EL ARTE DE HENRY MILLER

 (extracto)

 

                                  

  Traducción : Raúl Racedo

 

 

 

En 1934 Henry Millar tenía  cuarenta años y viviendo en París  publica su primer libro

En 1961 finalmente fue publicado en  su tierra nativa donde rápidamente se transformó en un best seller y a causa de esto en una celebridad.

 

 Hasta ahora las aguas han corrido tan turbias debido a las controversias de la censura  acerca de  pornografía y obscenidad  pero de esto nada habla el libro en sí.

 

Nada nuevo, por supuesto. Como D H Lawrence, Henry Miller proverbialmente se ha convertido en una leyenda. Aclamado por críticos y artistas, venerado por peregrinos, emulado por beatniks, él representa por sobre todas las cosas  el culto al héroe – o al villano- por todos aquellos que lo ven como una amenaza para el orden y la ley.

 

El podría ser descripto como un héroe popular, un vagabundo o profeta; el exiliado, el muchacho de Brooklyn que marchó a París  cuando todo el mundo se iba a casa; el bohemio hambriento  durante la gravedad  de la creatividad artística en América y , en los últimos años la zaga de Big Sur .

 

Toda su vida se encuentra escrita en  una serie de  narrativas picaresca pautada en la primera persona del presente histórico: sus tempranos años en Brooklyn en “Black Spring” , la lucha por encontrarse a sí mismo en “Trópico de Capricorn” durante  los 20s del siglo veinte, los tres volúmenes de “The Rosy Crucifixion”  y  sus aventuras en París en “Tropic of  Cancer”.

 

 

En 1939 fue a Grecia a visitar a Lawrence Durrell; su estancia  ahí proveyó las bases de lo que luego se conocería como “The Colossus of Maroussi”.

 

Cortado por la guerra  y forzado a regresar a América, llevó a cabo una odisea que duró un año en “The Air –Conditioned  Nightmare”

 

En 1944 se asentó en un lugar vacío y  extenso  de la costa de California, llevando la vida que describe en “Big Sur and the Oranges of Hieronymus Bosch.

 

 Ahora éste nombre ha hecho de Big Sur el centro del peregrinaje y Henry se ha ido de ahí pues se encuentra nuevamente en movimiento.

 

A los setenta  se ve más como un monje budista que se ha tragado un canario. Él inmediatamente impresiona por su humor y calidez humana.

 

A pesar de su  cabeza calva con su halo de pelo blanco, nada hay de viejo en él. Si figura, sorprendentemente liviana, es la de un hombre joven; todos sus gestos y movimientos son jóvenes.

 

Su voz es tranquila, mágicamente cautivante y suave. Resonante, pero de bajos tranquilos,  con una gran gama de modulaciones.

 

No desconoce lo que parece ser  su embrujo.

 

Su habla es la de un brooklynense, pero modificada; frecuentemente puntualizada por pausas retóricas como 

“¿ Ves?”  y “Ya sabés” ; arrastradas por una serie de ruidos disminuidos y reflexivos: “ Ya, ya. Hummmm. Ya, ya, ya”

 

Esta entrevista tuvo lugar en Londres, septiembre de 1961.

 

George Wickes - 1962

 

 

 

 

 

 

 

 

                        ENTREVISTA

 

 

 

- Antes de todo: ¿Podrías explicar como te va con tu negocio de escritor? ¿Afilás el lápiz como Hemingway o cualquier cosa  comienza a hacer andar el motor?

 

H M – No, nada de eso. Generalmente comienzo a trabajar luego del desayuno. Me siento frente a la máquina. Si me encuentro incapacitado para  escribir, renuncio. Pero no hay nada pautado.

 

- ¿Hay cierto momento en el día,  ciertos días que trabajás mejor que otros?

 

H M – Ahora prefiero la mañana, pero solo por dos o tres horas. En el principio acostumbraba a trabajar  desde la medianoche hasta antes del amanecer, pero esto fue en el comienzo.

 

Aun antes de marchar a París, me di cuenta  que era mucho mejor trabajar en la mañana.  Pero entonces acostumbraba a trabajar muchas horas. Ahora trabajo en la mañana. Tomo una corta siesta después del almuerzo, me levanto y vuelvo a escribir.

Creo que no es necesario trabajar tanto. De hecho, es malo. Vaciás el reservorio.

 

- ¿Podrías decir que escribís rápidamente? Perlés dice   en “ My Friend Henry Miller”que  eras el tipeador más rápido que conoció.

 

H M – Mucha gente dice eso .Hago un gran ruido cuando escribo. Supongo que escribo rápidamente por un rato, pero cuando me confundo puedo gastar una hora en solo una página. Pero esto es raro porque cuando me doy cuenta que estoy  atascado, atravieso de un salto la dificultad y continúo. Regreso otro día, cuando estoy refrescado.

 

- ¿Cuánto tiempo dirías que tomaste para escribir uno de tus recientes libros una vez que lo comenzaste?

 

H M – No puedo responder. No puedo predecir cuanto tiempo me llevará escribir un libro: sobre todo ahora, cuando debo salir para hacer algo. Por eso no puedo decirlo. Hay algo falso en eso de  tomar los datos tirados por el autor cuando él dice que comenzó y termino en tal periodo de tiempo un libro.

 

Eso no significa que él estuvo escribiendo el libro durante éste tiempo.  Tomado Sexus y tomada  la totalidad de Rosy Crucifixion. Pienso que comencé en 1940. Y todavía estoy en ello.  Bueno, me parece absurdo decir que estuve trabajando en eso todo el tiempo. Por  años, pensé demasiadas veces en esto. Así que ¿cómo puedo hablarte acerca de eso?

 

 

- Sé que rescribiste Tropic of Cancer varias veces, y éste trabajo probablemente te dio más problemas que cualquier otro pero, por supuesto, era el principio. Entonces, también estaba preguntándome, escribir ¿ahora se volvió bastante  fácil para vos?

 

H M –Creo que esa pregunta no tiene sentido ¿cuál es la importancia de cuanto tiempo lleva escribir un libro?  Si le hubieras hecho esta pregunta a Simenon, te habría dicho  algo preciso. Creo que a él le lleva de cuatro a siete semanas. Él sabe contarlas.  Usualmente sus libros tienen cierta longitud .

 

- ¿Editas inmediatamente  o haces  muchos cambios?

 

H M – Esto también varía en gran manera. Mientras trabajo, nunca  reviso ni corrijo. Podría decirse que  escribo algo, lo dejo descansar por un tiempo – tal vez un mes o dos – y después vuelvo a mirarlo con otros ojos. Entonces es cuando le doy  un tiempo especial a  ése escrito. Una vez leído, vuelvo a trabajarlo pero esta vez con el hacha. Pero no siempre es así.

 

- ¿Cómo hacés para revisarlo?

 

H M – Cuando lo reviso uso una lapicera para hacer los cambios. Generalmente tacho pero también inserto cosas. El manuscrito se ve maravilloso después de todo eso, como uno de Balzac. Entonces rescribo y en el proceso de rescribirlo  hago más cambios. Prefiero rescribirlo a todo yo mismo, porque mientras pienso puedo ir haciendo todos los cambios que quiera. El solo acto mecánico de tocar la tecla de la máquina de escribir afila mis pensamientos y me encuentro a mí mismo revisando mientras doy por finalizada la cosa.

 

- ¿Querés decir que algo va ocurriendo entre vos y la máquina?

 

H M – Sí. De alguna manera la máquina actúa como estimulante; es una cosa cooperativa.

 

- En el libro “In My Life”, decís que la mayoría de pintores y escritores trabajan  en una posición escasamente confortable ¿Pensás  que esto ayuda?

 

H M – Sí. Creo que de algún modo  la ultima cosa en la que piensa un escritor  o cualquier artista cuando se encuentra trabajando es en la confortabilidad.

Quizá la incomodidad  sea una porción de ayuda, un estímulo. Los hombres que pueden permitirse trabajar bajo mejores condiciones a menudo escogen trabajar bajo condiciones miserables.

 

- ¿Esa incomodidad no puede ser algunas veces psicológicas? Tomemos el caso de Dostoievski.

 

H M – Bueno, no sé. Reconozco que Dostoievski siempre estaba en un estado miserable, pero no podés decir que elegía la incomodidad. No. Dudo seriamente de eso.

No pienso que  alguien elija esas cosas. A menos que sea inconsciente. Pienso que muchos escritores tienen lo que vos podés llamar una naturaleza demoníaca. Siempre están en problemas. Y no solo porque están escribiendo o escriben, pero esto es así en todos los aspectos de su vida: matrimonio, amor, negocios, dinero. Todo. Todas las cosas van atadas juntas. Todo forma parte del mismo paquete. La personalidad creativa es un aspecto. No toda la personalidad creativa se encuentra en tal situación, pero alguna parte sí lo está.

 

 

- En uno de tus libros hablás de ser casi poseído, de tener una especie de canal abierto en vos ¿ cómo es este proceso de trabajo?

 

 

H M – Bueno, esto pasa únicamente en raras ocasiones. Alguien se apodera de vos y vos copiás lo que ése ser  te dice.

 

Esto ocurrió con mayor intensidad con el trabajo sobre D H Lawrence – un trabajo que nunca finalicé  porque estaba pensando en muchas cosas.

Mirá, pienso que es malo pensar. Un escritor no debería pensar tanto. Pero éste es un trabajo que requiere pensar. No me siento muy bien cuando pienso. Trabajo en lugares muy profundos y cuando escribo, bueno exactamente no sé  qué va a pasar.

 

Sé qué quiero escribir, pero no le doy mucha importancia a cómo decirlo. Pero en éste libro peleaba con algunas ideas. Algunas tenían forma y significado; otras eran cualquier cosa. Estuve en esto alrededor de dos años. Estaba saturado. También obsesionado pero no podía soltarlo. NI siquiera podía dormir. Bueno – como te digo –la posesión fue mucho más fuerte en éste libro. Pero de igual modo ocurrió con  Capricorn. Y con partes de otros libros. Pienso que el pasaje se destaca. No sé si otros se dan cuenta.

 

 

- ¿Es  ése el pasaje al que llamás cadencia?

 

H M – Sí, he usado esa expresión. El pasaje al cual me refiero es tumultuoso: las palabras caen una  sobre la otra. Puedo seguir en forma indefinida. Por supuesto, pienso que es una de las formas en la que uno puede escribir todo el tiempo. Aquí es donde podés ver toda la diferencia – la gran diferencia – entre el pensamiento del Este y del Oeste, así como  comportamiento y disciplina.

Si un artista Zen va haciendo algo, él ha tenido una larga preparación en  disciplina y meditación. Un pensamiento profundamente tranquilo que se transforma en no-pensamiento; silencio, vacío y algo más-él puede estar así  por meses o por años.

Entonces, cuando él comienza su trabajo, lo hace como un rayo, porque es lo que quiere, porque de ése modo es perfecto.

Bueno, pienso que éste es el camino que todo el arte debería recorrer. Pero ¿quién lo hace? Lidiamos con vidas que son contrarias a nuestra profesión.

 

 

- ¿El espadachín del Zen es  un condicionante  particular   que el escritor debe atravesar?

 

H M - Desde luego pero ¿quien lo hace? Aunque el escritor lo atraviese o no, todo artista se disciplina a sí mismo y se condiciona de una manera u otra. Cada hombre tiene su propio camino. Después de todo, muchos escritos son realizados lejos de la máquina de escribir,  así como del escritorio. Yo digo que esto ocurre en la tranquilidad, en momentos silenciosos, mientras estás caminando o afeitándote o jugando un juego o lo que sea.

 

También cuando estás hablando con alguien sobre cosas que no estas vitalmente interesado. Si estás trabajando, tu mente  está trabajando, con éste problema en la parte posterior de tu cabeza.

 

Entonces, cuando tomás tu maquina de escribir, es solo una mera  materia relacionada con la transferencia

 

- Recién dijiste que algo dentro tuyo  quiere asumir el control.

 

 

H M – Por supuesto. Esucháme ¿quienes escriben  los grandes libros?  No somos nosotros quienes firmamos ¿Qué es un artista? Es un hombre que tiene una antena, quien conoce cómo enganchar las corrientes que  están  en la atmósfera, en el cosmos.

 Él simplemente  tuvo la facilidad de engancharlos tal como eran. ¿Qué es lo original?

Todo lo que hacemos, todo lo que pensamos, existe inmediatamente, y solo somos intermediarios, esto es todo; hacemos uso de lo que está en el aire. ¿Porqué hay ideas?

¿Porqué hay  grandes científicos  descubriendo lo que ocurre en distintas partes del mundo al mismo tiempo?

 

 Lo mismo es la verdad de los elementos que van a realizar un poema una gran novela o una gran obra de arte. Ellos están ya en el aire, no les han sido dadas voces, eso es todo. Necesitan al hombre, al intérprete que los traiga al frente. Bueno, esto también es verdad, por supuesto, que algunos hombres se encuentran  adelantados a su tiempo.

 

Pero al día de hoy yo no creo que los artistas sean quienes están mucho más adelantados en el tiempo que los hombres de ciencia. Los artistas se aíslan, su imaginación  no se mantiene ni  a un paso de  la de los hombres de ciencia.

 

 

 

 

 

- ¿Cómo anotás el hecho de que ciertos hombres son creativos? Angus Wilson dice que los artistas escriben debido a un cierto tipo de trauma y que usan su arte como terapia para superar la neurosis.

 

Aldous Uxley -por otro lado -tranquilamente toma el punto de vista opuesto y dice que los escritores son fundamentalmente  sanos y que si ellos sufren alguna clase de neurosis esto les añadiría una desventaja como escritor.

¿ Tenés alguna opinión al respecto?

 

H M – Creo que varía con cada escritor. Pienso que no podés hacer este tipo de declaraciones tomando a los escritores como un todo. Después de todo es un hombre como lo otros hombres; puede que sea neurótico o puede que no.

 

Quiero decir que su neurosis, o lo que sea que ellos digan que lo produce, se encuentra “  rodeada por una conjunción planetaria: mapas topográficos de la región y monumentos y calles y cementerios. Por otro lado, existe una influencia fatal de algunos campos – de acuerdo con el tipo. Eventos Mayores. Ideas Dominantes. Modelos psicológicos. La escritura no es representativa de la personalidad del escritor.

 

Creo que hay cosas muchas más misteriosa que ésta y nunca traté de poner mi dedos en ellas. Me parece que el hombre es una antena. Si realmente sabe lo que ha sido, será muy humilde. Se reconocerá a sí mismo como un hombre que posee cierta facultad que le ha sido destinada para ponerla al servicio de otros.

No hay nada para estar orgulloso pues su nombre significa nada. Su ego tambien es nada. Él solo es un instrumento en una larga procesión.

 

¿- ¿ Cuándo te diste cuenta que tenías esta facultad?

¿ Al comenzar a escribir?

 

 

H M – Debe haber comenzado mientras me encontraba trabajando para la Western Union. Esto ocurrió exactamente cuando, a cualquier precio, escribí el primer libro.

 

Escribí otras cositas por ésa época. Pero la cosa real ocurrió después de renunciar a la Western Union en 1924. Cuando decidí que sería un escritor y  me dediqué a ello completamente.

 

- Esto significa que pasaron diez años antes de que apareciera publicado Tropic of Cancer.

 

H M – Sí, tanto como eso. Además de otras cosas escribí dos o tres novelas durante ése tiempo. Verdaderamente escribí dos antes de escribir “Tropic...”

 

 

- ¿Podrías decirme algo acerca de éste periodo?

 

 

H M – Dije bastante acerca de esto en The Rosy Crucifixión. También en Sexus, Plexus y Nexus; todas novelas de ése periodo. Pero debe haber mucho más de ello en la segunda mitad de Nexus. He dicho todo acerca de mis tribulaciones durante ése periodo – mi vida física, mis dificultades. Trabajé como un perro al mismo tiempo. ¿ Que más puedo decir? Estaba en una niebla. No sabía lo que hacía. No podía ver  lo que recibía.

 

Suponía que estaba trabajando en una novela, escribiendo la gran novela, pero de hecho no estaba yendo hacia ningún lado. A veces no escribía mas que tres o cuatro líneas al día. Mi esposa volvía tarde en la noche a casa y me preguntaba “ bueno ¿ cómo va eso?” (Nunca la dejé ver lo que había en la máquina. Yo le decía “ Oh, está yendo maravillosamente.” “Bueno¿ dónde estas ahora?”

 

 De todas esas páginas que supuestamente había escrito, quizás escribiera tres o cuatro, pero yo hablaba como si hubieran sido cien o ciento cincuenta. Podía seguir hablando acerca de lo que hacía: de componer la novela como le decía a ella .Y ella podía escuchar y alentarme sabiendo malditamente bien que yo estaba mintiendo. Al día siguiente ella volvía y decía “Cuál es la parte que hablabas el otro día, ¿ cómo sigue eso? Y esto era una mentira, ya sabés, un invento entre los dos.

 

 

 

                              The Art of Fiction No. 28

 

                            Interviewed by George Wickes

                                    Summer-Fall 1962

 

(c) Traducción : Raúl Racedo

 

 

 

 

 

   THE HENRY MILLER ART- (inglés)