AMOR CANÍBAL
Sonó el timbre de la puerta del apartamento, Eran dos policías vestidos con sus uniformes azules, uno era alto, moreno con el pelo rizado y la piel más oscura; el otro más pequeño, rechoncho, con cabello rubio y escaso. Ly abrió la puerta y los agentes de la ley quedaron impresionados por la presencia de ese enorme hombre negro que tenían delante con los ojos inyectados en sangre y una mirada salvaje.
Somos los suboficiales Ilie Ghidovet y Vasile Tocana de la policía local
de la ciudad. Venimos porque hemos recibido una llamada desde esta casa
–dijeron los hombres, mientras
se identificaban como policías que estaban de servicio.
-Pasen, por favor – dijo Ly – Yo les llamé.
Los policías entraron y quedaron sorprendidos con lo que veían, era un
apartamento caracterizado por un lujo ostentoso, que nunca habían visto.
No habían advertido a nadie
en la casa, había muebles de madera tallados, pinturas y esculturas
valiosas, muchos espejos y candelabros además de plantas exóticas que
habían crecido como en una selva. El cuerpo blanco y perfecto de yeso
atrajo su atención sobre la diosa Venus; y la cabeza de Hefesto cubierta
abundantemente por rizos que se encontraba sobre el escritorio. Se veían
pedazos de carne y sangre esparcida por toda la habitación, sus ojos se
dirigieron instintivamente hacia una
foto de una hermosa rubia con cara de muñeca de ojos azules y piel de
porcelana que los observaba con una sonrisa franca desde un marco
situado encima de la mesita.
¿Es su esposa, Violeta? –preguntó uno de ellos para su aclaración.
-Si –respondió Ly.
- Y ahora… ¿dónde está? –preguntó entonces el otro.
Ly no dijo ninguna palabra durante un tiempo. Luego hizo un gesto con el
dedo señalándose el estómago.
La cara del policía más alto se puso blanca. Entendieron el mutismo del
hombre, que acababa de confirmar lo que había anunciado en su llamada
telefónica. Ahora estaba claro que no era ninguna broma y que el hombre
había contado lo que allí había ocurrido en realidad. El más bajito
comenzó a vomitar y se apresuró en ir al baño.
Ly, sin saber cómo, pensó en el día en que conoció a Violeta.
La primera sensación que tuvo, fue que iba a comérsela entera, que la
estaría disfrutando como si fuera un delicioso pastel, como una
aromática naranja, como un delicioso plátano africano, como una delicia
aromática, colocada encima de la mesa de un rico rey…
El policía más alto se acerco al teléfono y le preguntó:
-¿Me permite? ¿Puedo llamar? Tengo que avisara al Comandante.
- Por supuesto –respondió Ly cortésmente.
-Camarada Ciolan, soy Ghidovet, confirmo la llamada, es decir, el relato
que se hizo en la llamada telefónica.
- Hagan el informe urgente y vengan rápidamente a la sede –les dijo el
comandante- Los superiores ya están avisados.
Yo solo no puedo tomar decisiones de esta magnitud, más si se trata de
la hija del Ministro y el muchacho es un líder africano.
¡Es increíble! –Se escucho una voz gruesa- No sé cómo manejar este
asunto.
El policía más alto comenzó a escribir el informe. Su mano temblaba y
apenas la podía dominar, pero se daba prisa, no podía permanecer más
tiempo en ese lugar, tenía la sensación que debía darse correr lo más
rápido que sus pies le permitiesen.
-¿Te queda mucho para escribir? –le preguntó su compañero.
¡Vamos, Elías es más rápido!
-¡Inmediatamente, Vasile, ya falta poco!¡Termino ya!¡Ten un poco de
paciencia!
Los hombres salieron del apartamento asustados.
-¡Que hermosa era la chica! ¿Qué encontró en él? ¡Tenía dinero, lo tenía
todo! –exclamó Ghidovet- Se que él es hijo de un gran líder tribal en
África. Pero ella no necesitaba dinero, quizás necesitaba otra cosa. A
veces, por ser demasiado bueno se cometen errores ¡increíble! Creo que
fue una niña muy mimada, vivió toda su vida entre algodones, la única
hija del ministro además no era para nada tonta. Fue a la universidad.
-¡Estudiantes! –dijo Tocana- ¡No todo el mundo puede estudiar, en esta
época! ¡Tenía que ser inteligente, tener una mente de verdad! Los niños
tontos de la Securitate no ponen un pie en la universidad, solo lo hacen
si tienen ahí conocidos. La selección es muy estricta y justa, Sin
embargo, creo que podríamos encontrar a uno de nosotros –dijo Ghidovet.
-¿Qué eres chovinista? –reprendió Tocana a su colega- ¿No sabes que los
negros son más brillantes y viriles que los blancos?
-¡Pero nosotros, los rumanos también somos muy buenos!
¡No se pueden excluir! –exclamó Ghidovet.
- Sí, pero quizás la chica quería algo diferente, algo extraordinario.
¡Piénsalo! Durante toda su vida se habían cumplido todos sus deseos,
¡como una princesa mimada! –dijo Vasile- yo, por ejemplo, me conformo
con cualquier cosa, ni con la comida ni con las mujeres soy demasiado
exigente, ¡sea lo que sea!
- ¡A mí me gustan las rubias hermosas como esta! Mi prometida es linda,
pero creo que le voy a decir que se tinte el pelo, ¡le sentaría bien el
rubio platino! –dijo Elías pensativo
Tampoco está mal de castaña, como es ella –confirm Vasile - ¿Rubia?
¡Cuidado que no la pierdas! ¡si otro te la roba! Ya sabes que como
vendedora tiene muchos clientes, ¡nunca se sabe! La mía tiene la piel
más oscura, no se puede tintar de rubia ¡parecería el diablo! Pero me
gusta, tiene el pelo rizado, así no se tiene que hacer la permanente, me
sale más barato ya que no tengo que gastar en peluquería.
Ly puso su cabeza entre las manos, ahora no se podía enfrentar con su
suegro, no resistiría las tensiones. A su padre se lo conto todo y se
quedó, por supuesto, sorprendido. Sin embargo, algo en su interior, en
su corazón sabía que su padre querido lo entendía. Como siempre, cuando
su
hijo hacía alguna tontería. Era hijo de un príncipe guerrero y siempre
se le permitió cualquier cosa. Así eran las leyes de la selva. Ahora,
sin embargo, Ly estaba solo él y su conciencia.
¿Cómo voy a dormir solo esta noche, sin sentir su cuerpo entre mis
brazos, presionado contra mí, sintiendo su aliento?
–Pensó el hombre –desde que nos casamos, siempre dormíamos juntos. Un
sueño sin Violeta parece impensable. Cada noche dormíamos abrazados
después de horas de un amor salvaje. La teoría de que los polos opuestos
se atraen, quedaba plenamente demostrado en nuestro caso.
La atracción entre nosotros era explosiva, como una tormenta en el
desierto, había hecho el amor con ella sin interrupción, cuando nos
mirábamos a los ojos el uno al otro nada podía pararnos. Me sentí
atraído hacía ella desde el primer momento que la vi. Su piel blanca
delicada, su olor
a bebé, su pelo largo rubio, que me atraía con locura. Cada sílaba que
pronunciaba Violeta parecía una poción mágica, dulce, que penetraba en
mi alma y mi corazón se derritió salvaje, quería escucharla todo el
tiempo. El timbre de su voz tan melodioso, me conmovió hasta lo más
profundo de mí ser guerrero bantú.
Ly se tumbo en la cama y pensó: “En este momento, lo major que podría
pasarme sería oír su voz cristalina y tranquilizadora, todas mis
ansiedades, mis temores desaparecerían, como por arte de magia. Violeta
era tan delicada, esa sensación de impotencia que debo protegerla de
forma
permanente, para defenderla de todos los peligros. Por ella, me
enfrentaría a cualquiera, en cualquier momento…incluso arriesgaría mi
vida. ¡Cuánto me gustaba abrazarla… toda la noche…parecía que la estaba
protegiendo de algún espíritu de la noche encantado por su belleza! La
amaba con locura…nunca he amado alguna vez a una vez como a ella… y la
amo todavía… aunque tal vez nadie lo entienda. ¿Qué voy a hacer sin
ella? Desde que nos conocimos nunca nos habíamos separado. Desde que nos
casamos, todas las noches las pasamos juntos, sólo con Violeta me sentía
entero. Para mí era mi alma gemela destinada a estar siempre con ella.
¡No va a haber una como ella jamás en mi vida! ¡Todavía menos en vidas
futuras!
La atracción que sintió fue irresistible cuando la vio por primera vez
en el baile de la “Academia de Estudios Económicos”, todavía estaba viva
en su corazón, en su alma, en cada parte de su cuerpo.
Donde yo estudio, en el Politécnico, no hay chicas y las pocas que
estaban huían de mí como del diablo… ¡que tontas! ¿Cómo si fuera a
comérmelas? –Pensaba Ly- En la “A.E.E.” sin embargo estaba lleno de
chicas estudiando, ¡cada una más bella que la otra! Y menos creídas, que
las
estudiantes del Politécnico.
Entonces, apareció sobre el escenario de la sala de celebraciones
apareció Violeta declarada “Miss Academia de Estudios Económicos”, Ly
consideró que veía un ángel delcielo bajado entre los mortales, nunca
había visto una criatura tan dulce y atractiva.
“¿Se podrá fijar en mí algún día esta diosa?” –se preguntó Ly, soñador.
Cuando Violeta se deslizo en la pista de baile, Ly con una actitud
orgullosa como si atacara a una gacela en la selva y a la chica amada le
gustaba este ataque inusual. Generalmente, todo el mundo sabía quién
era, la hija del ministro, un cervatillo que tenía a su alrededor a
cachorros asustados
para que pudieran satisfacer todos sus deseos.
Sin embargo, este hombre era diferente a todos lo que había conocido,
era seguro, valiente, con un brillo en sus ojos salvajes, como un tigre
oliendo la sangre, había algo fascinante en ellos, algo especial…
La chica no lamentó para nada esta opción, el joven negro bailaba de una
forma increíble. Su movimiento casi felino, tenía elasticidad en sus
arqueos y saltos de pantera además de ágil, pero también sus extensiones
delicadas, con la finura del felino cazando antílopes por la selva
africana
como cualquier depredador. Ly tenía las manos calientes, como las arenas
africanas quemadas bajo el sol caliente y se introducía en su delicada
piel, blanca y fría, como ella la tenía.
Tenía la impresión que el corazón del hombre africano quemaba todo lo
que había a su alrededor, como los rayos del sol en el desierto. “¿Cómo
podría amar a este hombre
tan apasionado?” –se preguntó ella.
“¡El mejor estudiante del año” –le explicó a Violeta, un amigo y
compatriota de ese, que había llegado a Rumanía y por lo general lo
acompañaba dondequiera que este fuese… menos a las clases.
Pero Ba era hijo de gente pobre. El Partido Socialista lo había enviado
a estudiar a expensas del Estadoy tuvo que regresar a su país una vez
graduado en la universidad y realizado las prácticas, para trabajar. Era
de baja estatura y delicado, como los africanos extremadamente débiles,
desnutrido que se veían en los distintos programas de televisión, cuando
se ofrecían las noticias o documentales, tenía muy pocos conocimientos
de la lengua rumana y tampoco era buena en la escuela. No le atrajo en
absoluto, por suerte, Ly siempre le ayudaba. Por lo general a Ba le
gustaba
saltarse las clases.
En la universidad, cuando se estaba en clase y el maestro nombraba a Ly,
éste siempre respondía “¡Sí!”. Entonces el profesor nombraba el nombre
de Ba, que generalmente no estaba presente, y los compañeros de clase
decían en grupo
“¡Ba!” confirmando su ausencia además de bromear como si fuera un juego
de palabras que formaban a través de una respuesta.
Ly media casi dos metros, con una estructura deportiva, algunos tatuajes
que representaban su posición dentro de la comunidad que dirigía, hecho
de acuerdo con su tradición ancestral, manteniéndose desde la antigüedad
a que los descendientes no habían renunciado todavía. También hubo algo
que le hizo pensar. Él era un hombre especial, un líder, un capitán en
su forma de comportarse, la postura, la forma de abordarla…
Cuando Ly se fue a comprar una rosa roja, como la sangre y se la ofreció
a Violeta, a ello todo le parecía muy romántico… y único… el gesto
contrastaba enormemente con su figura dura, salvaje.
Ambos estaban impresionados el uno con el otro, ese sentimiento era
mutuo, amor a primera vista.
Ly estaba feliz porque finalmente era querido por su verdadero valor, de
una persona y ¡no por cualquiera! ¡La más maravillosa criatura femenina
que había visto en su vida! Una verdadera Marilyn Monroe de Rumania, en
carne y hueso, la cual, podía ver su rostro en la realidad, no en una
película o una imagen, además parecía mucho más dulce y apetecible que
las imágenes y películas…estaba para comérsela de la cabeza a los pies.
El hombre pensó que debía tratar a Violeta de la forma más delicada
posible. Estaba acostumbrado a que los estudiantes incluso los más
jóvenes entre sus compañeros de clase en el Politécnico, durante el
curso, lo habían rechazado de inmediato…siempre se asustaban de su
aspecto salvaje. Se cambiaban inmediatamente de sitio si él se acercaba
y se sentaba cerca de ellos incluso en otras ocasiones si quería charlar
un poco ni siquiera respondían a sus preguntas.
Disimulaban, como si no entendieran lo que les decía.
La actitud y la reacción de Violeta le encantó a Ly, ella no tenía
ningún complejo de hablar con un negro. Algunas persona tenían muchos
prejuicios acerca de esto, incluso había dos mitos sobre este tema; si
una mujer tenía relaciones con los negros, era considerada de inmediato
como frívola además de ser etiquetada como “mujer fácil”. Además se
decía que después de tener una relación con un hombre negro, que es por
todos conocidos, que está mejor equipado físicamente, la mujer ya no
podía tener nunca más relaciones con un blanco, porque este no podría
satisfacerla. Nadie sabe quién lanzó estas conclusiones. Pero tal vez,
precisamente, las que han experimentado esta situación, expresó estas
escusas, porque alguien ajeno no podía saber estas cosas tan íntimas.
El padre de Ly enviaba permanentemente cajas de frutas exóticas desde
Africa, ya que en Rumanía no solían encontrarse en los comercios, solo
de forma muy esporádica. Incluso Violeta, como hija de un ministro,
también le era bastante difícil conseguir estas delicias. Así Ly
consider
que sería muy romántico, si llevaba algunos plátanos de su patria natal,
un enorme coco o unas naranjas dulces y sabrosas.
Sus encuentros eran lo más románticos posibles. Los dos vivían un sueño
de hadas con los ojos abiertos, una historia de amor única. Se habían
convertido en adictos el uno del otro… no podían vivir el uno sin el
otro.
El padre de Violeta, a pesar de que en un principio se había opuesto
vehementemente al comienzo de la relación entre los jóvenes, amaba
demasiado a su hija, y por ello había
organizado una boda de acuerdo a su rango, ministro, el más alto perfil
posible bajo el régimen socialista.
Tampoco la familia de Ly estaba muy alegre con la noticia, pero no
podían desafiar el juicio de su hijo. La decisión ya estaba tomada y los
hechos consumados. Se vio delante de un hecho cumplido. Nadie podía
oponerse a su matrimonio y a un amor tan grande. Debía llegar el equipo
de criminalística para recoger muestras. No podía tocar ni arreglar nada
en el apartamento.
Debía mantenerse la escena intacta. Así se lo comunicaron.
Ly se sentía muy cansado. Se hundió en los sillones suaves de felpa y se
quedo rápidamente
dormido. Viajo junto a Violeta a su patria, a su reino en África, ¡eran
tan felices juntos! Nada podía eclipsar sus vidas por ahí. El sol ardía
con pasión en el suelo, en la vegetación y la
fauna silvestre, intensificando su amor único.
Violeta estaba fascinada por el paisaje, la naturaleza y sobre todo por
los animales africanos que la asustaban. Miraba los peligros con
inocencia, como algo imposible. Llegó sin miedo con él y con otros para
cazar, no estaba en absolute asustada por el fiero león que se le
acercaba, atraído irresistiblemente por la fragancia de su piel
delicada. Si Ly no hubiera disparado rápidamente, la mujer hubiera sido
una víctima de la mandíbula de uno de los animales más fieros, y la
impresionante serpiente que se enroscaba alrededor del árbol, a Violeta
le gustó tanto que se acercó inconscientemente a ella para admirarla,
parecía un ser de aspecto fantástico, de un cuento que había leído en su
infancia.
-Ten cuidado Violeta, una pitón no es un juguete, serías una presa
fácil. Ve con cuidado si te gusta, ¡admírala desde la distancia! –le
dijo Ly atrayendo su atención.
- ¡Pero, qué bonita es! ¡No me canso de mirarla! –dijo la mujer,
fascinada por el reptil.
Allí en la selva africana, parecía una diosa del bosque, que entendía y
amaba el milagro de la naturaleza, como sí siempre hubiera vivido en
medio de ella. Era la princesa de los árboles seculares, la princesa de
antílopes y cebras, la princesa más bella de los feroces leones y la
reina de la gigantesca jirafa.
Desde alguno de los arbustos llegó un extraño lloriqueo y Violeta
instintivamente se dirigió en esa dirección. Descubrió sorprendida,
enredado entre las ramas y las hojas de bordes adherentes un pequeño
león. “La que atacó era la leona, defendía a su bebe” –pensó. Y tomo al
pequeño león
en sus brazos. A partir de ese momento se convirtió en su mejor amigo,
el más cercano del continente africano.
Para Violeta las noches africanas parecían mágicas, verdaderas de la
naturaleza. Vivió la experiencia como en un cuento… todo parecía tan
romántico… En brazos de Ly admiraba
la inmensidad del azul grisáceo con reflejos rojos en el cielo y
escuchando el sonido único de la misteriosa selva africana, traspasada
ocasionalmente por un aullido que lejos de parecer espeluznante, al
contrario armonizaba a la perfección con el continente salvaje.
De repente Ly sintió el calor de las enormes llamas, que barrían la
vegetación circundante. Los animales huían asustados, el fuego les
rodeo. ¡Cuidado! Se apresuró a apagar las llamas que se extendieron por
la ropa y el pelo de Violeta.
Ly despertó asustado. ¡Todo había parecido tan real! Las llamas, el
humo, el fuego y el miedo…un miedo increíble. -“No estoy en África, pero
hubiera sido mejor si nos hubiéramos
quedado allí” –pensó el hombre.
En Rumanía, se había sentido alguna vez frustrado. En la calle, en el
transporte público, era observado con rareza, su aspecto era extraño. Y
en cualquier lugar de la tierra, era muy difícil luchar contra los
prejuicios. La gente lo esquivaba, se cambiaban de silla donde él estaba
sentado a su lado en el metro o en el tranvía. Los estudiantes no
hablaban con él, lo evitaban como si fuera la peste. No tenía relaciones
con mujeres si no era pagando. Tenía dinero en abundancia. Sólo su padre
estaba en su país natal, era una de las personas más importantes del
Estado. El problema más doloroso era que la prostitución estaba
prohibida en el país y debía de respetar la ley tal y como estaba
redactada. Al vivir en un país socialista, no había gente en el paro,
todos la gente tenía trabajo.
Siendo el socialismo, no eran parados, todos personas trabajar, había
asegurado el trabajo,
excepto las casadas de las mujeres con maridos que trabahan.
Todas las mujeres iban a trabajar, y trabajan porque
se ha asegurado el trabajo.Si
una persona se encuentra sin trabajo, era llevada de inmediato a la
milicia y enviada a trabajar. Así, las mujeres que habían realizado esta
actividad en muy pocas ocasiones y la practicaban lejos de los ojos de
las autoridades, así que Ly tenía que pagar mucho dinero para conseguir
a una mujer.
-“¡Las mujeres rumanas son hermosas! –Pensó Ly - ¡Pero Violeta es la más
maravillosa de todas ellas…o mejor dicho, lo era! Ella era la única que
le gustaba y además me admiraba, sin ningún interés, sin sentirse
atraída por mi dinero, mi posición. Porque ella tenía suficiente dinero.
Su padre, el ministro, podría comprarle lo que ella quisiera… Por
supuesto dentro del límite que proporcionaba el régimen socialista que
no permitía ni por la seguridad la ostentación de un lujo ostentosos,
indecente”.”Lo más hermoso víspera de Año Nuevo la pase con Violeta y su
grupo
de amigos” – recordaba Ly.
El complejo era precioso tanto en invierno como en verano. Tenía bosques
dibujados de cuentos fascinantes, de cuentos de hadas de Andersen, tenía
la impresión de que los árboles podía aparecer en cualquier momento un
hada mágica, un alegre elfo del bosque o incluso una bruja feroz Baba.
“Estábamos instalados en el hotel más lujoso de la ciudad, pero también
había otros lugares excelentes. La fiesta de Año Nuevo fue fantástica.
El menú me gustó, aunque era imposible servirse de todo lo que había en
la mesa: aperitivos, carne de cerdo a la barbacoa y pavo asado, comí
truchas al horno con sellos con sabor adecuado y por supuesto pastel de
chocolate con crema, profiteroles, ensalada de frutas y creps con
mermelada exótica”.
Con el grupo de Violeta, gracias a su juventud se divirtió y bailó
locamente toda la noche.
La segunda noche en el local se organizo un carnaval para la ocasión.
“Debido a que no habíamos preparado ropa para una ocasión como esta,
Violeta y yo intercambiamos la ropa. Era la única manera en que podíamos
participar Ensanche las costuras de su vestido de gala, casi las rompí,
creo que no se lo puso más desde ese momento. Era mucho más delgada que
yo” –recordaba Ly.
-“Pero, ¡Cuánto me gustó el concurso de baile! Teníamos que bailar,
sosteniendo una cuchara en la boca mientras aguantábamos un huevo. ¡Qué
divertido! El huevo no debía caer durante el baile, que consistía en una
mezcla de canciones de ritmos diferentes, desde el delicado vals al
tango romántico, pasando por la samba salvaje, la salsa, el zorro…me
levanté finalmente”.
Los días que estuvieron en esa localidad, dormían pocas horas en la
noche, después de la cena en el restaurante, que cerraba a las once en
punto, según lo permitido por el regimen socialista, se iban a una de
las habitaciones del hotel y jugaban a las cartas toda la noche. Todo el
grupo fumaba excepto Violeta. Probó también para cumplir con los demás,
pero solo fumaba cigarrillos. De vez en cuando Ly y Violeta desaparecían
en su habitación.
-¿Qué hacíais allí? –preguntaron sus amigos cuando regresaron.
Mientras, todo realizaban lo que habían utilizado durante las
actividades que hacía el grupo, de vez en cuando, las parejas de
enamorados desaparecían a menudo y nadie preguntaba por ellos, ni
siquiera en broma.
En los siguientes días visitando los bosques y los manantiales en su
mayoría sulfúricos. El hielo transparente que envolvía las hojas y ramas
de árboles de diferentes configuraciones que ofrecían a los espectadores
un espectáculo increíble, irreal. Los ríos, con formaciones de
estalactitas
y estalagmitas, resultado del hielo alrededor del agua era encantador.
El hecho de que no estaban solos, era beneficioso.
Al caminar por el bosque tranquilo en invierno, no se puede hacer a no
ser que se vaya en grupo, a no ser que surja un imprevisto ante algún
acontecimiento desagradable.
Un día se organizó un paseo por el lago cerca de la estación.
El paseo por el bosque era agradable, aunque hacía mucho frío, además el
lago congelado tenía su propio encanto, aunque no se parecía a los que
conocía en África, ni la apariencia ni la vegetación que lo rodeaban.
Ly y Violeta se casaron a finales de abril, el Ministro, el padre de la
chica fue el encargado de que su boda fuese hermosa y lujosa, dentro de
los límites permitidos por el régimen.
Entonces, los jóvenes se dirigieron inmediatamente al mar, pero no
estaban solos, el grupo de Violeta también llegó, fue algo agradable con
los amigos. Los estudiantes no les molestaban y no se aburrían en
absoluto, podían divertirse todo el tiempo.
Entonces Ly, vio un mar diferente al de su patria. En mayo, no podía
bañarse en él, la temperatura era demasiado baja, pero el paisaje marino
se podía admirar durante el descanso.
La extensión del agua ejercía su atracción de una manera irresistible
dondequiera que estuviera. Cada mar tenía sus encantos, en cada momento
existía un encanto único.
El mar durante el primero de mayo se convirtió en un recurso para
estudiantes, la tierra de la eterna juventud, muchos de los que estaban
entre los primeros de la clase recibieron entradas gratis de la Unión de
la Juventud Comunista. Desde la entrada a la ciudad se podían escuchar
los últimos compases musicales, las famosas canciones.
Los jóvenes moviendo sus cuerpos rítmicamente, donde quiera que
estuvieran, en la calle, la playa, la estación o cualquier lugar.
Ly durante el primer año en la Universidad Politécnica, no solicitó la
entrada gratis. “Habrá más facilidades para los pobres” –Pensó él.
Compró las entradas para Violeta y para él, en la misma fila que el
grupo de amigos, solo para complacerla. Los amigos de la chica no lo
admiraban mucho, incluso lo echaban y se burlaban de él cuando no
estaban a su lado. Pero Ly nunca los sorprendió haciéndolo. Los toleró
por Violeta, además quería que fuera totalmente feliz, que no le faltase
nada, como siempre, en su infancia y adolescencia cuando su padre
cumplía todos sus deseos. No quería que Violeta se arrepintiese nunca de
haberse casado con él.
Había transcurrido un año desde su matrimonio, un año maravilloso, sin
problemas.
En Pascua fueron invitados a la fiesta, pero sin embargo, trajo una
desgracia a la familia. A pesar de que todo el mundo no iba a la
iglesia, todas las discotecas estaban abiertas, había una función
permanente esa noche.
El segundo día de Pascua, Ly recordaba que estaba con el grupo de amigos
de Violeta. Ella era el alma de la fiesta.
Todos los hombres se sentían atraídos por la delicadeza y la alegría de
ella.
Todos los ojos estaban fijos en ella, cuando bailaba, cuando contaba
algo, cuando sonreía…todos pensaban que podia ser suya. Eso le
preocupaba a Ly, aunque sabía que Violeta
no buscaría a otro hombre que no fuera él. Sólo lo amaba a él. Tenía
plena confianza en ella. Sin embargo, aquellas miradas con ojos
nerviosos, lo tenía loco… como si todo el mundo quisiera a su esposa. En
África, no habría sucedido esto… pero aquí en Europa…
El cansancio del baile continuo desde la discoteca, en la noche de
Pascua, la música atronadora que dejaba a todo el mundo sordo y la
fiesta final había sido fatal…de repente sintió que no era él, Ly el
actual, era completamente otro, en otra vida anterior, en la misteriosa
selva africana, donde era un guerrero salvaje sin miedo a su tribu, sus
costumbres y rituales heredado de sus antepasados…
Era como beber una poción que traía la locura. Y todas sus
frustraciones, a continuación, otorgados a la pobre Violeta, cuando
llegaron a su apartamento en la Plaza Romana.
La tomó en sus brazos con fuerza, la besó con pasión en los labios,
alcanzaron sus pechos, fragantes, redondos como naranjas. Y entonces los
mordió fuerte, con sus dientes fuertes y extremadamente blancos. La
mujer gritó de dolor. Instintivamente, para calmarla le mordió en el
cuello, en la vena yugular. Esto fue solo el comienzo. La fiesta donde
estuvo presente despertó en él, su parte salvaje, imposible de parar. No
se podía controlar. Como si no fuera él. Parecía que estaba en otra
vida, desde otro tiempo, una época en la cual lo que estaba haciendo
ahora, parecía totalmente normal. Sentía que lo había hecho otras veces,
aunque no había engullido carne tan blanca y dulce…era la primera vez
que disfrutaba. La fragancia y el sabor de la carne y la sangre lo
hicieron actuar como un león hambriento, que es duro con su presa…como
un animal sanguinario, no había nada de humano en él. Se dio cuenta de
lo que había hecho, sólo cuando era demasiado tarde. Como si despertara
de una pesadilla. “No he sido yo quien lo ha hecho”-pensó Ly. “Violeta
lo era todo para mi, era la mujer de mi vida, no podría jamás hacerle
daño. Y, sin embargo, ¿qué es lo que sucedió? Él la amaba y ella estaba
locamente enamorada de él. Lucharon con todos por él. Con su severo
padre, el ministro, con su madre, con los organismos de seguridad, que
no habían visto con buenos ojos esta unión… la iniquidad de sus colegas,
amigos celosos, las bromas de sus amigos. Y él, como premio, la castigó
por la decisión tomada. Ella, Violeta pago el amor por él con su sangre.
El primero que supo que hizo Ly, era su padre, a quien llamó
inmediatamente.
-Te dije que no iba a salir bien, te dije que te casases con una de
nuestras mujeres, una mujer negra, como se ha hecho siempre en nuestra
familia. Déjame que lo arregle, te voy a sacar de esta desgracia, te
espero en breve en el país, sal de ahí lo más rápido posible. El padre
de Violeta la amaba mucho y es capaz de cometer un asesinato por ella.
¡Cómo yo haría si a ti te sucediera algo malo! –dijo el hombre.
Estoy esperando la decisión de las autoridades y simplemente no puedo
irme ahora –dijo Ly – He llamado a la policía para anunciarles lo que ha
pasado.
En un primer momento la policía escucho la conversación, no podían dar
crédito a lo que escuchaban. Pensaron que era una broma. A causa de la
Seguridad, que lo controlaba todo, los crímenes ocurrían muy raramente y
además eran castigados severamente por la ley.
Sonó el timbre de la puerta y luego golpearon la puerta.
Ly abrió la puerta y había dos hombres vestidos elegantemente y serios.
Somos de Seguridad, el Sr. Facalet y Codeata. Por favor, haga el
equipaje urgentemente, tenemos la orden de acompañarle al aeropuerto,
aquí tiene el billete de avión, el pasaporte y el visado. Una vez en el
avión rumbo a África y haya salido de aquí no podrá volver nunca más
–dijo uno
de ellos – Y así no tendrá problemas.
Ly tenía el equipaje preparado, “así que esta es la decisión” –pensó –
“no voy a estar encerrado”.
Probablemente porque quieren mantener las relaciones diplomáticas sin
problemas. Debido a esto fue puesto en libertad sin dar publicidad al
caso… “Ly pensaba continuamente en ello, pero a Violeta la amaba como a
nadie, y como tal, no podría amar a ninguna otra mujer en la vida.
Además mantendría un profundo dolor en el alma pensando en ella. Tal vez
la tierra milagrosamente de África, su gente, le daría la fuerza
necesaria para seguir adelante,me ayudaran a superar este amargo sufrimiento…”.
Dr. Cornelia Păun Heinzel Del libro "El cartero nunca más llama dos veces" o "Sueños ... sueños ... sueños" / “Poştaşul nu mai sună de două ori" sau "Visuri… visuri… visuri…"
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