prueba el hecho de que una
vez alcanzada cierta meta que nos propusimos, ya estamos
proponiéndonos otras. Dirijo entonces mi atención al camino, al
modo de caminar que elijo para todo aquello en que pongo empeño.
Si
hablamos de escritura, mi atención está dirigida a encontrar
cada vez más una mejor sintonía entre mis propósitos y mis
logros, sin que ello tenga un horizonte definido como algo que
finalmente se alcanzará.
Si
hablamos de Iluminación, en el sentido budista del término, la
cosa se vuelve aún más indefinida respecto del modo de caminar
para acercarme a su vía de acceso, todo lo cual hace que el
estado de búsqueda sea mucho más embrionario aún.
De todas
formas, la mayor o menor lejanía de esos horizontes no me
desvela en tanto también en el andar cifro mi idea de plenitud.
¿Lo digo
de una vez? Yo no quiero llegar, yo quiero ir.
Carlos Dariel con Marisol Bohorquez Godoy en 2016
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Carlos Dariel con Marcela Somoza en 2014
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22:
El amor, la
contemplación, el dinero, la religión, la política… ¿Cómo te has
ido relacionando con esos tópicos?
CD:
Veamos.
En el amor de pareja he tenido pocos pero intensos y con total
entrega. En el resto de los amores, tengo la fortuna de sentirme
agraciado por el amor paterno-filial que ilumina mi corazón y mi
alma, al mismo tiempo que me insufla una energía que me es
primordial. El amor a la vida, al mundo, son los motores de mi
amor a la escritura y a la lectura, a tal punto que esos amores
ya son parte constitutiva de lo que me describe como persona en
este tiempo y en este mundo.
La
contemplación, sobre todo la dirigida a mi interior, es una
acción que me acompaña desde muy temprano en mi vida, pero ha
cobrado mayor protagonismo desde mi acercamiento a la concepción
budista de la existencia, allá por los veintipico. La meditación
es un poco más tardía, porque requiere mayor concentración y
cierto clima, interior y exterior, especial, lo cual es algo más
difícil de lograr, cuando las obligaciones sociales, laborales y
familiares concentran gran parte de nuestro tiempo y esfuerzo.
El
dinero y yo somos serios contrincantes, no nos llevamos muy
bien. Digamos que no soy una persona especializada en “hacer
dinero”. En este sentido, soy de madera.
La
religión, en el sentido etimológico y no dogmático de la
palabra, ha revestido sumo interés también desde mi temprana
adolescencia. Nacido en el seno de una familia católica, he sido
bautizado y he tomado la Comunión. Durante mi adolescencia no
tardé en descreer de la Iglesia como institución. Más tarde
abandoné mis creencias cristianas cuando descubrí, a mis veinte
años, aproximadamente, el budismo. No obstante, también por
entonces leí completamente la Biblia, pero desde el punto de
vista de la búsqueda filosófica. Comparto la idea de religión
que dieron Albert Einstein y el filósofo budista Raimon
Panikkar. Ellos consideran que religioso es aquél que busca un
sentido a la existencia. Consecuente con esa definición,
Panikkar califica al budismo como un ateísmo religioso.
La
política también fue un ítem de mi interés desde mi tardía
adolescencia, y mi compromiso político y social se vio reflejado
en una sostenida militancia durante varios años.
Carlos Dariel en 2015
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Carlos Dariel con Marcela Somoza en 2014
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23:
¿A qué obras artísticas —espectáculos coreográficos, films,
esculturas, música, pinturas, literatura, propuestas teatrales o
arquitectónicas, etc.— calificarías de “insufribles”?
CD:
Me resultan insufribles las comedias musicales, la mayoría de
los espectáculos coreográficos y el reggaetón. Sobre todo, el
reggaetón.
Carlos Dariel con Leopoldo Castilla
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Carlos Dariel en 2016
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24:
¿Qué calle, qué recorrido de calles, qué pequeña zona transitada
en tu infancia o en tu adolescencia recordás con mayor nostalgia
o cariño, y por qué?
CD:
Cuando
faltaba una semana para cumplir los nueve años de edad, mis
padres y yo, dentro de la ciudad de Haedo, nos mudamos de
barrio. Hasta ese entonces había transcurrido mi infancia en un
barrio con muy pocos niños o niñas de mi edad. Más precisamente,
mis amistades eran dos hermanas de una casa vecina a la mía y un
niño vecino de esas hermanas. Digamos que, hasta entonces, la
mentada escuela de la calle era para mí algo absolutamente
desconocido. No nos alejábamos de esa cuadra que contenía a las
tres casas y la mayor parte del tiempo ni siquiera nos
alejábamos de nuestras veredas.
Pero al
mudarnos ese contexto cambió por completo. En el nuevo barrio
encontré una bandada de purretes de mi edad que rápidamente me
integró como uno más del grupo. Poco a poco mi infancia fue
asimilando las características del nuevo contexto social y
geográfico. El grupo lo conformábamos unos diez a doce niños y
juntos participábamos de distintos juegos propios de esa edad:
escondidas, manchas,
cachurra monta la burra, trepadas a árboles frutales de
moras, nísperos y kinotos, campeonato de habilidades con trompo,
yo-yo, competencias de payana, bolitas o figuritas y varios
etcéteras más. A mitad de cuadra había un potrero baldío, y se
convirtió para nosotros en un templo de encuentro permanente
para jugar a la pelota casi todos los días. En una época
transformamos esa canchita de fútbol en una pista de autitos de
carrera y armamos un campeonato que duró todo un año, copiando
el modelo y puntaje de la carrera de sport deportivo (era el
furor del Trueno Naranja, ese prototipo de carreras
Fast-Chevrolet, que conducía el piloto Carlos Pairetti). Años
después, ya en nuestra temprana adolescencia, construimos en ese
mismo baldío, entonces cubierto con vegetación silvestre, una
cueva subterránea donde un grupo más pequeño, conformado por
cuatro o cinco miembros, nos reuníamos para comer papas a las
brasas y jugar a las cartas o simplemente conversar sobre
variopintos temas de interés común. Tengo grabado a fuego en mi
memoria un sinnúmero de vivencias compartidas, desafíos
barriales de fútbol, expediciones en bicicletas y bailes en la
calle. En épocas de carnavales nos disfrazábamos, nos subíamos a
la caja de una camioneta de algún padre para ir de barrio en
barrio imitando a las murgas y sus cantos.
En fin,
no me quiero extender más, sólo decir que esas experiencias
también formaron mi carácter, ayudaron a crear en mí una
conciencia colectiva y un espíritu de solidaridad y
confraternidad que jamás me abandonaron. Cómo no rememorar con
enorme cariño y alegría una de las mejores etapas de mi vida.
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Carlos Dariel con Laura Nicastro, Jorge Ariel Madrazo,
etc., en 2011
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Carlos Dariel con Evangelina Trangoni en 2015
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25:
¿Cómo reordenarías esta
serie?: “La visión, el
bosque, la ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el
sacrificio, el sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la
autenticidad, la muerte, el azar, el desajuste”. Digamos que
un reordenamiento, o dos. Y hasta podrías intentar, por ejemplo,
una microficción.
CD:
Ensayaré
el siguiente orden, de forma provisoria, siempre, lo único
permanente es el cambio, reza un proverbio budista:
La
lengua, porque es nuestra materia constitutiva y distintiva en
tanto animales humanos.
Le sigue
una de sus inmediatas consecuencias: el pensamiento.
Muy
cerca, la visión, en tanto representativa de todo aquello
asimilable a la función perceptiva, sin la cual nos dominaría la
ceguera en todos sus sentidos.
El
sufrimiento, porque el dolor es vehículo de conciencia, punto de
partida de todo crecimiento de orden espiritual.
Luego el
sacrificio, complementario de la renuncia, los dos resortes de
una vía de realización.
No
faltará el desajuste, como piedra en el camino que se deberá
sortear.
Del
mismo modo el azar, elemento inevitable, porque no de todo se
puede ejercer control ni dominio, no todo se puede prever.
Importantes son el bosque y la ciudad, como referencias
geográficas representativas de la naturaleza y la cultura.
La
danza, símbolo del movimiento artístico, del movimiento de
búsqueda estética, será otra de las cuentas relevantes de este
collar.
Las
miniaturas, porque nos enseñan que en los detalles está la
diferencia.
La
muerte, condición sin la cual estaríamos condenados al espanto
de la eternidad y ya no nos sería posible ninguna superación.
La
ceremonia, como síntesis ritual de este recorrido propuesto y,
finalmente, la autenticidad, como corolario y confirmación de
que no nos hemos traicionado.
Carlos Dariel con Juan Gelman en 2011
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Carlos Dariel
en 2011
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26:
“Donde mueren las palabras” es el título de un film de 1946,
dirigido por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño.
¿Dónde mueren las palabras?
CD:
En la
meditación.
Carlos Dariel con Jorge Luis López Aguilar
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27:
¿Podés disfrutar de obras de artistas con los que te adviertas
en las antípodas ideológicas? ¿Pudiste en alguna época y ya no?
CD:
Sí, por
supuesto, he disfrutado y disfruto de la obra de Jorge Luis
Borges, por ejemplo. Tal vez uno de los autores cuya obra más he
disfrutado y disfruto y del cual me separa un abismo ideológico.
Suelo disociar la obra de la ideología de su autor, no me
resulta difícil ello. También suelo disociar el arte de la
moral.
No así
el arte de su ética, creo, sostengo, defiendo la idea de que
toda estética debe tener el respaldo de su propia ética. A
partir de ahí, su autenticidad será indiscutible. Tomemos los
ejemplos paradigmáticos de Jean Paul Sartre, Miguel Hernández o
Hô Chi Minh, por citar a algunos.
Carlos Dariel con Jaime Muñoz Vargas
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Carlos Dariel con Inés Manzano, Alicia Pastore y Alejandra
Méndez Bujonok en 2015
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28:
¿Cómo te cae, cómo procesás la decepción (o lo que corresponda)
que te infiere la persona que te promete algo que a vos te
interesa —y hasta podría ser que no lo hubieras solicitado—, y
luego no sólo no cumple, sino que jamás alude a la promesa?
CD:
Una promesa sobre algo que me interesa me genera una gran
expectativa, su incumplimiento me molesta mucho, me fastidia. Si
es la primera vez que esa persona incumple su palabra, puedo dar
vuelta la hoja y olvidar el mal momento, especialmente si la
relación que mantenemos es de amistad. Ahora, decepción es una
palabra muy fuerte en mí y para sentirla, el motivo debe ser
gravitante. Si una persona me decepciona, pierdo absolutamente
todo interés en ella. He roto amistades por decepción.
Carlos Dariel con Inés Manzano y Leopoldo Castilla
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Carlos Dariel con Inés Manzano en 2014
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29:
No
concerniendo al área de lo artístico, ¿a quiénes admirás?
CD:
A personalidades de la estatura ética que alcanzaron Augusto
César Sandino, Mohandas Karamchand Gandhi o Ernesto Guevara.
Carlos Dariel con Gustavo Miru, Alejandra Manuela Chacoma,
etc., en 2015
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Carlos Dariel con Gabriela Magistris
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30:
¿Tus pasiones te pertenecen o sos de tus pasiones?
Pasiones
y entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo, en general,
distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación?
CD:
Claramente distingo pasión de entusiasmo. Este último es
temporal, motivado por algo en particular y condicionado a
cierto interés también temporal o de época.
La pasión, en cambio, va conmigo a todas partes desde que se
enciende y para siempre. Lo que no alcanzo a distinguir es si
ella es mi sombra o yo de ella.
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Carlos Dariel con Federico Miño, etc., en 2015
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Carlos Dariel con Fabián Vique
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31:
¿Qué artistas estimás que han sido alabados desmesuradamente?
CD:
Es una pregunta complicada porque cualquier respuesta que dé
puede mal interpretarse.
En círculos de confianza he dicho en más de una oportunidad que
para mí, por ejemplo, Rimbaud ha sido sobrevalorado, y enseguida
tengo que aclarar que lo considero uno de los más grandes poetas
de todos los tiempos, pero que, comparado con poetas que
hicieron mucho menos ruido, prefiero la intensidad poética e
intelectual de, por ejemplo, Mallarmé y el Conde de Lautréamont,
por citar europeos, o César Vallejo y Vicente Huidobro, por
citar latinos. Incluso creo que en estos autores la estructura
interna de sus poemas es más compleja.
Ahora bien, tu pregunta exige que nombre a quiénes considero que
han sigo alabados “desmesuradamente” y debo decir también que no
es el caso de Rimbaud.
Dicho esto, me resulta difícil ahora nombrar a alguien que
considere desmesuradamente alabado. No digo que no los haya,
digo que no vienen ahora a mi memoria.
Carlos Dariel con Alejandra Méndez Bujonok en 2017
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Carlos Dariel con Carolina Zamudio
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32:
¿Acordarías, o algo así,
con que es, efectivamente,
“El amor, asimétrico por
naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito lindo” de
Luisa Futoransky?
CD: Amor es
la palabra más bastardeada de todas. Cuando la escucho pregunto
de qué amor se trata. ¿Del amor de pareja?, ¿del amor
materno-filial? Está claro que este último es más asimétrico que
el anterior.
Asimétrico también
es el amor a la escritura o a la sabiduría o al misterio.
Sí, definitivamente
creo que el amor, sea cual sea, es asimétrico.
Carlos Dariel con Carolina Zamudio
-
Carlos Dariel con Carolina Zamudio
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33:
¿El amanecer, la franca
mañana, el mediodía, la hora de la siesta, el crepúsculo
vespertino, la noche plena o la madrugada?
CD:
La noche plena. Soy decididamente un animal nocturno.
Carlos Dariel con Carolina Zamudio y otros escritores
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Carlos Dariel con Carolina Zamudio, etc.
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34:
¿Qué dos o tres o cuatro “reuniones cumbres” integradas por
artistas de todos los tiempos y de todas las artes nos
propondrías?
CD:
Me
encantaría una reunión “monumental” integrada por Miguel
Hernández, César Vallejo, Stéphane Mallarmé, Emily Dickinson,
Antonin Artaud, Ezra Pound, Walt Whitman, Matsuo Basho, Jorge
Luis Borges, John Lennon, Alejandra Pizarnik, Salvador Dalí,
Pablo Picasso, Vincent Van Gogh, Leonardo, Miguel Ángel, Rudolph
Nuréyev, Astor Piazzola, Bob Marley, Juan Sebastian Bach,
Mozart, Beethoven, Susana Thénon, Cervantes, Shakespeare,
Goethe, Kabir, Tagore, Omar Khayyam, Atahualpa Yupanqui, Silvio
Rodríguez, Antonio Carlos Jobim, Vinicius de Moraes, Joao
Gilberto y Li Po. No agrego más porque no alcanzaría la sala.
Con
César Bisso, Claudia Panno, Rolando Revagliatti y Susy Quinteros
en 2004 - Foto de Daniel Grad
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Carlos Dariel con Diana Bellessi en 2012
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35:
Seas o no ajedrecista:
¿qué partida estás jugando ahora?
CD:
La mía conmigo
mismo. Ojalá pudiera darle jaque mate a mi ego.
Carlos Dariel con Eduardo Espósito
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Carlos Dariel con Elena Llobera
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Carlos Dariel con Ema Fernanda Vilchez, etc.
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Carlos Dariel con Eugenio Mandrini, Raúl Brasca, Martín
Gardella y Fabián Vique
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*
Cuestionario respondido a través del correo electrónico: en las
ciudades de Haedo y Buenos Aires, distantes entre sí unos
veinticinco kilómetros, Carlos Dariel y Rolando Revagliatti,
diciembre 2020.
http://www.revagliatti.com/040322.html
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