Todo sucedió por primera vez
El día cuatro de abril es un día memorable y glorioso, en el que tiene
lugar un cumpleaños de algún ser querido y, sobre todo, ocurrió lo que
nunca pasó. Todo sucedió por primera vez.
Las últimas dos horas de la noche son las mejores, porque son las más
profundas del sueño; así que estuvo durmiendo en profundidad, a pesar de
ello pudo escuchar el timbre de su teléfono, aunque tenía el sonido muy
bajo. No dudó en levantarse, pensando que podría ser un mensaje de un
ser especial.
¿Por qué tuvo esta sensación? Puede que fuera el deseo que le movía para
conocer quién quería comunicarse con él a esas horas. Pero, ¿qué
síntomas tiene el deseo?
Se levantó con pereza por el sueño, pero con ánimo cogió el teléfono,
encendió la luz, y empezó a leer.
Era la primera vez que algo así ocurría; se quedó atónito al leer el
mensaje: “Cuando mi día termina, tú amaneces; sin embargo, yo pienso en
ti, en cómo será tu día en el hospital. Sí, mientras yo duermo, tú estás
solito, y si me sientes que estoy a tu lado para estar contigo. Te
extrañé mucho(=Te
he echado mucho de menos).
Te quiero, amor. Un beso en tus labios. Disculpa si te despierto”.
Cerró los ojos, pensando en algo importante, y volvió a leer el mensaje
dos veces más. Sentía como burbujas dentro, igual que el agua que está
hirviendo, o mejor dicho, como una olla exprés; su corazón latía con
fuerza, y se preguntó: ¿las burbujas son síntomas de amor o solo del
deseo?
Buscó su otro teléfono, desde el que podía llamar, puesto que el
terminal en el que había recibido el mensaje estaba sin saldo. Lo buscó
pero no lo encontró, y se dijo a sí mismo: “Seguramente lo olvidé en el
coche”. Se puso rápidamente la cazadora, el abrigo y la bufanda encima
del pijama y salió a la calle. ¿Un poco ridículo y extraño? Jamás antes
había hecho algo parecido en su vida. Era la primera vez que salía en
pijama fuera de su casa.
Estaba medio oscuro, nublado y húmedo, con muchas gotas de rocío que
habían mojado las hojas de las flores que estaban en las jardineras de
los balcones y en los patios de las casas bajas.
Por primera vez, salió a la calle en el Puente de Vallecas, en una hora
tan intempestiva, buscando su coche. Esta vez, sabía –no como en otras
ocasiones– dónde estaba su coche. Tardó unos 15 minutos hasta llegar al
lugar donde lo había dejado aparcado.
Efectivamente, había dejado su otro teléfono en el coche. Lo cogió y
efectuó una llamada al mismo número del mensaje que había recibido. Solo
lo dejó sonar dos o tres veces, para no molestar a la familia de la
persona a la que llamaba, aunque tenía ganas de otras cosas, por lo
menos, de oír su voz.
Se quedó con las ganas de mandarle un mensaje, pero lo desestimó, porque
ya le había mandado varios mensajes, y nunca llegaron a Camagüey en
Cuba.
¿Cómo dos personas se quieren sin verse? ¿Es un deseo de conocerse el
uno al otro, o amor platónico? Hoy en día no existe amor platónico,
¿verdad? Ni mucho menos. ¿No será una nueva aventura del Facebook?
Volvió a casa conduciendo, y allí empezó la tarea diaria: hacer algunos
ejercicios de gimnasia, desayunar, afeitarse, ducharse, y escuchar las
noticias, mientras se vestía.
Y cuando estaba a punto de salir de casa, se dio cuenta de la hora, era
una hora y media antes de lo previsto diariamente, pero no paró. Cogió
las llaves de la casa y salió hacia el hospital.
Al llegar al Hospital de Día ubicado en el Infanta Leonor, había poco
personal y escasos pacientes para extracciones de la sangre y múltiples
pruebas, así que le tocó el número uno.
El trabajo empezaba en el hospital, a las ocho de la mañana. Fue el
primero en entrar para realizarse una serie de pruebas.
Como aun le quedaba mucho tiempo, se fue a desayunar. En el restaurante
del hospital, mientras estaba desayunando, esperando dos consultas (la
primera a las 11.30 para la Hematología, como cada jueves, y, la segunda
a las 12.00 h para Otorrinolaringología), se puso a escribir este cuento
real, en el que todo ocurrió por primera vez.
Y a este cuento, decidió añadirle otros mensajes que había recibido,
hasta la fecha de hoy, que son:
En 28-3-2013, dice: “Mi amor, estoy probando esta opción, si te llega,
pf. (Por favor) timbrame (llámame), que tengas buenas noches, ojala
pudiera ¿sorplenderte? (sorprenderte) en estar a tu lado amor, mil
besos”.
Otro en 29-3-2013: “Mi amor estoy en casa y te pienso (pienso en ti), te
envío un beso cálido en tus labios, y siento mucha necesidad de ti, te
quiero, cuídate amor”.
En 1-4-2013: “tengo problemas de conex. (Conexión), espero estés bien,
un abrazo y un beso”.
Cada día visita su muro en el Facebook, no para vigilarla sino para oler
el perfume de su alma a través de sus palabras, notó que la lista de sus
amistades se engorda cada día más, que son 341 amigos.
Le escribió lo siguiente: “Por favor, elige: ¿Tus amigos o yo?”.
Ella le respondió después de varios días en forma de comerciante: “ahora
yo te pregunto: ¿cuál es tu propuesta para que yo pueda decidir?.. ¿Qué
me ofreces?”.
No tardó en contestarla: “Te amé, hasta el punto de hacerme daño... Tú
no mereces este gran amor, ni te interesa, sino lo que buscas aventuras
pasajeras e interés materiales”.
Y añade “aunque no te lo había dicho, el objetivo de este amor
maravilloso y lindo mío es salvarte del infierno y ayudar en todo lo
puede a tu familia. Llevo tiempo planeando todo: he comprado un piso de
140 m., con todo nuevo, pensando en ti y tu hijo, hablé con un amigo
para facilitarme la invitación tuya y yo estaba a punto de mandarte el
dinero para que hagas el pasaporte y más tarde el pasaje del avión.
Prueba de esto, puedes preguntar a tu amiga. Adiós para siempre”.
Dr. Jasim Alubudi
Madrid a 8-4-2013
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