Mentando a Julio
por Rolando Revagliatti
Yo andaría en mis
18 años cuando asistí a un espectáculo poético cuyo único
intérprete era el poeta Julio Huasi, porteño, nacido en 1935 y
suicidado en 1988. Hasta donde me consta, algunos de sus
poemarios editados entre 1959 y 1985, son: “Sonata popular en
Buenos Aires”, “Yanquería”, “Los increíbles”, “Sangral América”,
“Asesinaciones”, “Matria
mía azul”, “Comparancias”. Y es en 1958 cuando obtiene el premio
de poesía en el Concurso Literario organizado por el Consejo
Argentino de la Paz, cuyo jurado integraban Atilio Dabini, el
premio Nobel Miguel Ángel Asturias, María Rosa Oliver, Bernardo
Verbitzky y Raúl González Tuñón, del cual transcribo unas
líneas: “...intención
crítica, ironía, tras la aparente baladronada juvenil. Es
posible que algunas palabras vulgaricen la frase poética, rocen
el mal gusto (...) Esto no supone que no sean lógicas cuando
ambiente y forma las justifique, les asigne un valor funcional”.
En el “Nacional”
de Caracas afirmaba el pope cubano Nicolás Guillén que Huasi era
el único poeta a quien le cabía en plenitud la denominación,
hace varios lustros, todavía prestigiosa, de juglar.
Coincido con quien
asentaba que Huasi provenía de una tradición de grandes voces
líricas –como Carriego, José Portogalo, Nicolás Olivari-. Y que
su poética está plagada de hallazgos. Funda
humanería,
estrellea,
tragibundo,
gardelaire,
contramor, etc.
Su admirador en
Francia, Julio Cortázar, le escribió en noviembre del ’81:
“Querido tocayo: (...) Te
imaginás lo que siento al leer “Asesinaciones”, lo que puede
sentir un argentino ante cada uno de esos poemas. Y digo cada
uno porque es así, porque no hay ni uno sólo que salga de esa
línea espantosamente lúcida (...) ¿Quiénes entenderán esto, a
partir del título que ya es un salto en lo nuevo? ¿Quiénes
tendrán el coraje de sacarse los pantalones del cerebro y los
calzoncillos de la tradición para ver cómo lo estás metiendo en
una dimensión diferente?” Y poco más de un año después desde
Managua, le escribió:
“Querido tocayo: (le dije a)
que tu libro era para mí el más importante libro de poesía
argentina de todos estos últimos años, ya que el avance que
hacías en él, en el terreno de la escritura y la desescritura
tenía un tal alcance (...) sin hablar de los incapaces de
acercársete ni de lejos a ese nivel de poesía”.
Texto publicado
originariamente en la
columna “El Elegido” de la Revista de Poesía “La Guacha” Nº 14,
agosto 2001, de la ciudad de Buenos Aires, la Argentina.
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