Contextualizando la utopía de Paulo Freire [1][1]
Dra. Marta Raquel Zabaleta
[2][26]

 ,

"Cualquier persona que haya tenido amores verdaderos, rebeliones

reales, deseos legítimos y que además posee una gran fuerza de voluntad, sabe por experiencia propia que no necesita de ningún reaseguro externo para estar segura de sus metas: pues dicha certidumbre brota de su certeza y de su propio impulso vital".

Simone de Beauvoir, París, 1947

 

Resumen:

 

El artículo se sitúa en Chile cuando Paulo y su primera esposa, Elza Freire estuvieron allí en el exilio (1965-1969).

 

Él trabajaba remuneradamente y básicamente fuera del hogar; ella dentro de la casa y sin reconocimiento monetario. Se arguye que la orientación masculinista que primaba en casi todos discursos políticos de la época, limitó el tipo de concientización de los oprimidos para el cambio social iniciada por Paulo Freire en Brasil, y sobre lo cual reflexionó y escribió tanto en Chile. Se arguye que sin embargo de su método y de manera de enseñar se desprenden valiosas enseñanzas que tienen enorme validez en el presente.

 

Palabras claves: concientización - exilio – género – feminismo - desarrollo sustentable

 

Introducción

 

Los cientistas del Brasil, en común con los de otros países latinoamericanos, especialmente Argentina, han provisto de nuevos paradigmas a la comunidad internacional.[3][2]

 

Durante el siglo pasado fue también substantiva la contribución a la filosofía de la educación de varios pedagogos nordestinos, tales como Gilberto Freyre y Paulo Freire, de Pernambuco y Anisio Teixeira, de Bahía. Pero: ¿podrían acaso hoy los Estudios del Desarrollo y la Educación Popular seguir beneficiándose de ello? En lo que sigue, y adoptando una perspectiva feminista del desarrollo, procuro esbozar una respuesta. Para ello, elegí discutir el período con respecto al cual se han formulado mayores críticas al trabajo de Paulo Freire, por su aparente insensibilidad a las diferencias entre otro tipo de opresión que no fuera la de clase, y todo lo que ello conlleva.

 

Hay ciertos hechos que permiten partir con un ánimo auspicioso: aunque los padres hayan fallecido, dos de las hijas de los Freire, Fátima y Madalena, han proseguido desarrollando su obra; del mismo modo la hija de Anisio, Babí, está muy interesada en revitalizar la Fundação Anisio Teixeira, en Caetité.[4][3]

 

La importancia social del trabajo femenino

 

Cuando conocí a los Teixeira y a los Freire en Chile, era ya una ardiente defensora de los derechos humanos de las mujeres. Durante mi infancia, en 1947, las mujeres habían obtenido el voto en Francia y en mi país, Argentina. Las francesas tenían un portavoz femenino, Simone de Beuvoir, y también lo tenían las mujeres de las clases trabajadoras de Argentina en Eva Duarte de Perón. Ambas a su vez, y aunque por distintos motivos, desconfiaban de las feministas, de acuerdo con sus propios escritos de esa época, aunque por motivos distintos. Las mujeres crecíamos en América Latina con herencias ideológicas feministas o no, pero transplantadas desde Europa y USA. Mi generación careció completamente de alguien que supiera articular nuestras necesidades en cuanto mujeres en un todo coherente con reinvindicaciones emancipadoras y liberadoras.

 

Joven, soltera y sin hijos por entonces, viviendo en Chile por elección voluntaria, mi conocimiento de los problemas derivados de la combinación de carrera profesional y matrimonio, más la maternidad, más el exilio, más el uso de una lengua extranjera, era por entonces reducido y claramente teórico. No obstante, había leído bastante de lo que había para leer: trabajos clásicos, tales como los de Bebel, John Stuart Mill, Levy-Strauss y repetidamente el de Beauvior acerca de la condición y situación de las mujeres en el mundo, El Segundo Sexo, aparecido en Francia en 1949. Como los autores clásicos del marxismo ortodoxo, Marx y Engels, creía en la necesidad de desarrollar una sociedad socialista para terminar con todas las opresiones: una sociedad adonde hombres y mujeres iban a ser, pues, todos iguales.

 

Como ellos, creía que era un pre-requisito indispensable para la emancipación de la mujer tener un trabajo fuera de la casa y ojalá bien pagado, de manera de garantirse la independencia de toda forma de tiranía familiar. Sabía bien que eso en sí mismo sólo era posible, además, para aquellas mujeres suficientemente privilegiadas por su extracción de clase como para tener una muy buena educación formal. Sabía que las mujeres que gozaban de gran fama artística podían alcanzar altos grados de independencia personal, y observaba que en ambos casos necesitaban tener además ayuda doméstica: mucha y muy buena.

 

Por tanto, propiciaba, siguiendo las ideas de las primeras mujeres peronistas de Argentina, que el estado debía reconocer el valor de cambio del trabajo doméstico, y que se le debía retribuir acorde a su enorme contribución a la economía nacional,[5][4] a lo que agregaba que su entrenamiento profesional debía ser prioridad nacional, que ninguna tarea debería serle negada, y que las trabajadoras domésticas se debían autoasociar para reclamar con cierta posibilidad de éxito sus derechos laborales mínimos al estado y recibir sueldos igualitarios con los hombres en tareas de la misma importancia social, etc.

 

También y de acuerdo con S. de Beauvoir, estaba consciente de que el grado de libertad personal que se requiere para triunfar profesionalmente en la carrera elegida cuando se nace hembra, no es en principio compatible con la maternidad ni con las demás demandas usuales de los sistemas de familia y demás herramientas de socialización genérica de los modernos estados-nación.

 

En mi opinión, siempre y cuando todas las demás circunstancias sociales que condicionaban la vida femenina permanecieran igual, en suma, la especie humana estaba condenada a la deshumanización y los recursos naturales iban a seguir siendo salvajemente expoliados por las economías del este o del oeste, de sur a norte. La educación de las mujeres, o sea, más de la mitad de la humanidad que ha estado siempre subordinada, era un requisito sine qua non para cualquier forma más justa de civilización que todas las existentes. Sin mujeres con una conciencia feminista revolucionaria, pensaba, todo cambio social daría como resultado reformulaciones de la explotación y la opresión de la mayoría de las mujeres y los hombres por uno minoría dominante de hombres extremadamente poderosos y sus familias.

 

La obra autobiográfica y los recientes viajes de Simone de Beauvoir por Brasil y Cuba posrevolucionaria; sus fotos con el economista alternativo Che Guevara; el saberla respetada como una autoridad en asuntos femeninos por muchos grupos o gobiernos socialistas, la habían convertido en un modelo digno de ser latinoamericanizado. Su vida mostraba que ceder a las expectativas cifradas en ella por ser mujer, era ajustarse al ideal femenino pequeñoburgués del Siglo XIX y formas parasitarias de feminidad. Es decir, casarse muy poco después de la presentación en sociedad - cerca de 15 años -, con alguien que fuese además 'un buen partido' y adquirir vía el contrato civil y el derecho comercial, un marido, hijos, muebles y una casa en propiedad.

 

Ideal aquel que era claramente incompatible con la liberación de las mujeres de nuestro continente de sus muchas cadenas, lo que se requería eran primero cambios substantivos en las economías latinoamericanas en beneficio de los oprimidos, más de la mitad de los cuales eran mujeres. Todo aquello requería en mi opinión, el abandono de las teorías del crecimiento por etapas y/o del modelo desarrollista propiciado por entonces por CEPAL. Dicho abandono, pensaba, no significaría para las mujeres nada que perder: ninguna de esas teorías concedía un lugar a la mujer en el desarrollo. A su vez, los nuevos debates que explicaban el subdesarrollo del capitalismo periférico dependiente, modo de producción dominante en América Latina, podrían tal vez ofrecer nuevas posibilidades, siempre y cuando se propusiesen cambios realmente revolucionarios, tendientes a convertir a cada ser humano en el responsable de su propia vida y permitiéndole el control de su existencia plena.[6][5]

 

Entusiasmado al comprobar tamaña pasión por poner en práctica ideas libertarias y utópicas, así como mi dedicación temprana al estudio y la docencia popular y a la universitaria, Anisio Teixeira me habló también con gran entusiasmo de los principios que le inspiraron la Escola Parque, un proyecto innovador que había creado en la ciudad del Salvador, Bahia, alrededor de 1950. Esas conversaciones sembraron definitivamente mi interés en Bahía. O sea, comencé a autoaprender con él en Chile, como lo haría después con Freire, ideas que desde entonces han caracterizado - a despecho de mis propias limitaciones - mi propia práctica educativa, dentro y fuera de la cátedra universitaria.

 

Mejor que enseñar es motivar la creatividad; saber enseñar supone saber cómo incentivar la imaginación, ayudando a canalizar los talentos individuales, propiciando la libertad en materia de temas a investigar y bibliografía a consultar; nada puede ni debe reemplazar la experiencia personal que la alumna o el alumno aportan a la clase; enseñar es una práctica permanente de aprendizaje del saber de los demás. Hay pocos placeres como ver a los estudiantes cortar los hilos de dependencia: verlos volar.

 

¿Una generación perdida?

 

Mi memoria de Teixeira- lo mismo que la de Freire- quedó para siempre asociada con los traumas de la diáspora brasilera Asociada para siempre en mi recuerdo con los hechos posteriores al golpe en Brasil en 1964. A que fuera cancelado su contrato de Rector de la Universidad de Brasilia y a aquella 'accidental' caída que le produjo la muerte en un ascensor del edificio de Aurelio Buarque de Holanda, en 1971, cuando estaba en discusión su ingreso a la Academia Brasilera de Letras (ABL). Sin embargo, es abismante cuán poco se sabe en el resto del mundo acerca del elevado costo humano que por su sabiduría han pagado brasileros de su talla, sus familias, amigos y sus colegas, fueran esto o no exilados ellos mismos.

 

La riqueza del legado intelectual latinoamericano, argumentando con el caso de Paulo Freire, es lo que más quiero enfatizar. Es una herencia que debería inspirar el actual debate sobre la identidad ciudadana que está ahora tan de moda en círculos académicos, así como la creciente preocupación de como poder substituir el agotado modelo neo-liberal y la discusión en torno a cómo maximizar el aprovechamiento de los recursos físicos y humanos del Brasil, renovables y no renovables, de manera incluso de garantizarle un futuro sostenible a la selva amazónica, hoy tan seriamente amenazada.[7][6]

 

Este trabajo apunta a revisar la memoria histórica, en un intento de estimular el diálogo interdisciplinario entre investigadoras e investigadores de distintos continentes y nacionalidades, géneros, razas y edades, y por ende tienen también, distintas lenguas maternas, culturas, religiones, edades e ideologías diferentes.

 

Brasil: país subcontinente adonde aunque los obispos católicos se arrodillen ahora para pedir disculpas por los pecados y los errores cometidos por la Iglesia Católica al no respetar los derechos de los indios ni de los negros, las injusticias se siguen perpetuando en contra de millones. En ellos se incluyen las triplemente oprimidas y explotadas mujeres brasileras más pobres, las mujeres negras, las indias, las niñas de la calle, las que venden su cuerpo en el Pelorhino o en los desfiles de moda en patéticos encuentros internacionales de la 'belleza' del hambre prefabricado. País con muchas señoras 'bien casadas', que sin embargo están sometidas a prácticas de violencia doméstica rutinaria. País con incluso un puñado de mujeres notables, lo que mostraría de acuerdo con las páginas del VEJA, que según algunas mujeres 'no feministas radicales' en el Brasil las mujeres 'ya han ganado'.[8][7]

 

"Ninguem sabe tudo. Nos prendemos unos com os outros"

 

Hoy en día se expande en Brasil, como en todo el mundo una educación que se apoya en la 'ética del mercado', regida por el individualismo de tipo neo-liberal, la competencia despiadada y el egoísmo extremos, y que no es capaz de ofrecer alternativas viables para un desarrollo global sustentable. Las enseñanzas esenciales de Freire, los valores éticos que orientaban su utopía, podrían en cambio ayudarlo a germinar, pues él hacía de la solidaridad, de la cooperación y del amor los valores básicos de la educación. En común con de Beauvoir, Freire creía que la experiencia propia que posee cada ser adulto es irreemplazable, debe ser respetada y es el centro del cual debe expandirse el autoconocimiento del ser y de su estar en el mundo. Un educador freista no puede por definición ser un manipulador, un repartidor de recetas, un apéndice de los mercaderes de turno.

 

La importancia de la autoeducación para la nueva ciudadana o ciudadano sujetos de los cambios, el respeto por la experiencia especial que cada persona aporta a su círculo de estudios (sea este el de un grupo de iletrados o de estudiantes de doctorado) y la necesidad que cada cual tiene en ese grupo de todos los demás (incluido quien asume la responsabilidad de coordinar el grupo) debe reconocerse y facilitarse para garantizar un actuar con el sentido colectivo y amistoso que le imprimía Paulo a sus clases.

 

No es necesario entregar aquí un resumen de los principales postulados de la filosofía de la educación de Paulo Freire. Existe fácil acceso a la obra publicada por y sobre Paulo Freire, cuya diversidad y tamaño sobrepasa con mucho los límites de esta exposición. En lo que sigue, pretendo apenas, con la objetividad que provee una cierta distancia temporal de aquella nutrida herencia, encaminar mis reflexiones a repensar algunas de aquellas mismas preguntas que me formulaba durante el transcurso de sus clases, o en su oficina, o en la cocina de su casa los domingos mientras Dona Elzhina preparaba la feixoada para familia y amigos, o incluso en las fiestas que ella y Paulo preparaban; recuerdos de casi dos años en que compartí algunas de esas experiencias, poco después de la llegada al exilio en Chile de Paulo y Elza Freire.[1][8]

 

Paulo Freire: un hijo de Recife en el exilio (1965-69)[1][9]

 

Había nacido en 1921 en Recife, nos dijo el Prof. Freire en su primera clase, y a los once años se prometió dedicarse toda su vida a luchar contra las causas del hambre, de manera de evitarle a otros niños que sufrieran lo que él estaba sufriendo en esos momentos. Explicó que, habiendo descubierto que el sistema educativo -incluidas las universidades - era uno de los principales instrumentos para la mantención de la 'cultura del silencio de los desposeídos', había comenzado hacia el final de los años 40 una ecléctica praxis educacional de educación de adultos y capacitación de trabajadores, que posteriormente sistematizaría en la Universidad de Recife, al tiempo que enseñaba a leer y escribir a los iletrados de la región. Nunca aprendía tanto como cuando hablaba con los pescadores.

 

Hoy sé que llegó a ser el primer Director del Departamento de Extensión Cultural de dicha Universidad, entre 1961-64. Y que ganó reconocimiento internacional por sus experiencias de alfabetización en Angicos, Rio Grande do Norte. Pero de eso no nos habló. Explico, sin embargo, que a pesar de que su metodología era usada por muy distintos grupos en Brasil, aunque todos básicamente católicos, los poderosos la consideraban una amenaza al orden tradicional. Y que inmediatamente después del golpe de 1964, fue hecho preso por el gobierno militar durante 70 días y 70 noches. Que fue sometido a interrogatorios durante los cuales sus declaraciones le eran grabadas. Eso lo contaba para explicar por qué nadie podía usar grabadoras en su presencia. Fue esa la primera vez que me tocara escuchar a un colega hablar de haber sido torturado por sus ideas.

 

Así aprendí que, aun dos años después de sus torturas, su voz todavía se apagaba cuando se refería a tan trágica experiencia. El propósito de su prisión había sido, explicaba, el 'hacerle confesar' que había estado incitando a los campesinos a la violencia. Al respecto, sus interrogadores exponían como 'prueba' una de las láminas que usaba durante sus clases de alfabetización de adultos. En ella aparecía un hombre de campo cazando con una escopeta y apuntándole a un ave; una versión contemporánea, en suma, de las actividades de la caza y de la pesca con las que los humanos se alimentan desde el comienzo de los tiempos. No exactamente una prueba de tácticas terroristas guevaristas, como estará claro.

 

En Chile trabajó para distintas organizaciones en el contexto de la reforma agraria, como funcionario de las Naciones Unidas. En el país se había iniciado ya la experiencia populista burguesa de centro-derecha de la Democracia Cristiana, con Eduardo Frei (padre) como Presidente, y se había aprobado su proyecto de Ley de Reforma Agraria. Los aparatos económicos del estado, a través del Ministerio de Agricultura, tenían a su cargo la implementación de la misma: la Corporación de la Reforma Agraria (CORA), el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), el Instituto de Desarrollo Forestal. Otros organismos públicos y privados que actuaban como aparatos ideológicos del estado al mismo efecto eran el Instituto de Capacitación e Investigación en Reforma Agraria (ICIRA), con contrapartida de la FAO, y el Instituto de Educación Rural (IER), instrumento cultural de la Iglesia Católica.. Fue en ICIRA adonde le vi por última vez, en abril de 1968, poco después que mi contrato en el ICIRA fuera cancelado a pedido de la CIA.[1][10]

 

Cuando en 1969, Freire se trasladó a USA, la primera etapa del exilio que se cerraba con su partida de Chile había dado como frutos dos de sus más importantes escritos. La Educación como práctica de la libertad, que se publicó en portugués en 1967 y en español en 1969, encabezado por una introducción del autor que databa de la primavera de 1965, en Chile. Firmado también por el autor en Chile y en el otoño de 1969, fue publicado en español La educación del oprimido. Hoy va en su 27 edición. De los Freire pues aprendí que es posible hacer del trauma del exilio una experiencia educativa reflexiva y crítica, productiva personal y colectivamente. Pero Paulo sin Elza dudo que lo hubiera logrado. Eso es raramente reconocido, como ocurre con frecuencia con las esposas de hombres famosos, y algo que debe corregirse al menos al nivel de la investigación.[1][11]

 

¿Chile, revolución, en Libertad?

 

En Chile se había asistido en 1964 a la derrota en las urnas de la propuesta política de la derecha, con Alessandri a la cabeza, y de la coalición de izquierda, el FRAP, que había llevado como candidato al médico socialista y masón Salvador Allende. En nuevo gobierno había ganado con el lema de la 'revolución en libertad', un burdo slogan acuñado con progaganda masiva de la CIA. No obstante, la solidaridad entre los oprimidos de la ciudad se fue acentuando con el paso de los meses, y con la incapacidad del gobierno de hacer realidad sus promesas. La unión de los trabajadores rurales se extendía en los campos tomados a veces por los propios trabajadores en defensa de mejores condiciones de vida y de trabajo, o para acelerar el proceso de reforma agraria.

 

No obstante, para mi estricta mirada feminista, una gran ausencia era todavía notable en los organismos encargados de la reforma: las mujeres campesinas no eran tomadas en cuenta como sujetos de la historia. Sin embargo, en mis visitas, oficiales o políticas, a muchos fundos, observaba a y/o discutía con muchas mujeres esposas o compañeras de trabajadores que reclamaban al igual que los hombres, con el puño en alto, y generalmente con un niño en el otro brazo, algo para echarle a la cazuela, pan, casa, escuela para los hijos, y nada o casi nada para sí mismas. ¿Educación para sí mismas? Al planteárselos, apenas se sonreían.

 

Es más: la capacitación a las niñas de familias del campo que decía que les daba el Instituto de Educación Rural, IRE, privado pero con enorme subsidios del estado, organismo asesor de la Iglesia Católica, como ya he dicho, era a mi juicio deplorable. Las 'salas de clase' consistían en viejas piezas húmedas, sin color ni luz, de ex-casas patronales, adonde estas niñas cocían, tejían o bordaban. No se veían libros, ni siquiera la Biblia, por ninguna parte. Vivían pupilas, rezando varias horas al día. El IER nunca me contestó cómo se seleccionaba, parecían enfermas, vestían en uniforme descoloridos y ninguna pudo nunca mantener ni siquiera mantener unas pocas palabras conmigo. Con la actitud típica de quien está hace mucho tiempo en prisión, sonreían, miraban el piso, y sin abrirla, la sonrisa se congelaba en sus bocas.[1][12]

 

Aquel subdesarrollo cultural y humano y observar cómo vivían los hombres pobres del campo a pesar de todas las promesas hechas por el gobierno, visto desde las entrañas de los fundos precordilleranos de la zona de Nahueltoro, y cómo ello se reflejaba en la relación con las mujeres y niños pobres como ellos, fue cristalizado muy poco tiempo después en un interesante film de Miguel Littín, El Chacal de Nahueltoro (1969), basado en un hecho real que había atraído la atención nacional en 1960. Este tipo de temáticas nunca era, sin embargo, investigadas ni siquiera tangencialmente por el equipo de Freire del ICIRA ni por los otros organismos de la Reforma Agraria.

 

Una cultura tan opresiva y una estructura social tan desigual y explotadora que la mayoría de la población chilena votó en 1970 por transformarlas. Aun así, la dimensión feminista difícilmente fue escuchada. Aun por la boca del personaje llamado por la prensa 'el Chacal' por lo horrendos crímenes cometidos, destilaba su discurso la cultura patriarcal machista y marianista de una sociedad capitalista basada en jerarquías y desigualdades materiales de tipo clasista, reforzadas por prácticas discursivas sexistas y racistas: esencialmente injusta, en resumen. Mas aún: creo que la película retrató bien la cultura masculinista prevaleciente en Chile, que la dictadura militar que implantó un gobierno autoritarista extremo, no hizo más que exacerbar. Es por tanto sugerente escuchar la interpretación de los problemas de violencia contra la mujer que conlleva a su muerte, ofrecida aun mucho después por el director Miguel Littín, que empleara varios años investigando el caso del 'Chacal' antes de realizar el film: "El alcohol, la religión, las sonrisas, las leyes, la gentileza, son todo parte y herramientas del sistema para entrenar y mantener a los hombres sometidos".[1][13]

 

Bajo un gobierno obtenido con gran apoyo propagandístico financiado por la CIA, un oscuro oficial del ejército chileno, A. Pinochet fue elegido para que sigilosamente avanzara hacia el norte a reprimir con la violencia de las armas al movimiento popular que exigía mejores condiciones de vida y de trabaja, un 11 de marzo. Pero la DC también nacionalizó las mimas de cobre, el principal rubro de exportación del país. La suma de esos y otros hechos populares 'inéditos' ( pero de ninguna manera aislados en el contexto continental, adonde ya se había reprimido violentamente a los 'marginales' del campo en varios países), alertó más todavía a los organismos de seguridad, nacionales y extranjeros, que reforzaron sus operaciones en toda América Latina, como ahora empieza a ser de amplio conocimiento.

 

Muchos de los que actuaban en Chile como funcionarios o informantes de la CIA se habían entrenado por cierto en los preparativos de la invasión frustrada a Cuba, la matanza de guerrilleros en las montañas de la República Dominicana y en la preparación del golpe de estado en Brasil; otros, en fin, en la persecución que condujo a la matanza de revolucionarios en Perú y en Bolivia, como los argentinos muertos a sangre fría Tamara Bunke (Tania) Tania y Ernesto Guevara Lynch. La CIA extendía rápidamente sus viejas redes locales de información y acción en Chile, especialmente, pero no únicamente, en los sectores afectados por la reforma agraria.[1][14] Y los sectores más reaccionarios de las jerarquías católicas, los suyos. Entre los expertos católicos en población in Chile había comenzado durante los años 50 la discusión acerca del impacto de la modernización de la agricultura resultante en la expulsión de mano de obra del campo y la emergencia de sectores de 'marginales' viviendo en extrema pobreza en las afueras de las ciudades.[1][15]

 

La prensa en general, por entonces una de las más ideológicamente variada del continente, asistía a estos eventos y los presentaba desde distintos puntos de mira, otro tema apasionante que no podemos sino que mencionar al pasar. La revista Ercilla, de corte pro-DC, reportó que había un enclave de alemanes- presuntamente nazis- que se escondían en un predio no muy lejano a la capital llamado Colonia Dignidad, del que al lograr escaparse un trabajador les había informado que allí se abusaba de las mujeres y se 'pervertía' sexualmente a niños y jovenzuelos que eran mantenidos como prisioneros/esclavos sexuales. Nadie en Chile pareció tener poder, y/o interés, en ir más allá en la información, a pesar de la proximidad de la capital y de este tipo de denuncias públicas.[1][16] Un elemento más que sirve para evaluar aspectos aberrantes del poder de la derecha con conexiones neonazis en Chile.

 

Un común denominador entre los 'progresistas del mundo': la ceguera a las desigualdades genéricas.

 

En términos abstractos, se puede afirmar que la desigualdad social que surge de las relaciones entre los miembros de ambos sexos, describe un modelo caracterizado por la dominación universal social masculina y la subordinación femenina, a lo cual me he referido en otros trabajos.[1][17] Como también es sabido, dicha desigualdad genérica asume formas concretas diferenciadas en distintas regiones, de acuerdo con una serie de factores determinantes tales como la clase, la raza, el oficio o la profesión, el estado civil y el número de hijos, la preferencia sexual, la adherencia política y/o religiosa, la estructura y tamaño del cuerpo de la mujer, su edad y nacionalidad, entre otros.

 

Y sabemos que Freire no especulaba durante los sesenta acerca de temas genéricos. Que el lenguaje filosófico que había heredado era predominantemente masculinamente orientado, aun cuando era escrito por mujeres.[1][18] Realísticamente hablando, entonces, tal vez era irrealista esperar que Freire fuera, cuando trabajé con él en Chile, una excepción entre los académicos miembros de su género, como correctamente lo ha señalado Jeanne Brady.[1][19]

 

O sea, que el parámetro referencial masculino que compartían casi por igual cientistas de ambos sexos y distintas disciplinas y latitudes, de derecha y de izquierda, en el Chile de los años 60 era aceptado por Paulo Freire, desgraciadamente, al menos en su trabajo educativo formal, acríticamente. En términos filosoficos, Freire hablaba del 'hombre' como asumiendo que era una entidad existencial no diferenciada por componentes biológicos tales como los aparatos reproductivos o el color de la piel. Para Freire, no sólo todos éramos iguales en cuanto miembros de una misma especie, sino que a todos nos unificaba, en el sentido de equidad, nuestra condición de ser hijos de un mismo Dios, el católico. Según Freire, Cristo vivía en cada uno de nosotros y con eso él explicaba que todos éramos en esencia iguales.

 

¿Significaba eso que Freire era incapaz de conceptualizar notorias diferencias entre los seres humanos, excepto de las materialmente determinadas, tales como ser miembro de las clases dominantes o de las clases oprimidas, como ahora se le critica? ¿Es que su razonamiento no podía escapar a un enfoque modernista, atrapado en concepciones binarias, arropado en variantes patriarcales tales como las ofrecidas por el marxismo más dogmático de aquel período? O peor, tal vez el catolicismo más caritativo, que aunque prometía en su variante de Teología de la Liberación un escape a la pobreza, no abordaba para nada los problemas genéricos que genera la pobreza, y / o de cómo la liberación económica y cultural afectaría de manera totalmente diferente al hombre y a la mujer. Este tipo de comentarios críticos, junto a varios otros de Jeanne Brady y los mucho más elaborados de Weiler, entre otras autoras feministas, es por tanto bastante merecido.[1][20]

 

El humanismo, raíz del 'feminismo' intuitivo de Paulo Freire

 

No obstante que comprendí desde el principio la limitación existencial que su propuesta educativa contenía, debo admitir también que, a mi juicio, y en su práctica cotidiana, Freire actuaba con absoluto respeto hacia los demás seres humanos, irrestrictamente de su situación y condición genérica. Eso lo hacía bastante diferente a los hombres de su generación. También su propuesta pedagógica tenía mucho en común con ciertas propuestas feministas que se desarrollaron en los setenta, como los grupos de autoconocimiento y ayuda entre las mujeres, el respeto a las emociones, etc. En eso ya era claramente excepcional para su época. Dentro de la cultura latinoamericana, su filosofía tiene también puntos en común entre otros, con los de la primera feminista paraguaya, Serafina Dávalos, doctorada en Derecho y Ciencias Sociales con una tesis sobre el humanismo (1907), y con ciertos principios del feminismo proletario de las primeras décadas del siglo XX en Argentina.[1][21] Paulo, claro está, estaba consciente de que el hombre y la mujer no compartían una posición social de igualdad, ni siquiera cuando eran iletrados. Y luchaba por un cambio social que permitiera la igualdad de derechos de todos los seres humanos, sin distinción de razas ni de sexos.

 

Creo por tanto que es posible usar en beneficio de la concientización de las oprimidas el sentido de la moral freiriana. Y que el método de Paulo Freire puede adaptarse para apoyar a las adultas iletradas en su autoeducación, usando contenidos temáticos decididamente diferente, por ejemplo, a los usados tradicionalmente, como en la Campaña de Alfabetización de Nicaragua. Que el pasaje de adquisición de una conciencia compatible con el hacerse cada una a sí misma sujeto de su propia historia, es parte y es suma al mismo tiempo, de acciones e interacciones con otras conciencias críticas. No sólo de mujeres, sino también de hombres. La antítesis del hombre sexista es el hombre feminista, el verdadero hombre nuevo. Como lo vamos a construir, es otra cosa. Una discusión acerca de la diversidad de las posiciones feministas a ese respecto, o sea, acerca de las variantes de masculinidad, así como de la restringida concepción de agencia que domina hoy día la exposición post-modernista, es tarea urgente para orientar prácticas discursivas exitosas, como ya muchas lo intentan, pero que excede el espacio disponible.[1][22]

 

Como he dicho, Freire no iría a especular teoréticamente sobre como producir la mujer nueva ni el nuevo hombre que la complementara ni en sus clases ni en sus dos primeros libros, basados como ya dicho en su experiencia de Brasil pero repensados en Chile. Una escritura que dialécticamente incorpora entonces su experiencia de trabajo en una nueva realidad, distinta en muchos sentidos, pero no tanto en su dimensión machista. Ahora, sin embargo, es posible observar que sus primeros escritos son traducidos usando dos géneros gramaticales, el femenino y el masculino, como intento de adoptarlos a nuevas pautas culturales, lo que es de celebrar, siempre que se explicite su contexto originario.[1][23]

 

Diálogo, amor y libertad

 

Paulo Freire nunca portaba libros a sus clases. Nunca tampoco lo vi sentarse detrás de un escritorio. Nunca se quedaba parado en un círculo de cultura. Toda forma de jerarquía le era extraña. Si entraba un ladrón a su casa, como en efecto un día sucedió en la casa del barrio alto adonde vivía en Santiago, Paulo le llevaría a la cocina y le invitaría a discutir, mano a mano y cara a cara, sentado frente a un plato de comida, las razones de su conducta. Por encima de todo, hay algo que hace extremadamente difícil poner la metodología de Freire en práctica. Se puede tratar de imitarla, es claro, pero casi no conozco a nadie que haya podido practicarla como el autor lo hacía. No sólo sabía Paulo cómo tratar a todos los colegas de trabajo y a sus alumnas y alumnos como personas, sino que lograba crear con verdadera rapidez y espontaneidad la atmósfera necesaria para que otros y otras compartieran su práctica dialógica, algo que es muy difícil de lograr en una clase de adultos.

 

A mi juicio, además, enseñaba mucho mejor de lo que hablaba. Porque hablaba, como él mismo se pasaba recordándole a los iletrados, mucho mejor de lo que escribía. Y en todo caso también, porque hablaba sólo sobre lo que había hecho, lo que había vivido, lo que había observado: todo lo que luego escribía para compartirlo con más personas, según explicaba. Eso podría haber sido, entonces, sólo lo que nos quedara: sus escritos. Pero no se puede recortar tanto la realidad freiriana si se quiere aprender de sus enseñanzas. Porque Paulo propiciaba y encarnaba la relación diálogica en la que se basaba gran parte de su trabajo.

 

Varias de las críticas que se le formulan a la obra de Paulo Freire provienen de que se la trata de adaptar a condiciones y situaciones distintas de las que él conocía bien: las de su país natal. Pocos educadores son capaces, como Freire, de hacer de su trabajo un ejercicio de amor y de las teorías deducir y aplicar una praxis de libertad. Hizo de su vida una constante interrogación al mundo que le rodeaba. Él vivía con el mundo, no meramente en el mundo. Freire no era ni presumía de ser perfecto: se sabía apenas un hombre.

 

Los Freire hubieran aceptado con una sonrisa afectuosa otra nueva interpretación de cada cosa, como aceptaron todas las demás. Que como las mujeres, los hombres no nacen hombres: porque a ellos también, al igual que a las mujeres, la cultura y sus circunstancias los convierten en miembros de género sociales con reglas, roles y conductas diferenciadas. En verdaderas moléculas de una división genérica, desigual y combinada, del trabajo social, que los sistemas educativos del estado no hacen sino que reforzar. Que lo mismo ocurre con la cultura popular, excepto raras excepciones. Que la lucha no es de mujeres contra hombres, ni que el mundo va a ser cambiado sólo por hombres o sólo por mujeres. Su utopía carecía de profecías. Eso es lo que mantiene contemporánea.

 

Paulo y Elza Freire fueron, en suma, dos seres humanos fruto de un tiempo histórico determinado. Dos seres que vivieron para ser libres en aquel mundo nuevo que tanto hicieron por poder habitar. Hicieron muchos futuros al andar. Por ello, su vida y obra merecen ser más investigadas, y mucho mejor conocidas. También es necesario que nuevos ángulos se usen para analizarlas, que nuevos pensamientos críticos continúen revitalizándolas, que renazcan sus ideas en muchas otras.[1][24]

 

Paulo fue un brasilero que se convirtió en vida en tal vez el más importante educador que existiera en el mundo durante la segunda mitad del siglo XX. Pero su trabajo no puede entenderse sin remitirse a la herencia cultural de su región. La fama que alcanzó en vida fue fruto de una enorme modestia, de la sencillez con que organizaba su vida cotidiana, de su contagioso, generoso, dinámico, entretenido, variado, brillante estilo de investigación. Es de esperar que nunca se lo convierta en un mito moderno y que su pedagogía sea nunca más sea aplicada fuera de los contextos históricos específicos para los cuales la elaborara.[1][25] No conozco a nadie que haya trabajado o estudiado alguna vez cerca de Paulo Freire, que en presencia no sintiera que más que con un maestro, estaba con un amigo. Paulo y Elza Freire fueron eso: dos educadores, dos amigos, mortales pero inolvidables.

 

Referencias bibliográficas

 

BEAUVOIR, Simone. El pensamiento político de la derecha, Buenos Aires, 1963.

 

BRADY, Jeanne. Critical literacy, feminism, and a politics of representation. Politics of liberation. Paths from Freire. London, Routledge, 1994.

 

FLYNN, Peter. Brazil: five hundred years. Bulletin of Latin American Research Vol. 19, No. 2, abril 2000, p. 239-247

 

FOSTER, Penny & SUTTON, Imogen (Eds). Marta Zabaleta Hinrichsen. Daughters of de Beauvoir. Londres, Women's Press, 1989, p. 78-91.

 

FREIRE, Paulo. Pedagogy of the Opressed. New York, Penguins Books, 1993.

 

FURTER, P. Profile of educators: Paulo Freire. Prospects 15, nº 2, 1985, p. 301-310.

 

KING, John. Magical Reels: A History of Cinema in Latin América. Londres, Verso, 2000.

 

RAMONET, Ignacio. Foro Social de Porto Alegre. Le Monde Diplomatique. Buenos Aires, enero 2001, p. 40.

 

RODDICK, Jackie. SLAS Bulletin nº 66, April 2000, p. 31.

 

ZABALETA, Marta. Educación de adultos y cambio social: pedagogía y práctica educativa de Paulo Freire, Escuela de Ingeniería Agrícola, Universidad de Chile, Santiago, 1967.

 

ZABALETA, Marta. Educación popular para el cambio social: la filosofía de Paulo Freire como práctica de la libertad, Escuela de Ingeniería Forestal, Universidad de Chile, Santiago, 1968.

 

ZABALETA, Marta. Feminine Stereotypes and Roles in Argentina before and after First Lady Eva Perón. The Edwin Mellen Press, Lewiston, Queenston and Lampeter, 2000.

 

ZABALETA, Marta. La concepción educativa de Paulo Freire, Escuela de Economía y Administración, Universidad de Concepción, Concepción, 1968, mimeo.

 

ZABALETA, Marta. On The Process of Construction of a Female Social Consciousness: the Peronist Case (Argentina 1943-1955), tesis de D. Phil., Sussex University, 1989.

 

Referencias:

 

[1][1]. Basado en una ponencia presentada en un seminario durante la Conferencia Anual de la SLAS, 14-16 abril 2000, University of Hull, Inglaterra. Vayan mis agradecimientos a todos los participantes y asistentes. Muy especialmente a la Dra Sonia Cavalcanti que con extraordinario entusiasmo y su valiosa presencia lo hizo posible. Esta versión me fue inspirada por la permanente curiosidad y el espíritu crítico de mis hijos Yanina y Tomás Hinrichsen Zabaleta, y fue escrito en el deseo de que recuerden siempre las razones especiales por las cuales Paulo Freire fue parte de su pasado: que hagan de su memoria testigo del porvenir.

[1][2]. Peter Flynn, Brazil: five hundred years, en Bulletin of Latin American Research Vol. 19, No. 2, abril 2000, 239-247; Jackie Roddick, SLAS Bulletin N0 66, April 2000, Pág. 31.

[1][3]. O Globo, 29 de julio 2000, Sección Prosa y Verso, Pág. 2.

[1][4]. Para un cálculo de dicho aporte, basado en una fórmula propuesta por E Gelín, ver Marta Zabaleta, 1989.

[1][5]. Hoy sabemos que no fue así, pues ninguno de sus estrellas de los nuevos debates se preocupó tampoco del problema. Para más detalles, véase Marta Zabaleta Hinrichsen, Penny Foster & Imogen Sutton (eds) Daughters of de Beauvoir, Women's Press, Londres, (1989:78-91). Quiero también hacer notar que todavía no se acepta por parte de todo el medio académico anglosajón el uso inclusivo de la autora para referirse a las mujeres como a 'nosotras'. Es que, como lo explicara Simone tantos anos atrás, todavía nos manejamos con el lenguaje creado por los hombres. Y sería hora ya nos independizáramos.

[1][6]. Ver Ignacio Ramonet, Foro Social de Porto Alegre, Le Monde Diplomatique / El Dipló, Buenos Aires, enero 2001, Pág. 40. Es de señalar, cono todo, la extremadamente minoritaria presencia de mujeres y de ideologías feministas en un panel que se propone sin embargo cambiar al mundo; ¡hay sólo cuatro mujeres y 21 hombres! A su vez, The Guardian, 10 de enero, 2001, reporta que informes recientes dan cuenta de que será destruido el 42 % de la foresta amazónica en los próximos veinte años.

[1][7]. Véase The Guardian, Londres y Manchester, 27 de abril 2000, Pág. 16; Veja, Nov 2000; M. Zabaleta, en Revista de CEISAL, Universidad de Varsovia, No 2, en prensa.

[1][8]. Ejemplo del efecto multiplicador de sus clases, mis publicaciones dan cuenta de la entusiasta acogida que encontrarían mis apuntes y reflexiones sobre el tema, entre quienes facilitaran su aparición: mis ex-compañeros de estudios de la Escuela Latinoamericana para Graduados (ESCOLATINA) que eran docentes de la Universidad de Chile, René Parra y Eduardo Astorga Schneider y mis alumnos de la Universidad de Concepción. Véase M. Zabaleta, Educación de adultos y cambio social: pedagogía y práctica educativa de Paulo Freire, Escuela de Ingeniería Agrícola, Universidad de Chile, Santiago, 1967; Educación popular para el cambio social: la filosofía de Paulo Freire como práctica de la libertad, Escuela de Ingeniería Forestal, Universidad de Chile, Santiago, 1968; La concepción educativa de Paulo Freire, Escuela de Economía y Administración, Universidad de Concepción, Concepción, 1968, mimeo.

[1][9]. Como parte de mi trabajo de evaluación del proceso de capacitación de los líderes sindicales del Movimiento Chileno que realizara como Research Junior becada por el BID en el Instituto de Investigación y Capacitación en Reforma Agraria (ICIRA), 1966-1968, el jefe del equipo, Almino Affonso, ex- Ministro del Trabajo de Goulart exilado en Chile, me había dado como tarea asistir a los cursos en que se usara el método de Paulo Freire. Para ello, comencé dicha tarea asistiendo primero a las clases que dictaba de tiempo en tiempo el mismo Freire a distintos grupos, a pedido de los organismos del estado.

[1][10]. Por extraña coincidencia me encontraba yo luego de casi dos décadas de nuevo en América latina, enseñando en UNIFACS, (15/nov. 2000) cuando el gobierno de USA desclasificó la tercera (y última) parte de los documentos sobre las actividades de la CIA en Chile durante el periodo en cuestión. Si bien ellos confirman las peores sospechas acerca de la infiltración realizada el campo chileno durante el periodo que nos ocupa, desgraciadamente, no dicen toda la verdad, ni mucho menos.

[1][11]. En 1985, ambos recibieron el premio de Educadores Cristianos en USA.

[1][12]. De todo lo anterior no quedó constancia pública en el informe final publicado por el experto de la OIT a cargo del equipo, ex ministro del gobierno de Goulart, Almino Affonso, Movimiento Campesino Chileno, no incluyó ninguno de los datos recogidos por la autora, que estaba a cargo de la sección Capacitación de los líderes sindicales del campesinado.

[1][13]. 'Miguel Littin: Film in Allende 's Chile' in D. Georgakas y L.Rubenstein (eds), Arts, Politics, Cinema: The Cineaste Interviews, Pluto, (Londres: 1985), citado en John King, Magical Reels, A History of Cinema in Latin América, Verso, Londres-New York, (200:173 y 187, nota 10)

[1][14]. Esto ha sido ahora admitido por el propio gobierno de los Estados Unidos. Veáse por ejemplo, el informe del diario inglés The Guardian, Files Show Chilean Blood on US hands, Londres, 11 de octubre de 1999, página 12.

[1][15]. Como ha sido señalado por O'Shaughnessy, citando a Juan Garcés en su libro Soberanos e intervenidos: estrategias globales, americanos y españoles, la CIA y la Agencia para el Desarrollo Internacional ayudaron a financiar las actividades profreistas del sacerdote jesuita belga Roger Vekemans, quien empleaba unas 100 personas en el Instituto que dirigía y que costaban alrededor de 30.000.000 anuales financiar. (Pág. 31). Ver R Vekemans, La marginalidad en América Latina, DESAL, Santiago, 1969. También J. Roddick, Rio and the

creation of a Latin American & "Global Social Democratic" debate on ecologically possible futures 1972/73-1988 (Working Paper, U of Edimburgh, sin fecha), Pág. 9 y nota al pie No 23, mimeo.

[1][16]. 'Hubieron varios centros (de tortura) fuera de la ciudad, el más notorio de los cuales fue la Colonia dignidad, un gran fundo cerca de Parral, en el sur del país. Colonia Dignidad era el escondite de un grupo secreto de alemanes que enfrentaban cargos de pedofilia en Alemania pero que había resistido con éxito toda intromisión y la extradición bajo Demócratas Cristianos, Socialistas y el régimen militar por igual y durante décadas'. Hugh O'Shaughnessy, Pinochet. The politics of Torture, LAB, (Londres: 2000), Pág.. 66. Una situación que persiste, en un país adonde en el ano 2000 se realizó una concentración de mas de 10.000 sin que el gobierno hiciera mucho por evitarlo, a pesar de la permanente campana de denuncias de los organismos de derechos humanos.

[1][17]. Véase, por ejemplo, M. Zabaleta, On The Process of Construction of a Female Social Consciousness: the Peronist Case (Argentina 1943-1955), tesis de D. Phil., Sussex University, 1989, Capítulo 1. Paulo Freire, del Consejo Mundial de Iglesias, Ginebra; Solon Barraclough, ex-director Internacional del ICIRA, y Arturo O'Connell, por entonces Director de Flacso, fueron mis avales para este doctorado.

[1][18]. Freire menciona en sus trabajos escritos en Chile traducciones en español que usara al escribir sus libros, de libros escritos a su vez por de Beauvoir y Sartre durante los años 40 y 50. Por ejemplo, cita a Simone de Beauvoir, ST. El pensamiento político de la derecha, Buenos Aires, 1963, p. 34, nota al pie No 1, Capítulo 1, en Paulo Freire, Pedagogy of the Opressed, Penguins Books,1993, p.55. El pensamiento se había publicado en París en 1954.

[1][19].J Brady, Critical literacy, feminism, and a politics of representation, en Politics of liberation. Paths from Freire, P. Mclaren y C. Lankshear (edit.), Routledge, London and New York, 1994, p.143. Véase también la nota adonde ella comenta que es importante señalar que Freire reconoció más tarde, en numerosos artículos y entrevistas, que su pensamiento durante sus primeros trabajos, estaba todavía inscripto en una ideología patriarcal; una posición que no sólo el mismo llegó a repudiar, sino que además les agradeció a las feministas por haberle llamado la atención acerca de eso. Ib, nota 3, p. 152.

[1][20].Jeanne Brady, Critical literacy, feminism, and a politics of representation, in Politics of Liberation, Paths from Freire, editado por Peter L. McLaren y Colin Lankshear, Routledge, London y New York, 1994, 143-144; Katherine Weiler, Freire and a feminist pedagogy of difference, Ibidem, 12-40

[1][21]. Serafina: Humanismo, feminista paraguaya desde comienzos de siglo, Rp-CDE. Instituto de la Mujer- Solidaridad Internacional, España, Edición Facsimilar, Asunción, 1990. En esta tesis Dávalos, la primera abogada de América Latina, critica radicalmente al sistema cultural, político y jurídico de Paraguay. En 1910 el gobierno de su país le facilita la asistencia al Congreso Internacional Feminista celebrado en Buenos Aires.

[1][22]. Apunto a ayudar a construir una interpretación feminista de la manipulación política de las mujeres y de los hombres por parte de los partidos políticos nacionalistas es M. Zabaleta, Feminine Stereotypes and Roles in Argentina before and after First Lady Eva Perón, The Edwin Mellen Press, Lewiston, Queenston and Lampeter, 2000. Críticas parciales a mi interpretación en Rachel Sohiet, Algunos comentários a partir do artigo de Marta Zabaleta: O Partido Peronista Feminino: história, caracteristicas e consequencias ,Dialógos, V.04, No 4, Revista de Departamento de História, Universidade Estadual de Maringá, 2000,41-51.

[1][23]. Por ejemplo, Paulo freire, Pedagogy of the Opressed, Penguin Books, London, New York, Ringwood, Toronto y Auckland, 1993.

[1][24]. 'Many liberal and neo -liberals educators have rediscovered Freire as an alternative to the conservative domestication education that equates free market ideology with democracy. Part of the problem with some of these pseudo-critical educators is that, in the name of pedagogy of liberation, they reduce Freire's leading ideas to method', como ha explicado Donaldo Macedo en Preface to Politics of Liberation, p.xiv, 1977.

[1][25]. Hay quienes ya en vida lo consideraban un mito, por ejemplo, P. Furter, Profile of educators: Paulo Freire, en Prospects 15, No2, 301-310, 1985

[1][26]. Senior Lecturer, Latin American Studies, School of Humanities and Cultural Studies, Londres. D. Phil en Development Studies, Institute of Development Studies, Sussex University. Miembro del Grupo Asesor de CHANGE (GB). Miembro Honorario del Instituto Cultural Iberoamericano (USA). Miembro de número de la Society for Latin American Studies (SLAS), de European Women Studies in International Perspective (WISE-UE), de Women Studies Network Association (GB), Women's Radio (GB) y de la Asociación de Literatura Femenina Hispánica (USA). Ayudista de Womankind Worldwide (GB)

Dra. Marta Raquel Zabaleta