Luisa Peluffo responde
“En cuestión: un cuestionario”
de Rolando Revagliatti
Luisa
Peluffo
nació el 20 de agosto de 1941 en Buenos Aires, capital de la
República Argentina, y reside desde 1977 en la ciudad de San
Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro. Cursó estudios en
la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y se
desempeñó en producción periodística en medios gráficos y
televisivos. Obtuvo en 1988 la beca “Creación en narrativa”
otorgada por el Fondo Nacional de las Artes, así como en 2006 el
“Reconocimiento a la Trayectoria” por parte de la Subsecretaría
de Cultura de la Municipalidad de San Carlos de Bariloche. Desde
1976 ha publicado los poemarios
“Materia viva”,
“Materia de revelaciones”,
“La otra orilla”
(Primer Premio Concurso Regional Fondo Nacional de las Artes),
“Un color inexistente”
(XVIII Premio “Carmen Conde” 2001, en España),
“foto grafías” y
“soplo aire aliento”
(con dibujos de Bárbara Drausal). En el género crónica
incursionó con “Me voy a
vivir al Sur” y en co-autoría con Laura Calvo se editó
“Ventanas a la palabra.
El taller de escritura en la escuela”. Sus libros de cuentos
se titulan
“Conspiraciones” y
“Se llaman valijas” y sus novelas
“Todo eso oyes”
(Premio Emecé en 1989),
“La doble vida” (Primer Premio Regional de Narrativa –
Región Patagónica 1993-1996) y
“Nadie baila el tango”
(Premio Único a Novela Inédita del Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires (bienio 2000-2001). Ha sido incluida, entre otras,
en las siguientes antologías:
“Patagonia literaria VI”
(compilada por Luciana A. Mellado),
“Argentina. A traveler’s
literary companion” (compilada por Jill Gibian),
“Poesía Río Negro”
(compilada por Raúl O. Artola),
“Relatos de mujeres 5”,
“Poetas argentinas
(1940-1960)” (compilada por Irene Gruss),
“Leer la Argentina”,
“Teatro / 6” (Obras
ganadoras del 6º Concurso Nacional de Obras de Teatro),
“Relatos de Patagonia”
(compilada por María Sonia Cristoff),
“Leer x leer”,
“Cuentos al sur del
mundo”, “Poesía hacia
el nuevo milenio. Tomo 1” (compilada por Ricardo Rubio),
“Patagónicos. Narradores
del país austral” (compilada por Cristian Aliaga y María
Eugenia Correas), “Sur
del mundo. Narradores de la Patagonia”,
“38 cuentos breves
argentinos” (compilada por Fernando Sorrentino),
“Antología de teatro
rionegrino en la posdictadura” (con su pieza teatral
“Si canta un gallo”;
volumen compilado por Mauricio Tossi).
Luisa Peluffo - en 2013 - Foto de Ignacio Masllorens
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1: ¿Cuál fue tu primer
acto de “creación”, a qué edad, de qué se trataba?
LP:
El primer acto de creación que recuerdo fue cortarle el pelo a
una muñeca Marilú que me había regalado mi madrina. Fue un acto
creativo inspirado en que cuando a mí me cortaban el pelo, me
decían que iba a quedar muy linda. Entonces quise hacer lo mismo
con mi muñeca. También pienso que esa muñeca fue como un espacio
de experimentación (el corte de pelo no la favoreció) y después
de un tiempo separé su cabeza del cuerpo para ver cómo
funcionaban sus ojos, cómo se abrían y cerraban esas pestañas
tupidas y aquí ya entramos en un terreno inseparable de la
creación: la curiosidad, la investigación y la experimentación.
Luisa Peluffo (la más chiquita en el centro) con sus hermanos en
campo de la provincia de Santa Fé, la Argentina
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2: ¿Cómo te llevás con
la lluvia y cómo con las tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la
velocidad, con las contrariedades?
LP:
La
lluvia es lacia, como yo. Bienvenida la lluvia que nos libra de
incendios en la Patagonia.
Las
tormentas. Aquí, en el sur, son temporales de lluvia y viento, o
nevazones que duran días… Me gustan las tormentas de la
provincia de Buenos Aires, son un verdadero espectáculo con el
cielo surcado por relámpagos y truenos. Y me gusta instalarme y
presenciarlas. Y sentir, sobre todo sentir el viento, el
premonitorio olor de la tierra, el oscurecimiento, los
relámpagos anunciando el trueno, es un desarrollo tan narrativo…
La sangre. Te contesto con un poema de mi libro
“foto
grafías”: “la
sangre es vanguardia/ abre caminos en el blanco/ la sangre/ es
un estilo no aceptado/ no hay aplausos/ la sangre/ es
absolutamente moderna”
La velocidad
me interesa para resolver algún trámite. Las contrariedades me
fastidian, pero no tengo más remedio que afrontarlas. Son parte
de la vida cotidiana.
Luisa Peluffo a los cinco o seis años
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Luisa Peluffo con Ivonne Bordelois en 2018
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3: “En este rincón” el
romántico concepto de la “inspiración”; y “en este otro rincón”
por ejemplo, William Faulkner y su
“He oído hablar de ella,
pero nunca la he visto.” ¿Tus consideraciones?...
LP:
Faulkner
desmitifica la idea de la musa inspiradora y tiene razón.
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Luisa Peluffo con Juan Forn, Isidoro Blaisten y Eduardo Gudiño
Kieffer en 1989
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4: De qué artistas te
atraen más sus avatares que sus obras?
LP:
Cuando
la vida de algún artista me atrae es porque primero me interesó
su obra. Caso emblemático Rimbaud. Los avatares de los artistas
siempre son interesantes, pero lo que me lleva a indagar en
ellos son sus obras.
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Luisa Peluffo en 1967
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5:
¿Lemas, chascarrillos,
refranes, proverbios que más veces te hayas escuchado divulgar?
LP: Ni idea; si tengo
alguna muletilla (debo tener seguramente) no soy consciente.
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Luisa Peluffo en 2013
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6:
¿Qué
obras artísticas te han —cabal, inequívocamente— estremecido? ¿Y
ante cuáles has quedado, seguís quedando, en estado de
perplejidad?
LP:
“Don
Quijote de la Mancha”
(Miguel de Cervantes),
“Facundo” (Domingo F. Sarmiento),
“El hacedor” y
“Ficciones” (Jorge
Luis Borges), “La
metamorfosis” (Franz Kafka),
“Esperando a Godot”
(Samuel Beckett), los poemas “Tabaquería” (Fernando Pessoa) y
“Un arte” de Elizabeth Bishop, algunos poemas de Giuseppe
Ungaretti, algunos poemas de Alejandra Pizarnik. Y me estremecen
cabal, inequívocamente, las obras de autores en los que el
lenguaje coloquial se vuelve poético, como en Juan Rulfo, en
Sara Gallardo, en Marguerite Duras, en Clarice Lispector. O
poético y surrealista, como en Felisberto Hernández, en Oliverio
Girondo. Y quienes filtran cierta perversidad en sus obras, como
Patricia Highsmith, Flannery O’Connor, Manuel Puig. Y los que
tienen una gracia especial para contar como Lucio V. Mansilla.
Y
me han estremecido obras no literarias: la Victoria de
Samotracia, las pinturas de Paolo Uccello, la plaza y la
Basílica de San Marcos en Venecia. Nunca me voy a olvidar de mi
llegada a Venecia a fines de los ’60 en pleno invierno; le
dediqué un poema:
“Venezia:
bajar /del vaporetto/ de noche/ ni un alma/ en la piazza/ sólo /
la basílica/ iluminada”
Y también la música de
Wolfgang Amadeus Mozart, el concierto n° 5° de Brandemburgo en
re mayor de Johann Sebastian Bach, los tangos interpretados al
piano por Arminda Canteros. Los tangos canyengues. “Oración del
remanso” de Jorge Fandermole y “Vidala para mi sombra” de Julio
Santos Espinosa.
Y el
cine. Me vienen a la mente: “Tiempos modernos” de Charles
Chaplin, “Ciudadano Kane” de Orson Welles, “Un tranvía llamado
deseo” de Elia Kazan, “La Jetée” de Chris Marker, “Kaos” de los
hermanos Taviani, “Los cuatrocientos golpes” de Francois
Truffaut, “Hiroshima mon amour” de Alain Resnais, “2001 Odisea
del espacio” de Stanley Kubrick, “Japonesita” de Ignacio
Masllorens.
Perplejidad: “El gran
vidrio” de Marcel Duchamp.
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Luisa Peluffo en 2016
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7:
¿Tendrás por allí alguna
situación irrisoria de la que hayas sido más o menos
protagonista y que nos quieras contar?
LP: La primera vez
que se me ocurrió enviar mis poemas a un concurso, las bases
exigían original, dos copias, constancia de registro en la
Dirección Nacional del Derecho de Autor y la fecha de
presentación estaba a punto de vencer.
No existían las
computadoras y yo tenía un solo original, laboriosamente
tecleado a dos dedos, lleno de tachaduras y enmiendas y ninguna
confianza en mi habilidad para lograr una copia más decente. En
mi desesperación, decidí recurrir a uno de los tantos locales
que había por entonces en la zona de Tribunales, donde pasaban
en limpio escrituras, contratos y boletos de compra venta.
Abrazando la carpeta de
cartulina con mis poemas, entré a un salón bastante grande,
donde tecleaban unas veinte dactilógrafas. Solicité un turno y
enseguida me asignaron una rubia platinada que mascaba chicle
con desgano.
Extendió la mano para
tomar mi carpeta, pero yo le dije:
—Mejor te dicto.
La
rubia me miró escéptica y ni me contestó. Cuando se sentó frente
a la máquina de escribir me miró de nuevo con cara de “a ver con
qué me salís ahora…”
y yo le expliqué:
—Bueno, en realidad, esto no es un escrito… Son poemas.
Yo te voy a ir dictando cada
verso.
La rubia ahora me miraba
con desconfianza.
—…mejor
dicho te voy a dictar cada línea, que es un verso, pero no te
preocupes
porque son cortitos. Lo
que pasa es que no soy de aquí y no tengo mi máquina de escribir
y los quiero enviar…
—¿Empezamos? – me cortó.
—Sí, sí – y le dicté:
“MATERIA VIVA”.
Esto va todo con
mayúsculas.
Me miró como si la
hubiera insultado.
—¿Qué?
—“MATERIA
VIVA”. Y va todo
con mayúsculas porque es el título.
Lo escribió con
expresión impenetrable, mirando al frente como si estuviera en
penitencia.
—Bueno, ahora, en otra
página, va el primer poema. Te voy dictando cada verso,
porque van separados,
cada uno en un renglón – le volví a explicar.
Cambió la hoja sin
mirarme y se quedó esperando con cara de ofendida. Yo empecé:
—Mayúscula en la primera letra nada más:
“Nacer al desconcierto”
Lo tecleó en un segundo
y esperó.
—Y abajo, en otro
renglón…
Movió la palanca de la
máquina y el papel subió.
—“y
a la sombra” coma.
Tecleó y esperó con cara
de infinita paciencia.
—Y
abajo: “sin conocer aún”
Tecleó.
—“las
pequeñas espadas”
Siguió tecleando.
—“que
acosan”
Tecleó con ímpetu.
—“contra
una pared”
punto. Y ahora, en otra hoja:
“Ser el húmedo centro”
coma.
—¿En otra?
—Sí.
—¿Y todo esto en blanco?
—Sí, lo que pasa es que
son haikus...
—¿Qué?
Poemas muy, muy cortitos. En el renglón de abajo va:
“la atracción y el
rechazo”
Después del quinto
poema, dejó de teclear, me miró de arriba abajo y con infinito
desprecio dijo:
—No le veo la gracia.
Luisa Peluffo - Foto de A. Leiva
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8:
¿Qué te promueve la noción de “posteridad”?
LP: Nada.
Luisa Peluffo en 1989
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9:
“¿La rutina te aplasta?”
¿Qué rutinas te aplastan?
LP:
La rutina no me aplasta. Me gustan mis rutinas: leer, escribir,
cocinar…
Luisa Peluffo en 2005
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10:
¿Para vos, “Un estilo
perfecto es una limitación perfecta”, como sostuvo el
escritor y periodista español Corpus Barga? Y siguió:
“…un estilo es una manera
y un amaneramiento”.
LP:
Como observó Abelardo Castillo:
“Lo que llamamos estilo
sucede más allá de la gramática. Toda sintaxis es una concepción
del mundo.”
Luisa Peluffo en 2010
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11:
¿Qué sucesos te producen mayor indignación? ¿Cuáles te
despiertan algún grado de violencia? ¿Y cuáles te hartan
instantáneamente?
LP:
Indignación: la injusticia y la prepotencia. Me harta: la
idiotez.
Luisa Peluffo en 2012
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12:
¿Qué postal (o postales)
de tu niñez o de tu adolescencia compartirías con nosotros?
LP:
“en el
campo a la hora de la siesta me internaba en la maraña de letras
de salgari y su mar de piratas y tesoros
en la
siesta del campo yo soñaba y enterré un tesoro después no lo
pude encontrar”
Luisa Peluffo en 2014
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13:
¿En los universos de qué
artistas te agradaría perderte (o encontrarte)? O bien, ¿a
qué artistas hubieras elegido o elegirías para que te incluyeran
en cuáles de sus obras como personaje o de algún otro modo?
LP:
Me divertiría ser asistente de Philip Marlowe.
Luisa Peluffo en 2016
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14: El silencio, la
gravitación de los gestos, la oscuridad, las sorpresas, la
desolación, el fervor, la intemperancia: ¿cómo te resultan?
¿Cómo recompondrías lo antes mencionado con algún criterio,
orientación o sentido?
LP:
El silencio. Me gusta.
Amo el silencio.
La gravitación de los
gestos. Siempre dicen algo los gestos, también los no gestos.
La oscuridad me daba
miedo cuando era chica.
Las sorpresas no sé
si me gustan. Todo depende.
Desolación. No quiero
desolación. Me asusta.
El fervor. Ojo con el
fervor. Lo veo cerca del fanatismo.
La intemperancia. No
me gusta.
El silencio y la
gravitación de los gestos en la oscuridad. Después la sorpresa
en medio de la desolación, alejando el estúpido fervor y la
intemperancia.
Luisa Peluffo - Su lugar de trabajo
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15:
¿A qué artistas en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad,
el ingenio, la acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías?
LP: Saki [Héctor Hugh
Munro], Silvina Ocampo, Kurt Vonnegut.
Luisa Peluffo con Laura Calvo en 2009
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16:
¿Qué apreciaciones no apreciás? ¿Qué imprecisiones preferís?...
LP: Tal vez no
aprecio las apreciaciones muy “definitivas”. La imprecisión me
transmite duda. Y prefiero la duda a la sentencia.
Luisa Peluffo con Laura Calvo en 2017
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17:
¿Viste que uno en ciertos casos quiere a personas que no valora
o valora poco, y que en otros casos valora a personas que no
quiere? ¿Esto te perturba, te entristece? ¿Cómo “lo resolvés”?
LP: No siento que
tengo que resolver nada. Cuando quiero a alguien, lo valoro y si
esa persona no está familiarizada con la literatura, me atrae
escuchar y aprender acerca de temas que desconozco.
Con Liliana Ancalao, Taty Montes y
Luciana A. Mellado en Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut,
la Argentina
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18:
¿El mundo fue, es y será
una porquería, como aproximadamente así lo afirmara Enrique
Santos Discépolo en su tango “Cambalache”?
LP: Era su opinión.
Luisa Peluffo con Luis Catenazzi, Melissa Bendersky, Sebastián
Fonseca, Verónica Merli, etc.
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19:
Por la fidelidad y
entrega a una causa o proyecto, ¿qué personas (de todos los
tiempos y de todos los ámbitos) te asombran?
LP: En este momento
los que me vienen a la mente son el Che Guevara, Vincent Van
Gogh, Martin Luther King.
Luisa Peluffo con Manuel Bendersky, Beatriz Isoldi, Inés
Legarreta, Pablo Masllorens, etc., en 2016
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20:
¿Qué te hace “reír a
mandíbula batiente”?
LP:
Los cuentos de Saki, los de
Hebe Uhart, el libro “Sin
plumas” de Woody Allen, las películas de los hermanos Coen,
Les Luthiers (en su mejor época).
Luisa Peluffo con María Rosa Lojo y Hebe Uhart en 2018
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21:
¿Cómo afrontás lo que
sea que te produzca suponerte o advertirte, en algunos aspectos
o metas, lejos de lo que para vos constituya un ideal?
LP: Es que nunca me
planteé un ideal.
Luisa Peluffo con Olga Orozco y otros escritores en 1993
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22:
El amor, la
contemplación, el dinero, la religión, la política… ¿Cómo te has
ido relacionando con esos tópicos?
LP: El amor tiene
mucho que ver con las hormonas, y es maravilloso, pero no
perdura. Puede desembocar, o no, en la amistad. En una profunda
amistad.
El dinero: No es todo,
pero ayuda.
La religión: Soy
agnóstica.
La política: Soy
agnóstica.
Luisa Peluffo con otros panelistas en Foro de la Fundación Mempo
Giardinelli en 2015
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23:
¿A qué obras artísticas —espectáculos coreográficos, films,
esculturas, música, pinturas, literatura, propuestas teatrales o
arquitectónicas, etc.— calificarías de “insufribles”?
LP: Los espectáculos
de mimo.
Luisa Peluffo con Sebastián Di Silvestro
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24:
¿Qué calle, qué
recorrido de calles, qué pequeña zona transitada en tu infancia
o en tu adolescencia recordás con mayor nostalgia o cariño, y
por qué?
LP: En la actualmente
denominada Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la calle Peña, entre
Larrea y Azcuénaga. Y Azcuénaga entre Peña y French, donde había
una panadería con los alfajorcitos de maicena más ricos que he
comido en toda mi vida, y la carbonería de Peña y French, a
donde me mandaban a comprar leña chica para encender las dos
chimeneas de mi casa.
Luisa Peluffo con su esposo, Pablo Masllorens, en 2017
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25:
¿Cómo reordenarías esta
serie?: “La visión, el
bosque, la ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el
sacrificio, el sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la
autenticidad, la muerte, el azar, el desajuste”. Digamos que
un reordenamiento, o dos. Y hasta podrías intentar, por ejemplo,
una microficción.
LP: Paso. Ya me
hiciste trabajar bastante.
Luisa Peluffo con su esposo, Pablo Masllorens
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26:
“Donde mueren las palabras” es el título de un filme de 1946,
dirigido por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño.
¿Dónde mueren las palabras?...
LP: Las palabras no
mueren. Las personas mueren.
Luisa Peluffo dictando taller en Foro de la Fundación Mempo
Giardinelli en 2015
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27:
¿Podés disfrutar de obras de artistas con los que te adviertas
en las antípodas ideológicas? ¿Pudiste en alguna época y ya no?
LP: Por supuesto que
sí, el arte es un milagro.
Luisa Peluffo participando en PechaKucha Bariloche 2014
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28:
¿Cómo te cae, cómo procesás la decepción (o lo que corresponda)
que te infiere la persona que te promete algo que a vos te
interesa —y hasta podría ser que no lo hubieras solicitado—, y
luego no sólo no cumple, sino que jamás alude a la promesa?
LP:
No confío en esas promesas. Las olvido.
Luisa Peluffo con Sebastián Di Silvestro, Javier Cattaneo, etc., en
2015
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29:
No concerniendo al área
de lo artístico, ¿a quiénes admirás?
LP:
A mucha gente. Por ejemplo, al Dr. Georgios Papanicolau, quien
salvó de la muerte a millones de mujeres al descubrir un método
indoloro y rápido de detección temprana del cáncer de cuello de
útero.
Luisa Pelufo con su esposo, Pablo Masllorens, y con la
nieta de ambos, Felisa
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30:
¿Tus pasiones te pertenecen o sos de tus pasiones?
Pasiones
y entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo, en general,
distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación?
LP: Creo que mis
pasiones me pertenecen. Y también creo que fui logrando
distinguir pasiones de entusiasmos.
Envejecer sirve.
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Luisa Peluffo con Juan José Hernández, Irma Verolín y Francisco
Madariaga en 1997
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31:
¿Qué artistas estimás que han sido alabados desmesuradamente?
LP:
Y qué importa… No pierdo tiempo en eso.
Luisa Peluffo con Bárbara Drausal en 2017
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Luisa Peluffo con Ivonne Bordelois en 2018
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32:
¿Acordarías, o algo así,
con que es, efectivamente,
“El amor, asimétrico por
naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito lindo” de
Luisa Futoransky?
LP: “Cielito lindo”
es un buen poema de Futoransky.
Luisa Peluffo con Bárbara Drausal, Verónica Merli, Carolina
Biscayart y Cristina Rafanelli en 2017
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Luisa Peluffo con Inés Legarreta, Jorge Paolantonio e Irma
Verolín
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33:
¿El amanecer, la franca
mañana, el mediodía, la hora de la siesta, el crepúsculo
vespertino, la noche plena o la madrugada?
LP:
El amanecer y la noche.
Luisa Peluffo con Carolina Biscayart en 2012
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Luisa Peluffo con Graciela Cros y Hebe Uhart
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34:
¿Qué dos o tres o cuatro
“reuniones cumbres” integradas por artistas de todos los tiempos
y de todas las artes nos propondrías?
LP: Ninguna, soy
fatal para imaginar este tipo de “eventos”.
Luisa Peluffo con Carolina Szmidt y Carlos Sánchez en 2017
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35:
Seas o no ajedrecista:
¿qué partida estás jugando ahora?...
LP:
La partida más difícil.
Luisa Peluffo con Catalina Labarca y Cristian Aliaga en 2017
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Luisa Peluffo con Catalina Labarca, Cristian Aliaga, Pablo
Bernasconi y Julián López en 2017
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Luisa Peluffo - Su escritorio
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Luisa Peluffo en 1968
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Luisa Peluffo - Foto de A. Leiva
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*
Cuestionario respondido a través del correo electrónico: en las
ciudades de Bariloche y Buenos Aires, distantes entre sí unos
1600 kilómetros, Luisa Peluffo y Rolando Revagliatti, mayo 2019.
www.revagliatti.com
https://www.clarin.com/sociedad/Mundos-intimos-chica-dio-robar_0_SJ09ABNI.html
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